Sueño
4 cambios en el estilo de vida que impulsarán su salud mental
La investigación demuestra una innegable conexión mente-cuerpo.
25 de febrero de 2020 Revisado por Gary Drevitch
Cuando buscamos ayuda por una condición de salud mental, podemos esperar que nos hablen sobre distintos medicamentos y opciones de tratamiento, pero, con frecuencia, lo que falta en la conversación es hablar de cambios en el estilo de vida. En un estudio reciente de la Universidad de Illinois, cerca de la mitad de las personas con síntomas de enfermedades mentales reportaron que su médico no les proporciona consejos sobre bienestar.
Eso es un descuido lamentable porque los cambios en el estilo de vida, cosas tan simples como la alimentación y el ejercicio, pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida, para cualquiera de nosotros, pero especialmente para aquellos que lidian con problemas como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y esquizofrenia. También pueden ayudar a minimizar el desarrollo de factores de riesgo que generan diabetes, enfermedades cardiovasculares e hipertensión, las cuales se observan mayormente en personas con enfermedades mentales, señaló el estudio.
Las personas que están lidiando con un desafío de salud mental, pueden tomar la iniciativa cuando hablen con su médico. Pedir detalles sobre qué cambios se pueden hacer de forma segura en su vida diaria para mejorar su salud mental. No hay una sola respuesta para todos, pero la investigación ha demostrado que los cambios en el estilo de vida en diversas categorías clave pueden generar beneficios para la mayoría. Entre los más potentes:
1. Mejorar su dieta
Las investigaciones muestran que la dieta puede influir en la salud mental, tanto de manera positiva como negativa. Las frutas y verduras se asocian con un mejor bienestar mental, según una investigación reciente de la Universidad de Warwick. Eso es importante porque el bienestar mental (sentimientos de optimismo, felicidad, autoestima y resiliencia) puede servir de protección no solo contra problemas de salud mental, sino también contra problemas físicos.
Los alimentos grasos, por otro lado, pueden aumentar el riesgo de sufrir síntomas psiquiátricos al modificar las bacterias que habitan en nuestro intestino, de acuerdo con una nueva investigación. Un estudio realizado en ratones demostró un aumento de ansiedad, deterioro de la memoria, comportamiento repetitivo e inflamación cerebral como resultado de una dieta alta en grasas. Algunas grasas, sin embargo, se categorizan como "buenas". Los ácidos grasos Omega-3 como los que se encuentran en el salmón, por ejemplo, pueden ayudar con algunas formas de depresión.
El azúcar, por supuesto, debe tener un lugar mínimo en la dieta. No solo puede provocar un rápido aumento de peso y adicción en algunas personas, sino que se ha relacionado con tasas más altas de depresión y puede empeorar los síntomas de salud mental, según la National Alliance on Mental Illness (NAMI).
2. Hacer del ejercicio una prioridad
Hay que consultar con el médico antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios, pero la actividad física ha demostrado tener beneficios significativos para las personas que tratan con problemas de salud mental. Un estudio de la Universidad Metodista del Sur consideró que el ejercicio es un medicamento mágico para aquellos con trastornos de ansiedad y depresión y pidió a los médicos que lo prescribieran más. Las investigaciones muestran que incluso los niveles bajos de actividad, como caminar o trabajar en el jardín durante media hora al día, pueden ayudar a prevenir la depresión en ese momento e incluso en el futuro. También se ha demostrado que el ejercicio mejora la salud mental y física de las personas con esquizofrenia. (Una nota: Para el trastorno bipolar, hay que tener en cuenta que el ejercicio puede desencadenar episodios de manía en algunas personas. Antes de agregar nuevas formas de actividad física a nuestras vidas, debemos consultar con un médico).
Como ventaja, el ejercicio ayuda no solo con la salud mental y el estado físico, sino también con el control de peso. Esto es especialmente importante porque el aumento de peso es un efecto secundario de muchos medicamentos para enfermedades mentales. Los kilos de más no solo pueden deteriorar la salud y elevar la propensión a desarrollar enfermedades como diabetes, sino que también pueden aumentar la angustia mental.
3. Practicar técnicas para reducir el estrés.
El estrés alimenta las enfermedades mentales y las enfermedades mentales alimentan el estrés. Tomar medidas para minimizar el estrés en nuestras vidas puede ayudar a retrasar este círculo vicioso. Consideremos la posibilidad de adoptar técnicas de meditación como mindfulness; un estudio de la Universidad Carnegie Mellon descubrió que incluso 25 minutos al día durante tres días seguidos pueden reducir el estrés y desarrollar la resiliencia. Y un análisis de investigación de Johns Hopkins determinó que la meditación puede mejorar los síntomas de ansiedad y depresión.
El yoga es otra excelente opción para reducir el estrés, además de ser un buen ejercicio. Un estudio de la Universidad de Queen descubrió que puede incluso ayudarnos a ver el mundo de una manera menos negativa, menos amenazante, lo que puede ser un gran beneficio para aquellos que padecen trastornos de salud mental. (Una vez más, una nota para aquellos con trastorno bipolar: Un estudio reciente detectó riesgos y beneficios del yoga. Según el estudio, algunas personas con trastorno bipolar lo consideraron un "cambio de vida" positivo, mientras que una minoría reportó que puede intensificar los altos y bajos del estado de ánimo).
4. Dormir lo suficiente
Todos anhelamos tener una noche de descanso reparadora, pero no siempre se logra. Es posible aumentar nuestras posibilidades al comprometernos a tener una buena higiene del sueño. Eso significa ir a dormir y levantarse a una hora coherente, hacer suficiente ejercicio (temprano en el día y no tarde por la noche), evitar las cenas pesadas y la cafeína, practicar técnicas de relajación y renunciar a las actividades que interrumpen el sueño, como esos maratones de Netflix. Si aún se presentan problemas, no es buena idea recurrir a pastillas para dormir, las cuales, según las investigaciones, pueden acortar nuestro periodo de vida. Es mejor consultar con un médico o especialista en sueño para obtener ayuda.
Hacer cambios en el estilo de vida que favorezcan el sueño vale la pena el esfuerzo. El mal sueño tiene múltiples factores negativos: Los estudios demuestran que la fatiga dificulta la elección de alimentos saludables, se vincula con la obesidad y el daño celular y puede empeorar los síntomas de las enfermedades mentales. Se ha demostrado que la privación del sueño, por ejemplo, desencadena síntomas de esquizofrenia. El buen descanso constante, por otra parte, puede ayudar a controlar el estrés, mejorar el estado de ánimo, proteger el cerebro y brindar la energía necesaria para enfrentar la vida.
A version of this article originally appeared in English.