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Verificado por Psychology Today

Educación

Cómo encontrar fortaleza en la quietud

Aprendiendo a parar, escuchar y aprender.

Los puntos clave

  • Mantenerse enfocado solo en lo que sigue puede hacer que una persona se pierda los mensajes de la vida.
  • La quietud reduce el estrés y puede proporcionar claridad y nuevas soluciones a los problemas.
  • Para encontrar la quietud, toma un momento para ir hacia adentro y evitar la reactividad durante unos segundos.
Jarkko Patana/iStock
Fuente: Jarkko Patana/iStock

La cultura occidental de hoy en día valora la acción, el movimiento, el éxito y la búsqueda de más, más, más y más. Si no te estás moviendo y no estás conquistando y no te estás apresurando, algo debe estar mal contigo. Cuanto más rápido va alguien, más importante parece ser. Trabajar jornadas largas, múltiples trabajos, noches y fines de semana es aceptable y valorado en muchos casos.

Algunas empresas nos dicen que tomemos vacaciones, que tomemos un tiempo de inactividad de tiempo libre, pero luego recompensa a la persona que trabaja durante sus vacaciones y colabora para ayudar aunque esté fuera de la oficina. Con tanta tecnología disponible incluso los correos electrónicos aparecen en la muñeca tan pronto como se entregan si usas el reloj adecuado, provocando que la desconexión no sea más que una fantasía para muchos.

Pero permanecer encerrados en las prisas, frenéticos por hacer lo siguiente y luego lo siguiente significa que, en muchos casos, nos estamos perdiendo los mensajes que la vida está tratando de enviar. Solo en la quietud puedes escuchar lo que necesitas. No siempre son mensajes que cambian la vida; podrían ser soluciones creativas al problema que estás tratando de resolver, recordar algo o a alguien importante que habías dejado de lado y olvidado, o consultar con tu cuerpo sobre tu salud y tomar los mensajes que tu cuerpo físico envía constantemente pero que estás demasiado ocupada para escuchar.

La quietud brinda oportunidades para observar las ideas frenéticas que flotan en tu cerebro. La quietud trae a colación esa experiencia de "oh no" de la lista de tareas pendientes que se hace cada vez más larga, sin importar qué tan rápido corras para hacer las cosas. Lo que es más importante, la quietud te da la oportunidad de ver que muchas de tus relaciones se basan en la prisa por llegar, la prisa por terminar una conversación y pasar a lo siguiente, y no escuchar realmente porque tu mente está acelerada pensando en lo que debe suceder después, y después de eso y después de eso.

Aprender a estar quieto puede:

  • Reducir tu estrés: envía un mensaje a tu mente y cuerpo de que es hora de reducir la velocidad.
  • Ayudarte a dormir: una mente acelerada te mantiene despierto por la noche e invade tus sueños.
  • Mejorar la escucha: te permite sintonizar realmente con lo que otra persona dice y quiere decir.
  • Llenarte de ideas: a menudo puede ofrecer claridad sobre algo y puede permitir que la creatividad surja y te brinde nuevas ideas.
  • Recordarte el momento presente y cómo te sientes y piensas en un momento dado.

La quietud es verdaderamente un regalo, uno que muchas personas se niegan a abrir a diario. ¿Cómo se ve la quietud en una vida apresurada y frenética cuando los niños están exigiendo un postre, el jefe pregunta cuándo terminarás el próximo proyecto y necesitas recoger a tu suegra del hospital ahora mismo? La vida no te ofrece muchas invitaciones, así que tienes que invitarte a ti mismo. La quietud no significa que te sientes allí como una estatua o que no te muevas durante mucho tiempo. Se puede practicar en todas las actividades de la vida diaria.

Maneras de practicar la quietud en la vida diaria

Antes de una comida, haz una pausa. Quédate quieto mientras hueles la comida. Quédate quieto mientras tomas tu primer bocado y nota la textura y el sabor. Deja que tu mente se concentre solo en la comida. Siéntate derecho. Ten la mesa cerca de ti para no tener que inclinarte. Levanta la comida lentamente hacia tu boca. Mira tu mano mientras se levanta. Conecta con el proceso de comer.

Cuando alguien te esté molestando y sientas que debes responder, quédate quieto. Tómate un momento para ir hacia adentro. Observa tus pensamientos y sentimientos. Quédate por un momento en este estado. No reacciones. No lo arregles. No respondas. Quédate quieto, aunque sea por unos segundos, para conectarte contigo mismo.

Cuando estés a punto de subirte a tu automóvil, si te encuentras en un área segura y libre de daños, quédate quieto antes de abrir la puerta. Toca el metal y conéctate con tus pensamientos y sentimientos cuando estés a punto de conducir. ¿Tu mente ya está en tu destino? ¿Tienes muchas ganas de entrar y simplemente ir? Quédate quieto durante dos o tres minutos antes de abrir la puerta. Si hace frío afuera o no te encuentras en una buena zona, haz esto una vez que te sientes en el automóvil. Cierra las puertas con llave y quédate quieto antes de encender el motor.

Cuando vayas a algún lado, detente de vez en cuando. Quédese quieto y escuche los sonidos a su alrededor. Siente el aire en tu piel. Reconocer olores y experiencias. Una vez que empiece a caminar de nuevo, sea deliberadamente más lento con sus pasos. Nota la sensación de tu pie en el suelo. Observe cómo está de pie y moviéndose.

Antes de responder a un correo electrónico o levantar el teléfono para llamar a alguien, quédate quieto. Haz consciencia de tus pensamientos asociados con la comunicación. Conéctate con tus pensamientos, tus sentimientos y tus reacciones. No es para juzgar o cambiar lo que podrías decir; es para quedarte quieto antes de comprometerte. Conéctate a la experiencia de la comunicación.

Estas son solo algunas de las actividades diarias que te ayudarán a incorporar la quietud en tu vida. Hay miles oportunidades que se te presentan todos y cada uno de los días. Elige una y practica con ella. No te involucres en la quietud con un propósito o un resultado. Hazlo por ti mismo para ser más consciente de tu vida en general. La quietud no es un destino final; simplemente mejora el viaje a donde quiera que se encuentre.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Beverly D. Flaxington

Beverly D. Flaxington es profesora en la Universidad de Suffolk.

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