Felicidad y Salud
La salud y la felicidad son dos pilares básicos en los que la mayoría de las personas coinciden en que constituyen una buena vida. Y los dos resultan estar más entrelazados de lo que uno podría pensar. La cuestión de si una causa la otra o si las dos solo están correlacionadas es difícil de separar, pero no hay duda de que existe una conexión fuerte.
Los investigadores han establecido conexiones entre la felicidad y aspectos más específicos de la salud, como la respuesta inmune en respuesta a un virus o la duración de nuestras vidas en última instancia.
Es difícil distinguir la dirección entre la salud y la felicidad. ¿Una persona feliz también tiene mejor atención médica y relaciones más fuertes, lo que beneficia su salud? ¿Lidiar con una enfermedad crónica empeora constantemente el estado de ánimo? Los investigadores tienen como objetivo encontrar respuesta a estas preguntas, pero la dirección siempre será difícil de predecir con certeza.
La felicidad se asocia con una serie de beneficios para la salud física, como una presión arterial más baja, un menor riesgo de accidentes cerebrovasculares, un sistema inmunológico más fuerte e incluso una vida más larga. Las emociones positivas también están relacionadas con un menor riesgo de lesiones en adultos jóvenes y fragilidad en adultos mayores.
Sí, la felicidad está correlacionada con una vida más larga. En promedio, las personas que reportan sentir una sensación más fuerte de felicidad y bienestar viven más tiempo, que aquellas que reportan sentimientos más débiles, y el efecto aplica tanto para hombres como para mujeres.
La felicidad está vinculada a tener un sistema inmunológico fuerte, que ayuda a prevenir enfermedades y hace que los síntomas sean menos graves. Por ejemplo, en un grupo de personas expuestas al virus de la gripe, aquellas que generalmente habían reportado emociones más positivas tenían menos probabilidades de enfermarse. Lo mismo ocurrió para las personas cuya felicidad fue impulsada intencionalmente antes de la exposición al virus.
Hay algunas ideas diferentes para explicar cómo la felicidad beneficia la salud. Una es que las emociones positivas conducen a comportamientos y cambios positivos, como el ejercicio, el sueño, una dieta nutritiva, relaciones de apoyo y habilidades de afrontamiento. Otra es que las emociones positivas funcionan para disminuir el estrés y el daño que puede hacer en el cuerpo.
No hay evidencia de que una intervención de felicidad pueda curar enfermedades o acelerar el tiempo de recuperación. Pero las intervenciones de psicología positiva pueden ayudar a reducir los síntomas de la depresión. También pueden ayudar a mejorar la salud mental y la satisfacción con la vida.
La salud y la felicidad se superponen ampliamente, pero también hay formas más limitadas en las que la salud puede aumentar el bienestar. Los alimentos que consumimos, el ejercicio que hacemos y las enfermedades que enfrentamos juegan un papel.
Hay varias teorías de por qué la salud puede conducir a la felicidad. Algunas investigaciones sugieren que cuando las personas se cuidan mejor, se sienten más felices. Algunas investigaciones sugieren que las personas que son más saludables solo tienen una perspectiva más positiva. Otras investigaciones sugieren que un factor subyacente, tales como la genética o de la personalidad contribuye a ambos.
El ejercicio impulsa al cuerpo a producir endorfinas y encefalinas, hormonas que alivian el dolor y aumentan el placer. Estos químicos son responsables de la sensación de un "pasón de corredor”. El ejercicio también aleja nuestro enfoque de las preocupaciones actuales y el diálogo interno dañino y nos lleva a pasar tiempo afuera o con otros.
Cada vez más investigaciones muestran una relación importante entre el intestino y el cerebro. Ciertos alimentos pueden fortalecer los microbios intestinales que apoyan la salud mental, como el pescado, que es alto en ácidos grasos omega-3, y las verduras, que son altas en fibra.
El dolor crónico o la enfermedad pueden tener un alto costo en el bienestar. Las personas pueden luchar con el estrés de navegar constantemente por el sistema de salud para un diagnóstico o tratamiento. Pueden tener miedo de cómo cambiará su vida, en términos de relaciones o carrera, y enfrentar presión financiera. Pueden llorar por piezas de su vida que se alteran o se pierden.
Las personas que enfrentan una enfermedad en curso pueden practicar la autocompasión, la atención plena y la ecuanimidad para manejar su felicidad y salud mental. La autocompasión puede prevenir el diálogo interno dañino y la autoculpa; y la atención plena puede aliviar a las personas de pensamientos estresantes de dolor y enfermedad al traerlas al momento presente.