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Verificado por Psychology Today

Atención

Por qué los padres realmente necesitan dejar sus teléfonos

Los padres adictos a los dispositivos angustian a los niños y reducen su resiliencia.

CommScope vía Flickr/Creative Commons
Fuente: CommScope vía Flickr/Creative Commons

Los niños pequeños están profundamente sintonizados con la atención de sus padres. Dependen de esa atención para su supervivencia, claro está, pero también para su desarrollo social y emocional. Varios estudios recientes demuestran el daño que los padres pueden causar cuando a pesar de estar físicamente presentes, están distraídos y poco receptivos por estarle prestando más atención a sus teléfonos inteligentes.

Estudio 1: Las madres que usan teléfonos celulares tienen hijos más negativos y menos resistentes.

Un estudio publicado en Developmental Science (Ciencias del desarrollo) evaluó el temperamento, la participación social, la exploración y la recuperación y recolección después de una interrupción en bebés y niños pequeños de siete meses a dos años Los investigadores informaron que los niños expresaron más angustia y eran menos propensos a explorar su entorno cuando sus madres usaban sus teléfonos celulares.

Los niños pequeños cuyas madres reportaron un mayor uso de lo habitual de los dispositivos móviles fuera del laboratorio mostraron más negatividad y menos recuperación emocional cuando sus madres finalmente apagaron sus teléfonos. Los investigadores concluyeron lo siguiente: “Al igual que otras formas de retraimiento materno y de falta de respuesta, el uso de dispositivos móviles puede tener un impacto negativo en el funcionamiento socioemocional infantil y en las interacciones entre padres e hijos”.

Estudio 2. Los niños no se sienten importantes y tienen que competir con los teléfonos inteligentes para obtener la atención de sus padres.

En un gran estudio internacional de seis mil niños de entre ocho y trece años, el 32 por ciento reportó sentirse “insignificante” cuando sus padres usan sus teléfonos celulares durante las comidas, conversaciones u otros momentos familiares. Los niños informaron que competían con la tecnología para obtener la atención de sus padres. Más de la mitad de los niños en el estudio dijeron que sus padres pasan demasiado tiempo en sus teléfonos.

Estudio 3. La distracción de los padres daña el desarrollo socioemocional de los niños.

Otro estudio importante, este realizado con ratas, también demostró las maneras en las que la distracción de los padres perjudica el desarrollo de los bebés, especialmente su capacidad para procesar el placer y participar en actividades sociales. A los cachorros de rata criados por madres distraídas se les dio lo que necesitaban para desarrollarse. Alcanzaron un peso normal y pasaron la misma cantidad de tiempo con sus madres que los bebés criados en un entorno normal. Sin embargo, los investigadores observaron que las crías adolescentes que habían sido criados por madres distraídas comían menos solución azucarada y pasaban menos tiempo jugando y persiguiendo a sus compañeros que las ratas criadas por madres no distraídas.

Lo que cambió fue el tipo de atención que recibieron de sus madres. Las madres distraídas tendían a ser menos predecibles, menos confiables y menos atentas. Los investigadores concluyeron que el cuidado materno fragmentado y caótico interrumpe el desarrollo del cerebro, lo que puede conducir a trastornos emocionales posteriormente en la vida. “Necesitamos previsibilidad y consistencia para que el sistema emocional se desarrolle”, escribieron. Los mismos investigadores ahora están aplicando sus hallazgos en ratas en estudios con seres humanos.

Estudio 4. El uso de teléfonos celulares interfiere con una crianza saludable.

Una pediatra y su colegas se preocuparon lo suficiente por los padres que usan teléfonos celulares e ignoran a sus hijos como para crear un estudio que evalúe la prevalencia de este comportamiento en los restaurantes de comida rápida. Muchos padres sacaron un dispositivo inmediatamente al sentarse. La mayoría lo usaban durante la comida, y a menudo parecían más absortos en sus teléfonos inteligentes que en sus hijos.

Estos investigadores hallaron que los niños cuyos padres estaban absortos en sus aparatos eran más propensos a hacer payasadas o a ser ruidosos. Muchos padres en los teléfonos celulares estaban irritables e impacientes, lo que solo causó un comportamiento peor. Observaron que el uso del teléfono celular interfiere con una crianza saludable. Los niños, escriben, “aprenden cómo entablar una conversación y cómo leer las expresiones faciales de otras personas al observarnos”. Y si eso no ocurre, los niños se están se perdiendo de importantes hitos en su desarrollo”.

Estudio 5. Los niños se sienten tristes, irritados, enojados y solos cuando los padres usan teléfonos celulares.

Otro investigador entrevistó a mil niños de entre cuatro y dieciocho años de edad y les preguntó sobre el uso de los dispositivos móviles por parte de sus padres. Informó que muchos de los niños se describieron a sí mismos como “tristes, irritados, enojados y solos” cuando sus padres estaban absortos en sus teléfonos. Varios niños pequeños dijeron que habían dañado u escondido los teléfonos móviles de sus padres.

Este fue un estudio de entrevistas, por lo que el investigador no pudo determinar exactamente cómo las desconexiones digitales podrían afectar a un niño a largo plazo. Pero aprendió lo suficiente para concluir que los padres deben reflexionar antes de utilizar un dispositivo móvil cuando están con sus hijos. Dijo: “Nos comportamos de formas que ciertamente les dicen a los niños que no importan, que no nos interesan, que no son tan emocionantes como otras personas o cosas que puedan interrumpir nuestro tiempo con ellos”.

En definitiva, los niños prosperan cuando reciben una atención constante, confiable, enfocada y amorosa. Usar un teléfono inteligente cuando estamos con un niño es una forma de abstinencia psicológica y ausencia de respuesta. No se trata de dejar el teléfono el 100 por ciento del tiempo, sino el 90 por ciento. Está bien contestar un mensaje urgente o hacer una llamada rápida, especialmente si involucra a nuestros hijos.

Pero en la medida de lo posible, cuando estemos con nuestros hijos, estemos con ellos. Guardemos ese teléfono y otros dispositivos electrónicos. Disfrutemos del breve momento que tenemos para ayudar a nuestros hijos a crecer hasta convertirse en el encantador adulto que nos encantaría que llegaran a ser.

Imagen de Facebook: FotoAndalucia/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Dona Matthews Ph.D.

La Dra. Dona Matthews, es psicóloga de desarrollo y autora de cuatro libros sobre niños, adolescentes y educación.

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