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Verificado por Psychology Today

Nigel R. Bairstow Ph.D.
Nigel R. Bairstow Ph.D.
Psicología intercultural

Puntualidad: una discusión oportuna del tiempo

Descubre si llegar a tiempo realmente importa y cómo puede reflejar los valores de una cultura.

Los puntos clave

  • La puntualidad varía mucho según las culturas, desde una precisión estricta hasta una flexibilidad relajada.
  • En algunas culturas, la puntualidad es una señal de respeto y eficiencia.
  • En otras, las relaciones y las experiencias son más importantes que los horarios rígidos.

Ah, la puntualidad, el arte de llegar a tiempo. Es un concepto tan arraigado en algunas culturas que incluso llegar un minuto tarde puede provocar un pequeño ataque de pánico. Pero, ¿es esencial la puntualidad? Profundicemos en si la puntualidad es el sello distintivo de una sociedad superior o simplemente otra construcción arbitraria.

Cada parte del mundo tiene una relación única con el tiempo, que añade una rica capa a nuestro tapiz cultural global. Pensemos, por ejemplo, en Japón, cuya gente ha elevado la puntualidad a la categoría de deporte olímpico. Siempre se espera que llegues a tiempo, y preferiblemente unos minutos antes. ¿Perder un tren por un minuto? Mala suerte, pero el próximo llegará exactamente a la hora indicada.

Comparemos esto con la forma de abordar el tiempo en Filipinas, donde la puntualidad suele ser más una sugerencia que una regla. Si alguien dice que te esperará a las 3 de la tarde, es posible que puedas llegar cómodamente alrededor de las 3:30, sabiendo que probablemente llegará a la misma hora. Sin embargo, esta actitud relajada hacia el tiempo no es un signo de pereza, sino más bien un indicio de una cultura que valora vivir el momento. Muchos filipinos incluso utilizan la frase “tiempo filipino”, que significa que es flexible. ¿Quién podría discutir con ese tipo de sabiduría?

Pero, ¿ser puntual hace que una cultura sea más avanzada? Los suizos son famosos por su precisión y puntualidad, a menudo citados como el epítome de la eficiencia. Sus trenes funcionan a tiempo, sus relojes son el estándar de oro y se puede ajustar el reloj según sus rutinas diarias. Y Suiza suele clasificarse como uno de los países más desarrollados y felices del mundo, pero esperemos un poco para concluir.

Consideremos el caso de Brasil, donde el “tiempo brasileño” es un concepto bien conocido. Allí, llegar tarde no solo es aceptado sino esperado. Si asistes a una fiesta a la hora indicada, es probable que encuentres al anfitrión todavía en bata de baño. Muchos brasileños tienen una actitud relajada ante la vida. No se preocupan por cosas pequeñas como llegar cinco minutos tarde porque están ocupados disfrutando de la vida. Muchos viven según el lema “Tudo bem”, que significa “Todo está bien”. Sinceramente, parece que tienen razón.

Luego está la India, donde el tiempo se ve a través de una lente completamente diferente. La idea de “hora estándar india” (IST, por sus siglas en inglés) a menudo se denomina de manera jocosa “hora elástica india”. En este contexto, la puntualidad es flexible y los eventos o reuniones comienzan cuando todos han llegado en lugar de adherirse estrictamente a un horario programado. Este enfoque elástico refleja una cultura que prioriza las relaciones y las experiencias por sobre los horarios rígidos, fomentando un sentido de conexión y comprensión.

Entonces, ¿es esencial la puntualidad? Depende de a quién le preguntes. En culturas donde el tiempo se percibe ampliamente como dinero, como Estados Unidos o Japón, la puntualidad puede verse ampliamente como una señal de respeto y eficiencia. Pero en culturas que pueden dar un mayor valor al momento presente y la conexión humana, llegar unos minutos (u horas) tarde generalmente no es un gran problema.

Ya sea que seas un estricto con la puntualidad o más relajado, lo que realmente importa es cómo empleas tu tiempo. ¿Estás disfrutando del viaje o estás constantemente mirando el reloj? Intentemos encontrar ese punto medio en el que podamos respetar el tiempo de los demás y al mismo tiempo disfrutar de la alegría de vivir el momento. En última instancia, el tiempo es solo una construcción y la vida es demasiado corta para estresarse por llegar tarde.

Así que, la próxima vez que llegues tarde, respira profundo, sonríe y recuerda: Tudo bem. Todo está bien.

A version of this article originally appeared in English.

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