Género
Dónde es más frágil la masculinidad
Un estudio sugiere que las creencias sobre la hombría no son universales.
23 de mayo de 2024 Revisado por Devon Frye
Los puntos clave
- El concepto de masculinidad precaria dice que es difícil ser un hombre de verdad y que se pierde fácilmente.
- Las creencias sobre la masculinidad precaria son muy extensas pero no distribuidas por igual en todo el mundo.
- Estas creencias tienden a prevalecer más en naciones relativamente menos desarrolladas y son más patriarcales.
Los etnógrafos nos dicen que, en las sociedades tribales, las iniciaciones en la masculinidad son mucho más comunes que las iniciaciones en la feminidad. La transición de niña a mujer se considera un proceso biológico inevitable asociado con la menstruación, el embarazo y el parto. Una mujer no tiene que demostrarles a los demás que se merece la condición de mujer.
Sin embargo, la transición de la niñez a la edad adulta de los hombres no está marcada por un evento biológico importante. Debe alcanzarse la condición de hombría; un niño debe demostrar que es un hombre. El tipo de prueba necesaria varía ampliamente entre grupos culturales. Puede implicar una circuncisión dolorosa, un período de separación, una demostración de destreza sexual o una prueba de fuerza y resistencia.
La teoría de la masculinidad precaria
Según la teoría de la masculinidad precaria, el estatus de hombría no es inevitable ni permanente. La hombría es una posición social lograda que es difícil de ganar y fácil de perder (Vandello & Bosson, 2013).
La teoría establece que, debido a que la masculinidad es esquiva y tenue, debe probarse repetidamente a través de la acción pública. Practicar deportes competitivos a los 16 años no es suficiente. Un hombre debe demostrar su hombría una y otra vez. Puede visitar un burdel, participar en peleas de borrachos, andar en motocicletas, elegir una ocupación peligrosa y, finalmente, casarse con una mujer mucho más joven.
El resultado de esta presión constante para demostrar la hombría es que los hombres, como grupo, experimentan más ansiedad social que las mujeres. También están fuertemente motivados para compensar, con movimientos arriesgados o posturas agresivas, por ejemplo, cuando creen que su hombría ha sido desafiada (Vandello y Bosson, 2013).
Una investigación transcultural de las creencias de la masculinidad precaria
Se dice que las personas que creen que el estatus de hombría es difícil de ganar y fácil de perder apoyan la noción de masculinidad precaria (MP). ¿La gente en todas partes tiene creencias sobre MP, o es más probable que tales creencias se encuentren en algunos grupos culturales que en otros? ¿Los hombres son más propensos que las mujeres a tener creencias de MP, o los hombres y las mujeres en una sociedad tienen creencias similares sobre el estado de la virilidad?
Jennifer Bosson, psicóloga investigadora de la Universidad del Sur de Florida, organizó recientemente un gran esfuerzo multinacional para examinar la prevalencia de las creencias precarias sobre la hombría en todo el mundo (Bosson et al., 2021). Bosson y su equipo reclutaron a más de 33,000 estudiantes universitarios en 62 países. Cada participante completó una escala de 4 ítems que mide las creencias de masculinidad precaria (CMP).
- Otras personas a menudo se preguntan si un hombre es un "hombre de verdad".
- Algunos niños no se convierten en hombres, no importa la edad que tengan.
- Es bastante fácil para un hombre perder su condición de hombre.
- La hombría no está asegurada, se puede perder.
Los estudiantes indicaron su acuerdo con cada afirmación en una escala de 7 puntos, que van de 1 (muy en desacuerdo) a 7 (muy de acuerdo).
Bosson y su equipo observaron grandes diferencias individuales en los puntajes de CMP, con algunos estudiantes de acuerdo y otros en desacuerdo con las afirmaciones. Parece que hay poco consenso, incluso dentro de un solo grupo nacional, sobre el grado en que la hombría es difícil de conseguir y fácil de perder.
Bosson y su equipo también observaron diferencias significativas entre naciones. Las creencias sobre la hombría precaria eran más fuertes en Kosovo, Albania y Nigeria, donde los promedios nacionales eran superiores a 5 en la escala de 7 puntos. Las creencias de MP fueron más débiles en Finlandia, Alemania, España y Suecia, donde los promedios nacionales cayeron entre 3.0 y 3.5 en la escala. (El puntaje promedio en los Estados Unidos fue de 4.4, un poco más alto que el promedio global de 4.1).
Correlatos de creencias de masculinidad precaria
En las 62 naciones, las creencias más sólidas sobre MP se asociaron con niveles más altos de desigualdad de género, como lo indican las disparidades de género en educación, riqueza y salud. Las creencias más fuertes de MP también se asociaron con niveles más bajos de desarrollo humano, como lo indican los años de escolaridad y el nivel de vida. Finlandia, por ejemplo, tiene una puntuación muy alta tanto en igualdad de género como en desarrollo humano. Como era de esperar, los estudiantes universitarios finlandeses del estudio informaron el nivel más bajo de apoyo (una puntuación media de 3.05) para la idea de hombría precaria.
Bosson y su equipo no encontraron diferencias de género consistentes en las creencias de MP. En 37 de las 62 naciones estudiadas, los hombres y las mujeres no se diferenciaban entre sí en el grado en que respaldaban las creencias sobre la MP. En 15 países, los hombres respaldaron las creencias de MP con más fuerza que las mujeres. En nueve países, las mujeres respaldaron las creencias de MP con más fuerza que los hombres.
Las mujeres tendían a respaldar la idea de la masculinidad precaria con más fuerza que los hombres en países con mayor desigualdad de género y menor desarrollo humano. Bosson y sus colegas han ofrecido una explicación intrigante: "Quizás en países más patriarcales y menos desarrollados, las mujeres, como el grupo de género de menor estatus, están especialmente sintonizadas con la necesidad de los hombres de validación social" (Bosson et al., 2021, p. 251).
Al pensar en este último hallazgo, me sorprende el hecho de que las mujeres en sociedades pobres dominadas por hombres también llevan vidas precarias, aunque de un tipo diferente. Su condición de "mujer real" es segura, pero para muchas, sus posiciones económicas y políticas no lo están. Quizás las mujeres en estas circunstancias sean especialmente sensibles a la precariedad en todas sus formas.
A version of this article originally appeared in English.