Síndrome de Charles Bonnet
El síndrome de Charles Bonnet es una afección en la que una persona con mala visión experimenta alucinaciones visuales o ve cosas que no existen. Ocurre en personas que han perdido una parte importante de la vista debido a degeneración macular relacionada con la edad, retinitis pigmentosa, glaucoma u otras afecciones que afectan la visión. También puede surgir después de una cirugía de cataratas o después de un derrame cerebral. El síndrome de Charles Bonnet no se debe a demencia, psicosis u otros problemas de salud mental, aunque algunos que experimentan estas alucinaciones pueden dudar en compartirlas con otros por temor a que indiquen un deterioro cognitivo.
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El síndrome de Charles Bonnet lleva el nombre del naturalista y filósofo del siglo XVIII Charles Bonnet, quien identificó por primera vez la afección en su abuelo anciano. El síntoma principal del síndrome de Charles Bonnet son las alucinaciones visuales, aunque la naturaleza exacta de estas alucinaciones puede variar.
Algunas personas pueden ver patrones repetidos de líneas o formas, mientras que otras pueden ver objetos más concretos, incluidos rostros de personas, animales o árboles. Las imágenes pueden ser estacionarias o moverse. Algunas personas han informado que sus alucinaciones aparecen en blanco y negro, aunque este no ocurre en todos los casos. Otros informan que los objetos que ven parecen en miniatura o más pequeños de lo normal; por ejemplo, pueden ver personas que parecen medir sólo un pie de altura; estas alucinaciones específicas se denominan “alucinaciones liliputienses”.
Las alucinaciones causadas por el síndrome de Charles Bonnet pueden durar desde unos pocos segundos hasta unas pocas horas. Las alucinaciones son sólo visuales; no afectan el oído, el olfato ni ningún otro sentido.
En general, las personas con síndrome de Charles Bonnet son muy conscientes de que lo que ven no es real. Sin embargo, es posible que no compartan que tienen alucinaciones, ni siquiera con sus proveedores de atención médica, porque no quieren que otros piensen que son mentalmente inestables.
La causa exacta del síndrome de Charles Bonnet no se comprende del todo, pero muchos expertos teorizan que la falta de estimulación visual puede hacer que el cerebro compense creando alucinaciones: el cerebro compensa la pérdida de imágenes creando las suyas propias. Este fenómeno puede estar relacionado con otros tipos de privación sensorial, que pueden desencadenar alucinaciones similares.
El síndrome de Charles Bonnet afecta principalmente a adultos mayores de 65 años, con una pérdida significativa de visión; los adultos mayores de 80 años corren un mayor riesgo. Además, el aislamiento social y pasar tiempo en ambientes oscuros pueden aumentar la probabilidad de que alguien con pérdida de visión experimente alucinaciones visuales.
Un proveedor de atención médica evaluará la vista, la capacidad cognitiva y el historial médico del paciente para determinar si el síndrome de Charles Bonnet está presente. Un objetivo principal de este proceso es descartar otras afecciones que podrían estar causando las alucinaciones, incluidas la demencia, la esquizofrenia y la abstinencia de drogas o alcohol.
El síndrome de Charles Bonnet puede resultar frustrante y aislante. También puede presentar desafíos prácticos; por ejemplo, las alucinaciones visuales persistentes, combinadas con una pérdida significativa de la visión, pueden dificultar que alguien navegue por su entorno. Aunque no existe cura, afortunadamente los síntomas suelen desaparecer con el tiempo. Existen ejercicios sencillos que podrían ayudar a alguien a reducir la frecuencia y la intensidad de sus alucinaciones.
Actualmente, no existe cura para el síndrome de Charles Bonnet. Sin embargo, las alucinaciones tienden a disminuir con el tiempo, tal vez porque el cerebro se adapta a una estimulación visual reducida y ya no considera necesario compensar con tanta agresividad.
Cuando aparece una alucinación, algunas evidencias sugieren que ciertos movimientos oculares podrían ayudar a disiparla. Intenta parpadear, cerrar los ojos o moverlos hacia adelante y hacia atrás sin mover la cabeza. Otras estrategias incluyen ponerse de pie y caminar, cambiar la iluminación (por ejemplo, pasar a una habitación más luminosa si se encuentra en un espacio oscuro) o intentar concentrarse en la alucinación o incluso tocarla.
Las alucinaciones pueden empeorar si estás cansado o estresado; hacer un esfuerzo por dormir lo suficiente podría ayudar a disminuir su frecuencia. Mantener la casa bien iluminada también puede ayudar. Se ha demostrado que el tiempo pasado en habitaciones oscuras aumenta el riesgo de sufrir alucinaciones. Por último, es importante mantenerse al día con los exámenes oculares de rutina, incluso si la persona ya ha perdido una cantidad significativa de visión. Un oftalmólogo puede ayudarte a anticipar cualquier cambio y adaptarte mejor a la vida con una visión más deficiente.