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Los puntos clave
- Las personas a menudo intentan sacar de su mente los pensamientos y sentimientos difíciles, pero esto rara vez funciona.
- Es posible que se concentren más en esas emociones no deseadas y experimenten una mayor angustia en su lugar.
- La aceptación, expresión creativa y estrategias similares pueden ayudar a las personas a procesar estos pensamientos y sentimientos y dejarlos ir
Cuando reprimimos pensamientos y emociones, los sacamos de la conciencia. Cuando hacemos esto, esperamos que los pensamientos y emociones desaparezcan y ya no nos afecten de ninguna manera. Desafortunadamente, el cerebro humano no funciona así. En cambio, la supresión puede en realidad amplificar nuestras experiencias negativas.
Este efecto se demostró con el estudio clásico del "oso blanco". En el estudio, se les dijo a las personas que no pensaran en un oso blanco. El simple hecho de que se les dijera que no pensaran en un oso blanco, para reprimir estos pensamientos, llevó a estas personas a pensar en los osos blancos con mucha más frecuencia (Wegner, Schneider, Carter y White, 1987). Esta investigación nos ayudó a ver que la supresión es una forma ineficaz de disminuir las emociones negativas.
El impacto de la supresión
En general, la investigación sobre la supresión ha encontrado que tiende a producir tres efectos:
- Hay un aumento inmediato de pensamientos no deseados.
- Los pensamientos no deseados se inmiscuyen cada vez más en otros pensamientos a medida que pasa el tiempo.
- Hay una mayor ocurrencia de pensamientos no deseados. (Wenzlaff y Wegner, 2000).
Eso significa que la supresión tiene efectos paradójicos: cuanto más intentamos alejar nuestros pensamientos o emociones, más fuertes se vuelven. No está del todo claro por qué sucede esto, pero algunas personas sugieren que la supresión no funciona porque una parte de nosotros quería pensar en estos pensamientos no deseados. Suprimirlos interrumpe el proceso y por lo tanto nos impide completar el objetivo de pensar en estos pensamientos (Wenzlaff y Wegner, 2000). Entonces, nuestro cerebro nos sigue devolviendo a los pensamientos que estamos tratando de reprimir.
Una hipótesis alternativa es que cuando reprimimos un pensamiento, lo etiquetamos en nuestro cerebro como malo. Desafortunadamente, nuestros cerebros tienen procesos inconscientes que nos ayudan a estar atentos a las "cosas malas". Por tanto, nuestros cerebros pueden intentar recordar estas cosas (Wenzlaff y Wegner, 2000).
Cómo lidiar con la supresión
- Escribe sobre tus sentimientos. Las investigaciones sugieren que escribir sobre tus sentimientos (por ejemplo, mediante un diario) puede ser una forma eficaz de procesar esos sentimientos más rápidamente y superarlos (Rude, Mazzetti, Pal y Stauble, 2011).
- Practica la aceptación. Aceptar las emociones puede ayudar a disminuirlas más rápidamente (Rude, Mazzetti, Pal y Stauble, 2011). La aceptación también puede ser útil para calmar la ansiedad o el pánico.
- Prueba la reevaluación cognitiva. La investigación sobre la regulación de las emociones a menudo contrasta la supresión con la reevaluación; la reevaluación gana como estrategia más eficaz. La reevaluación a menudo implica pensar en los posibles resultados positivos de una situación o en lo agradecido que se está de que la situación no sea peor.
- Ejercicio. Si tienes dificultades con algunos pensamientos o emociones negativas, puede ser útil hacer ejercicio vigoroso. Si tu cuerpo y tu cerebro se ven obligados a utilizar recursos en otra parte (para hacer el ejercicio), esto parece ayudar a distraer la mente más fácilmente.
En resumen
La supresión es una respuesta común a la experiencia de emociones desagradables o no deseadas. Pero no es una respuesta ideal. Aprender a dejar de usar la supresión y, en cambio, usar estrategias de manejo de emociones más saludables es clave para ayudarnos a responder a nuestras emociones negativas de manera más efectiva.
A version of this article originally appeared in English.
