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Verificado por Psychology Today

Antonio Guillem/Shutterstock

Trastorno bipolar

Revisado por el personal de Psychology Today

¿Qué es el trastorno bipolar?

El trastorno bipolar, también conocido como depresión maníaca, es una condición crónicamente recurrente que involucra estados de ánimo que oscilan entre los altos de una manía y los bajos de una depresión Pero ese no es el panorama completo; la depresión es, por mucho, la característica más generalizada de la enfermedad, mientras que la fase maníaca generalmente implica una mezcla de irritabilidad, ira y depresión, con o sin euforia, el júbilo puede manifestarse como una energía inusual y un exceso de confianza, que se manifiesta en episodios de gastos excesivos o promiscuidad, entre muchos otros comportamientos.

El trastorno con mayor frecuencia comienza en la edad adulta temprana, pero también puede ocurrir en niños y adolescentes. El diagnóstico equivocado es común; la afección se confunde típicamente con prácticamente todo, desde el trastorno por déficit de atención e hiperactividad hasta la esquizofrenia y el trastorno limítrofe de la personalidad. Los factores biológicos probablemente producen vulnerabilidad al trastorno y experiencias como la privación del sueño pueden iniciar episodios maníacos.

Existen diferentes tipos de trastorno: bipolar 1 y bipolar 2. Un episodio depresivo mayor puede o no acompañar al tipo bipolar 1, pero un episodio depresivo mayor siempre acompaña al tipo bipolar 2. Las personas con el tipo bipolar 1 han tenido al menos un episodio maníaco, que puede ser muy grave y requiere atención hospitalaria. Las personas con el tipo bipolar 2 normalmente tienen un episodio depresivo importante que dura al menos dos semanas junto con la hipomanía, pero esto es menos grave o intenso y normalmente no requiere atención hospitalaria.

Cómo reconocer el trastorno bipolar
KieferPix/Shutterstock

La característica definitoria del trastorno bipolar es la manía. Puede ser el episodio desencadenante del trastorno, seguido de un episodio depresivo, o puede manifestarse por primera vez después de años de episodios depresivos. Los cambios entre la manía y la depresión pueden llegar a ser abruptos y los estados de ánimo pueden variar rápidamente. Pero mientras que los episodios maníacos son los que distinguen al desorden bipolar de la depresión, una persona puede pasar mucho más tiempo en un estado depresivo que en uno maníaco y hipomaníaco.

La hipomanía puede ser engañosa; con frecuencia se experimenta como una explosión de energía que posiblemente se sienta bien e incluso mejore la productividad y creatividad. Como resultado, una persona que lo esté experimentando podría llegar a negar que algo negativo le está pasando. Existe una gran variabilidad en los síntomas maníacos, pero las características suelen incluir un aumento en la energía, actividad e inquietud; un humor eufórico y extremo optimismo; una irritabilidad extrema; pensamientos acelerados, habla apresurada, o pensamientos que brincan de una idea a la otra; tendencia a distraerse y falta de concentración; un decaimiento en la necesidad de dormir; una creencia poco realista en las habilidades e ideas de un mismo; poco juicio; comportamiento temerario incluyendo gastar irresponsablemente y conducir a altas velocidades, o un apetito sexual aumentado y riesgoso; comportamiento agresivo, intrusivo o provocativo y negación de que algo está mal.

La duración de los estados de ánimo elevados y la frecuencia con la que se alternan con estados de ánimo depresivos también pueden variar enormemente de persona a persona. La fluctuación frecuente, conocida como ciclismo rápido, no es infrecuente y se define como al menos cuatro episodios por año. Mientras que un episodio de manía es lo que distingue al trastorno bipolar de la depresión unipolar, la depresión del trastorno bipolar puede ser la característica predominante. Una persona puede pasar mucho más tiempo en el estado deprimido que en uno maníaco o hipomaníaco.

Así como hay una considerable variabilidad en los síntomas maníacos, hay una gran variabilidad en grado y duración de los síntomas depresivos. Las características generalmente incluyen: estado de ánimo triste, ansioso o vacío persistente; sentimientos de desesperanza o pesimismo; sentimientos de culpa, inutilidad o impotencia; pérdida de interés o placer en las actividades que alguna vez se disfrutaron, incluido el sexo; disminución de la energía, sentimientos de fatiga o de ser "ralentizado"; dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones; inquietud o irritabilidad; incapacidad para dormir o dormir demasiado ; cambio en el apetito o pérdida o aumento de peso no intencional; dolor crónico u otros síntomas físicos persistentes no debidos a una enfermedad o lesión; y pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio.

