Trastorno del procesamiento sensorial
El Trastorno del Procesamiento Sensorial también conocido como TPS o trastorno de integración sensorial, es un término que describe un conjunto de retos que ocurren cuando los sentidos no logran responder adecuadamente al mundo exterior. A pesar de que la condición ha obtenido mucho reconocimiento en años recientes, todavía se debate ampliamente y no es un diagnóstico oficial.
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Los cinco sentidos externos de visión, oído, tacto, sabor y olor, junto con los sentidos vestibulares internos, interoceptivos y propioceptivos son críticos para interactuar con el ambiente. Cuando los receptores sensoriales en el sistema nervioso fallan, como se supone que ocurre con el TPS, los estímulos comunes como luces, ruidos y texturas pueden llegar a percibirse como demasiado brillantes, demasiado ruidosos o demasiado incómodos. Los problemas con el procesamiento sensorial también pueden manifestarse como desafíos relacionados con los receptores, lo que resulta en comportamientos buscadores de sensaciones que compensen los bajos niveles de entradas táctiles o propioceptivos.
La mayoría de los investigadores están de acuerdo con que existen desafíos sensoriales serios, pero si deberían clasificarse como un "trastorno" o no sigue en debate. El TPS no está en los manuales de diagnóstico, en su lugar, los problemas sensoriales se incluyen como posibles síntomas del autismo. Sin embargo, sin importar si existe un diagnóstico formal o no, hay tratamientos disponibles para los problemas sensoriales severos.
No. La sensibilidad del procesamiento sensorial es una característica de la personalidad que describe qué tan sensible es alguien a las sensaciones físicas o estímulos emocionales. Aquellos que tienen esta característica en niveles muy altos se conocen como personas altamente sensibles o PAS. Por otro lado, el Trastorno de Procesamiento Sensorial describe una disfunción sensorial en la que los sentidos no pueden procesar adecuadamente los impulsos ambientales.
Los niños tienden a batallar más notoriamente con problemas sensoriales que los adultos, y muchos niños con TPS sí encuentran que sus síntomas mejoran o incluso desaparecen con el tiempo. Pero los problemas sensoriales pueden seguir existiendo hasta la edad adulta, aunque con frecuencia a un menor grado, especialmente para aquellos con autismo comórbido.
Tal vez tenga un trastorno del procesamiento sensorial, cuya forma más común es una responsividad excesiva a las sensaciones. Los niños extremadamente responsivos pueden sentirse abrumados cuando experimentan múltiples sensaciones a la vez o puede que se angustien demasiado con sensaciones desagradables (como una etiqueta que da comezón o una sirena de policía muy fuerte) que la mayoría de la gente simplemente soporta.
Ya que los desajustes sensoriales pueden provocar dificultades en la escuela o el trabajo, particularmente para los niños, atender estos desafíos podría ayudarles a lidiar más exitosamente con su vida diaria. Los desafíos del procesamiento sensorial usualmente se tratan con terapia ocupacional o con programas en casa conocidos como "dietas sensoriales". Aunque los padres y adultos pueden crear dietas sensoriales por su cuenta, trabajar con un terapeuta ocupacional podría resultar en un plan de tratamiento más enfocado; por ejemplo, un niño que no puede discernir las sensaciones táctiles probablemente necesitaría una intervención distinta que un niño que encuentra que las luces brillantes lo estimulan de más.
Los problemas de procesamiento sensorial severos usualmente se tratan con una combinación de terapia ocupacional y una "dieta sensorial" que típicamente consiste de actividades en casa que complementan la terapia. Las estrategias de autoayuda, como usar audífonos con cancelación de sonido para evitar sonidos muy fuertes puede brindarle ayuda inmediata a aquellos con desafíos sensoriales.
Las dietas sensoriales son planes de tratamiento para los problemas sensoriales, usualmente diseñados por un terapeuta ocupacional. Una dieta sensorial consiste en diferentes actividades que intentan atender las necesidades sensoriales únicas de un individuo, ya sea mediante métodos relajantes individualizados o incrementando gradualmente los niveles de exposición a sensaciones sensoriales incómodas.
Los terapeutas ocupacionaless ayudan a los niños a desarrollar o fortalecer sus habilidades de regulación sensorial. También pueden ayudarle a los niños a diseñar un plan para lidiar con la sensación de agobio causada por un impulso sensorial durante una situación desafiante en la escuela, en casa o en algún otro lugar.
Los problemas sensoriales solo se reconocen oficialmente en los manuales de diagnóstico como un síntoma posible del autismo, y muchos niños y adultos que padecen de desafíos de integración sensorial también padecen de autismo (o ADHD, otra condición relacionada con los desafíos sensoriales). Sin embargo, muchos padres y adultos argumentan que el TPS puede existir como una condición aislada y siguen luchando para que el TPS se reconozca por las organizaciones psicológicas principales como una entidad distinta.
A pesar de que la sensibilidad excesiva o reducida a las sensaciones físicas no está listada como síntoma posible de ADHD en los manuales, muchos niños y adultos sí reportan que batallan con una "sobrecarga sensorial" u otros desafíos relacionados. Sin embargo, la manera exacta en la que los problemas sensoriales se relacionan con ADHD todavía no se comprende del todo.
No todos los tienen, pero puede ser más común que sí los padezcan. Algunos estudios sugieren que hasta tres cuartas partes de los niños con autismo batallan considerablemente con desafíos de procesamiento sensorial.
Los padres deben minimizar la exposición a estímulos angustiantes siempre que sea posible, así como ayudarle a su hijo a prepararse para situaciones en las que no podrán evitarlos. También deberían explorar la terapia ocupacional.