Meditación
La meditación es un ejercicio mental que entrena la atención y la consciencia. Su propósito suele ser frenar la reactividad ante los pensamientos y sentimientos negativos propios, los cuales, aunque pueden ser angustiantes y molestos y robarse nuestra atención de un momento al otro, son invariablemente pasajeros.
Contenido
Es imposible que hagamos desaparecer nuestros pensamientos, usualmente, mientras más intentamos reprimirlos, más fuertes se vuelven. Pero practicar la meditación puede ayudar a despejar el ruido de la mente. Estudios han encontrado que meditar por tan poco como 10 minutos incrementa las ondas alfa del cerebro (asociadas con la relajación) y reduce la ansiedad y la depresión.
Se sabe que la meditación aumenta la concentración, reduce el estrés y promueve la tranquilidad. También puede ayudar a las personas a reconocer y aceptar sus emociones negativas, especialmente cuando se combina con prácticas de consciencia plena que mantienen a las personas experimentando el presente. Puede ser particularmente efectiva cuando quien medita tiene apoyo social, como una configuración grupal estructurada o con ayuda de un amigo o familiar.
En la meditación de consciencia plena, uno vuelve su atención hacia un solo punto de referencia, como la respiración propia o las sensaciones corporales, o una palabra o frase conocida como mantra. Esta práctica ha demostrado ser útil para reducir las distracciones y el hábito de engancharse con ciertos pensamientos, hacer que parezca más fácil dejar ir los pensamientos negativos automáticos y promover un mayor disfrute del momento presente. La meditación de amor-amabilidad dirige el enfoque hacia desarrollar sentimientos de buena voluntad, amabilidad y calidez hacia otros. Puede ayudar a impulsar la empatía y la compasión, y evitar las respuestas cargadas hacia pensamientos negativos.
La meditación actúa en áreas del cerebro que modulan al sistema nervioso autónomo, que gobierna funciones como la digestión y la presión sanguínea, funciones que se ven sumamente afectadas por el estrés crónico. Se ha encontrado que mediante sus efectos psicológicos la meditación puede contrarrestar los padecimientos cardíacos, el dolor crónico y otras condiciones. También es valiosa para mejorar la regulación emocional.
La meditación no requiere que alguien se deshaga de sus pensamientos, algo que ni siquiera es posible. Aunque meditar puede ser relajante, también puede ser agotador tanto física como mentalmente entrenarse a uno mismo a enfocarse de manera distinta. La gente tiende a creer que meditar es una actividad solitaria, pero puede ser igual de benéfico en un ambiente grupal. Y las personas con frecuencia creen que no son capaces de meditar, pero la realidad es que no hay maneras erróneas de meditar y solo intentarlo puede generar cambios positivos.
Para las personas que tienen problemas con su regulación emocional en general, o con diagnósticos psiquiátricos específicos, la meditación puede ser una manera de evitar los monólogos internos negativos que de otra manera son difíciles de ignorar. La meditación ayuda a brindar un colchón emocional, dándole al individuo un tiempo para reflexionar antes de caer en la negatividad o de actuar de maneras impulsivas. Como resultado, la meditación se ha vuelto una prescripción común para las condiciones de salud mental.
La mayor parte de las técnicas de meditación están diseñadas para reducir las posibilidades de distracción y promover el enfoque y disfrute en el momento presente. Muchas formas de meditación requieren que uno enfoque su atención en un solo punto de referencia. Puede involucrar enfocarse en la respiración, en las sensaciones corporales o en una palabra o frase, conocido como mantra. La meditación exitosa toma en consideración tanto los estados físicos como internos.
Es común que los pensamientos de las personas divaguen durante la meditación, especialmente cuando apenas se está empezando. Intentar dejar de pensar por completo es inútil y suele servir para intensificar pensamientos no deseados. En su lugar, la clave es notar cuando la mente empieza a divagar y devolver la atención gentilmente de vuelta a la práctica de meditación.
La meditación involucra un enfoque elevado en el momento presente y eso puede ser desconcertante. Muchos principiantes empiezan con sesiones cortas de tres a cinco minutos cada una y van incrementando el tiempo que pasan meditando. La duración de la meditación es menos importante que la consistencia con la práctica, muchos practicantes están de acuerdo con que se pueden notar los resultados con solo 10 minutos cada día.
Contrario a la imagen de un meditador sentado con las piernas cruzadas, los ojos cerrados y cantando "Ohm", hay muchas maneras de meditar que no requieren estar perfectamente quietos. Algunos de los estilos más comunes incluyen meditación caminando, meditación en movimiento o incluso meditar mientras se llevan a cabo las actividades del día a día. La meditación puede y debe adaptarse para beneficiar a quien la practica.