Los síntomas de manía y depresión con frecuencia ocurren simultáneamente en episodios “mezclados”. Los síntomas de un estado mezclado pueden incluir agitación, problemas para dormir, un cambio significativo en el apetito, psicosis y pensamientos suicidas. En estos momentos, una persona podría sentirse triste y a la vez con mucha energía.

¿Qué tan común es el trastorno bipolar?

Aproximadamente el 2.8 por ciento de los adultos estadounidenses han tenido trastorno bipolar en el último año, según el Instituto Nacional de Salud Mental, y el 4.4 por ciento experimenta el trastorno bipolar en algún momento de sus vidas. Estas tasas son similares entre hombres y mujeres. En todo el mundo, el trastorno afecta a unos 45 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud.

¿A qué edad tiende a desarrollarse el trastorno bipolar?

La mayoría de las personas con trastorno bipolar desarrollan la afección al final de la adolescencia o al comienzo de los veinte, aunque los síntomas pueden aparecer en niños de hasta seis años. La edad promedio de un primer episodio de manía, hipomanía o depresión es de 18 años para el trastorno bipolar I y mediados de los 20 para el trastorno bipolar II, según el DSM-5.

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¿Qué causa el trastorno bipolar?
Thanakorn Stocker/Shutterstock

Tanto los factores genéticos como los ambientales pueden crear vulnerabilidad al trastorno. Como resultado, las causas varían de persona a persona.

Si bien el trastorno puede estar presente en familias, nadie ha identificado definitivamente genes específicos que creen riesgo para desarrollar la afección. Hay algunas pruebas de que una edad avanzada de los padres en la concepción puede aumentar la posibilidad de nuevas mutaciones genéticas que subyacen a la vulnerabilidad.

Los estudios por imágenes han sugerido que puede haber diferencias en la estructura y la función de ciertas áreas cerebrales, pero no se han encontrado diferencias consistentemente.

Se cree que algunos eventos en la vida, incluidos varios tipos de trauma infantil, tienen algún grado de implicación, como en otros trastornos mentales. Los científicos han descubierto que una vez que ocurre el trastorno bipolar, los acontecimientos de vida pueden precipitar recurrencias. Los incidentes de dificultad interpersonal y abuso se asocian con mayor frecuencia con la activación del trastorno.

¿El trastorno bipolar es genético?

"Los antecedentes familiares son el factor más fuerte y más constante para el trastorno bipolar", afirma el DSM-5. El riesgo es 10 veces mayor para quienes tienen un familiar con trastorno bipolar I o II. Los genes que se transmiten en una familia con trastorno bipolar parecen influir en la forma en que el cerebro maneja la regulación del estado de ánimo.

Al intentar explorar un diagnóstico bipolar, es vital comprender los antecedentes familiares de salud mental para saber si un individuo puede estar predispuesto. Por ejemplo, vale la pena considerar si alguien en la familia, particularmente los parientes más cercanos, ha experimentado cambios de humor severos, comportamiento intensamente errático o alta irritabilidad seguida de profunda tristeza.

¿Puede la lesión cerebral traumática causar trastorno bipolar?

Algunas personas con lesiones cerebrales traumáticas (LCT), debido a un accidente automovilístico o una lesión deportiva, por ejemplo, experimentan niveles elevados de ansiedad, depresión y cambios de humor. Las personas con una lesión cerebral traumática tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad mental, según un estudio danés de más de 100,000 personas con lesiones en la cabeza. Las personas con una lesión cerebral traumática tienen un 28 por ciento más de probabilidades de desarrollar trastorno bipolar, un 59 por ciento más de probabilidades de desarrollar depresión y un 65 por ciento más de probabilidades de desarrollar esquizofrenia.

¿Puede encontrar tratamiento?
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Debido a que el trastorno bipolar es una enfermedad recurrente, es necesario un tratamiento a largo plazo. Típicamente se prescriben medicamentos estabilizadores del estado de ánimo para prevenir cambios de humor.

El litio es quizás el más conocido de los estabilizadores del estado de ánimo, pero se ha demostrado que los medicamentos más nuevos, como el lamotrigeno, causan menos efectos secundarios y con frecuencia obvian la necesidad de medicamentos antidepresivos. Utilizados solos, los antidepresivos pueden precipitar la manía y pueden acelerar el ciclo de estado de ánimo.

Lograr tener toda la gama de síntomas bajo control puede requerir otros medicamentos, ya sea a corto o largo plazo.

También se ha encontrado que los enfoques nutricionales tienen valor terapéutico. Los estudios muestran que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a reducir el número o la dosis de medicamentos necesarios. Los ácidos grasos omega-3 juegan un papel relevante en el funcionamiento de todas las células cerebrales y se incorporan a la estructura de las membranas celulares del cerebro.

