Por qué importan las relaciones
El amor es una de las emociones más profundas conocidas por los seres humanos. Hay muchos tipos de amor, pero muchas personas buscan su expresión en una relación romántica con una pareja compatible (o parejas). Para estos individuos, las relaciones románticas comprenden uno de los aspectos más significativos de la vida, y son una fuente de realización profunda.
Si bien la necesidad de conexión humana parece ser innata, se aprende la capacidad de formar relaciones amorosas y saludables. Alguna evidencia sugiere que la capacidad de formar una relación estable comienza a formarse en la infancia, en las primeras experiencias de un niño con un cuidador que satisface de manera confiable las necesidades del bebé de alimentos, cuidado, calor, protección, estimulación y contacto social. Esas relaciones no son el destino, pero en la teoría establecen patrones profundamente arraigados de relación con los demás. Sin embargo, el final de una relación es a menudo una fuente de gran angustia psicológica
Mantener una relación sólida requiere cuidado y comunicación constantes, y se ha demostrado que ciertos rasgos son especialmente importantes para fomentar relaciones saludables. Cada individuo debe, para empezar, sentirse seguro de que su pareja está dispuesta a dedicar tiempo y atención al otro. Ambos deben comprometerse también a tener en cuenta sus diferencias, aun cuando éstas cambien con el tiempo.
En el siglo 21, las buenas relaciones generalmente están marcadas por la equidad emocional y física, particularmente en la distribución de las tareas necesarias para mantener un hogar. Las parejas en relaciones fuertes también se sienten agradecidas el uno por el otro, proporcionan y reciben afecto abiertamente y participan en discusiones honestas sobre el sexo.
En las buenas relaciones, las parejas se ofrecen el beneficio de la duda, lo que crea una sensación de estar en el mismo equipo. Este sentimiento, mantenido a largo plazo, puede ayudar a las parejas a superar los desafíos que inevitablemente enfrentarán juntos.
Encontrar una pareja con quien compartir una vida es un proceso maravilloso pero a menudo difícil. Ya sea que se realice en línea o en persona, la búsqueda probablemente empujará a un individuo a entornos desconocidos para encontrar parejas potenciales. Para tener éxito, a menudo es necesario salir de la zona de confort.
Determinar si una persona en particular es adecuada como pareja potencial, y si una conexión refleja un enamoramiento temporal o un amor verdadero, puede ser un desafío, pero la investigación sugiere que hay pistas reveladoras en el comportamiento.
Un indicador posiblemente contraintuitivo de una coincidencia potencial es el sentido de uno mismo. Alguien que sería un buen compañero puede empujar a un individuo a descubrir nuevas actividades o creencias que expanden su propio concepto de sí mismo. Otro significante temprano puede ser el estrés: interactuar repetidamente con alguien cuya impresión nos importa profundamente puede alimentar la ansiedad. Otros indicadores positivos incluyen estar muy motivado para ver a la persona e invertir una cantidad significativa de tiempo, emoción y energía en la relación en ciernes.
Cada relación representa un salto de fe para al menos uno de los dos, e incluso en las parejas más felices, los mismos rasgos que una vez los atrajeron el uno al otro pueden eventualmente convertirse en molestias que los separan. Adquirir las habilidades para hacer que una conexión dure es un trabajo duro, y las amenazas pueden surgir sin previo aviso. En las relaciones casuales a corto plazo, ninguno de los dos puede ver un futuro verdaderamente viable a largo plazo juntos, pero a menudo solo uno toma acción, en algunos casos fantaseando con el otro, saliendo de sus vidas sin comunicación alguna, ni siquiera un mensaje de texto.
Para algunas parejas, la infidelidad es tanto la primera como la última gota, pero un número sorprendente de relaciones sobrevive a la traición, algunas solo para alterar su conexión por amenazas cotidianas como una pérdida de interés en la intimidad física, o una disminución de los sentimientos positivos a raíz de la crítica constante, el desprecio o la actitud defensiva. Incluso permanecer juntos durante décadas no es garantía de que una pareja permanezca conectada: la tasa de divorcio para parejas mayores de 50 años se ha duplicado desde 1990.
Algunas personas pueden dejar un matrimonio de años e instantáneamente sentirse aliviadas. Para otros, el final de una relación que duró solo unas pocas citas puede desencadenar un trauma emocional que perdura durante años. Sin embargo, sin importar cómo se desarrolle una relación puede ser un factor de estrés importante con un efecto en el ego y la autoestima que no puede ser ignorado.