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Verificado por Psychology Today

Cognición

¿Eres más perspicaz que los demás?

Todos tendemos a pensar que podemos leer a los demás mejor que ellos a nosotros.

Los puntos clave

  • Es un error cognitivo estándar pensar que eres más perspicaz que los demás.
  • Cuando nos agrupamos, pensamos que la otra parte no puede entender nuestro punto de vista superior.
  • Este sesgo está ligado a no reconocer los límites de nuestra información.

“Soy buena leyendo a las personas”.

“Soy un excelente juez del carácter de los demás”.

Cuando escuches esto o pienses esto sobre ti, ten cuidado.

Aquí tienes un ejemplo inventado: tu prima Ana viste toda de negro. Tu hermana Laura dice que se vería bien con una camisa de color claro, tal vez rosa, debido a su piel clara.

Crees que eso es de mala educación. También tienes una teoría sobre esto: después de todo, ¡has observado a tu hermana durante años! Te ha molestado lo suficiente como para decidir expresarlo más tarde. Le dices a Laura: “Haces cosas como esta cuando visitamos a Ana debido a tus ganas de competir, que ni siquiera notas. Crees que Ana es más bonita que tú, así que te metes con ella”.

Y luego Laura responde bruscamente: “¡Tú eres quien se preocupa todo el tiempo por tu apariencia! Y siempre te preocupas por lo que piense Ana”.

Piensas que no me preocupo tanto por mi apariencia como ella. Bueno tal vez un poco, pero eso ya lo sabía. ¡Laura simplemente no puede ver lo competitiva que es! ¿Cómo puede ser tan estúpida?

Sí, es posible que seas más perspicaz que tu hermana. Pero primero es necesario conocer un error humano cotidiano llamado “ilusión de percepción asimétrica”. En otras palabras, los seres humanos tienden a sobreestimar su propia percepción y subestimar la de los demás.

La sensación de que a los demás les falta perspicacia es parte de una tendencia general a suponer que otras personas se equivocan cuando no están de acuerdo con nosotros. El nombre oficial de esa tendencia es “realismo ingenuo”. Creemos que somos “realistas” y los demás son “parciales”.

Si te interesa la psicología, especialmente podrías suponer que te daría cuenta de que tienes exceso de confianza si así fuera. Sin embargo, los sesgos cognitivos son difíciles de detectar. Caemos en ellos automáticamente, cuando no prestamos plena atención. El remedio clave, mucho más fácil de decir que de hacer, es aprender con el tiempo a no juzgar y dejar lugar a la duda. Siempre asume que hay muchas cosas que no sabes.

Quizás Laura y Ana tuvieron una conversación telefónica antes de tu visita. Es posible que hayan hablado sobre qué colores les favorecen. Ana podría haberle dicho a Laura que está tratando de encajar con una multitud gótica vestida de negro que la pone nerviosa. Laura la anima a considerar otras opciones. Podría tener todo tipo de razones para su comentario que no surjan de la competencia.

En un estudio de este problema entre compañeros de cuarto de la universidad, los investigadores encontraron, como se esperaba, que los estudiantes tendían a pensar que tenían más conocimiento que sus compañeros de cuarto que viceversa y también más conocimiento de sí mismos. Como todos hemos experimentado, el problema infecta nuestra política. El mismo estudio encontró que sobreestimamos el conocimiento superior de nuestro grupo, en comparación con otro grupo. Los conservadores creen que son más inteligentes que los liberales y los liberales creen que son más inteligentes que los conservadores. Las personas pro-elección creen que entienden mejor a los antiabortistas que al revés. Lo mismo ocurre con los antiabortistas. Nosotros somos inteligentes. Ellos son tontos.

¿Por qué podría ser esto? Nos experimentamos a nosotros mismos desde dentro. Cuando este equipo de investigación pidió a los voluntarios que describieran un momento en el que se sentían más como ellos mismos, casi el 80 por ciento eligió una experiencia interna. Al describir cómo evaluaban a otras personas, los voluntarios se centraron en las acciones. Digamos que llegas tarde a una reunión. Tú sabes que tuviste una llamada telefónica emocionalmente difícil y necesitaste tiempo para calmarte antes de irte. Pero cuando otros llegan tarde, es más probable que pienses que habitualmente llegan tarde porque son desorganizados o egocéntricos. No crees que pueda ser situacional. Es difícil acordarte de darles el beneficio de la duda.

Te percibes a ti como una persona complicada con motivos subyacentes que tal vez no siempre sean evidentes. Te ves a ti desde dentro. Mientras tanto, juzgas a los demás basándote en reglas simples.

¿Cómo se puede utilizar realmente esta información?

Ten cuidado al juzgar a los demás y pensar que puedes leer sus motivos inconscientes. Es posible que simplemente te falte conocimiento sobre la situación o sus motivos. Cuando otras personas intentan leerte y suponen que son más perspicaces, no es necesario que las escuches. Es fácil sentirte incomprendido y resentir sus interpretaciones. Intenta ignorarlo.

En el lugar de trabajo, puedes caer en prejuicios sobre tus compañeros de trabajo u otro departamento o equipo. Después de todo, tú sabes mucho sobre tu propia situación laboral y es posible que te estés perdiendo información clave sobre la de los demás.

Como dice el psicólogo Jonathan Haidt, nuestras mentes “nos unen en equipos, nos dividen frente a otros equipos y nos ciegan a la verdad”. Se nos ocurren nombres feos para nuestros enemigos o cualquier grupo externo, pensando que las personas que sostienen esos puntos de vista son todas iguales; mientras tanto, tu propio grupo es diverso, al igual que tú tienes una gran complejidad interna. La otra parte es ignorante y no puede verlo a tu manera, mientras que tú comprendes completamente su punto de vista. ¡Resulta que es una estupidez!

Un buen remedio sería mantener tus opiniones a la ligera, hacer preguntas y poner a prueba tus suposiciones. Por supuesto, eso es más difícil cuando estás en conflicto. Este es un buen momento para aplicar la regla de oro: haz con los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Temma Ehrenfeld

Temma Ehrenfeld es escritora de cience en Nueva York, y fue asistente de edición en Newsweek.

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