Problemas de trabajo y de relaciones pueden ser tanto la causa como el efecto de los episodios bipolares, por lo que el tratamiento psicoterapéutico también es importante. Los estudios muestran que este tratamiento reduce el número de episodios de cambios de humor que experimentan los pacientes. La psicoterapia también es valiosa en la enseñanza de habilidades de autocontrol, que ayudan a evitar que los altibajos cotidianos se conviertan en episodios en toda regla.

¿Qué tipos de terapia pueden tratar el trastorno bipolar?

Además del manejo de la medicación, la terapia es un componente importante del tratamiento del trastorno bipolar. Las terapias basadas en evidencia incluyen la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a los pacientes a replantear los pensamientos dañinos o irracionales para cambiar el estado de ánimo y el comportamiento, así como la terapia interpersonal, la terapia centrada en la familia y los enfoques psicoeducativos. La terapia centrada en la familia puede ser particularmente útil para los niños y adolescentes con trastorno bipolar.

¿Cómo trata la terapia el trastorno bipolar?

La terapia ayuda a tratar el trastorno bipolar a través de muchas vías diferentes. La terapia ofrece psicoeducación para mejorar el cumplimiento de la medicación, habilidades para enfrentar los desafíos de vivir con la afección, remedios de estilo de vida, conexión con los seres queridos para un mayor apoyo y ayuda inmediata para las crisis que podrían desencadenar un episodio maníaco o depresivo. Los pacientes llegan al tratamiento con diferentes objetivos, por lo que un terapeuta debe animar a los pacientes a compartir esos objetivos y trabajar en colaboración para encontrar el enfoque correcto.

Vivir con bipolaridad
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El trastorno bipolar puede causar estragos en los objetivos y las relaciones de una persona. Pero junto con la atención médica adecuada, quienes sufren de trastorno bipolar pueden aprender habilidades y estrategias de afrontamiento con el fin de mantener sus vidas en el camino. El trastorno bipolar, como muchas enfermedades mentales, a veces es un diagnóstico controvertido. Mientras que la mayoría de los enfermos consideran que el trastorno es una dificultad, algunos aprecian el papel que este desempeña en sus vidas, y otros incluso lo vinculan con una mayor producción creativa.

Mientras que la depresión del trastorno bipolar es difícil de tratar, los cambios de humor y las recurrencias a menudo se pueden retrasar o prevenir con un estabilizador del estado de ánimo, por sí solo o combinado con otros medicamentos. La psicoterapia es un complemento importante de la farmacoterapia, especialmente para tratar problemas de trabajo y relaciones que pueden acompañar el trastorno. Los médicos son muy conscientes de que no existe una cura única para todos. De hecho, un individuo con un episodio maníaco por primera vez no será igual que un individuo que ha vivido con bipolaridad durante una década.

¿Las personas con trastorno bipolar pueden mantener la creatividad con la medicación?

El miedo a perder la creatividad, la productividad y el sentido de identidad puede impedir que las personas busquen ayuda. Pero descuidar el tratamiento para preservar la energía maníaca a menudo conduce a un colapso que puede amenazar todos los aspectos del bienestar de la persona.

Un terapeuta puede disipar estas preocupaciones y redefinir la creatividad. El intenso aumento de la energía maníaca a veces se confunde con la creatividad en lugar de una producción desorganizada e imprudente. La manía puede engañar a la persona haciéndole creer que sus habilidades son mayores de lo que realmente son. Un terapeuta puede ayudar a un paciente con trastorno bipolar a aprovechar de manera constante sus habilidades creativas luego de la estabilización del estado de ánimo y desarrollar una estrategia organizada y un cronograma para lograr sus objetivos.

¿El trastorno bipolar afecta la religión y la espiritualidad?

Muchas personas con trastorno bipolar experimentan hiperreligiosidad durante la manía. Entre el 15 y el 22 por ciento de las personas con manía bipolar en los Estados Unidos. Experimentan delirios religiosos, como pensar que los demonios los están mirando o que son Cristo renacido.

El complejo fenómeno de la espiritualidad involucra redes de múltiples regiones cerebrales. Partes del lóbulo parietal están asociadas con sentimientos de trascendencia espiritual, partes de las cortezas temporal y frontal están involucradas en el almacenamiento y recuperación de creencias religiosas en la memoria, y otras partes del lóbulo frontal y las estructuras límbicas son responsables de las estructuras racionales y emocionales. aspectos de las creencias religiosas. Los niveles de dopamina en las personas con trastorno bipolar pueden desempeñar un papel en la elevación de las experiencias religiosas y espirituales.

Lecturas esenciales