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Verificado por Psychology Today

Sexo

Por qué las personas se ofenden tanto con los cornudos.

¿Ansías ver a tu pareja teniendo sexo con otras personas?

Shutterstock, CHOTE BKK
Fuente: Shutterstock, CHOTE BKK

Hace unos meses, Jerry Falwell Jr. renunció a su puesto como presidente de la Universidad de Liberty. Lo hizo no debido a la controversia que surgió porque se negara a requerir que los estudiantes se hicieran pruebas de COVID-19 antes de que volvieran a las aulas en el otoño de 2020. No renunció porque muchos de los estudiantes y profesores se incomodaran ante sus esfuerzos a largo plazo por silenciar la disidencia social en las premisas de la escuela, y, a veces, fuera de estas. Tampoco fue porque subió una foto de sí mismo con los pantalones abiertos en redes sociales.

Renunció porque le gusta que le pongan los cuernos y las personas se enteraron.

No se equivoquen, esto no fue la proverbial gota que derramó el vaso. Los otros problemas listados arriba fueron ignorados fácilmente, fueron decorados, minimizados, encubiertos o perdonados por la comunidad cristiana conservadora a la que pertenece. Pero invitar al chico que le limpiaba la alberca a su recámara para que Falwell pudiera verlo tener sexo con su esposa fue demasiado. ¿Si hubiera engañado a su esposa? Eso puede perdonarse, incluso en círculos profundamente conservadores. Pero, de alguna manera, ser engañado por su esposa lo convertía en alguien indigno de confianza.

Hmmm.

Como doctor en sexología y psicoterapeuta con más de 25 años de experiencia en el tratamiento de problemas sexuales y de intimidad, me pregunto por qué ser un cornudo es tan tabú.

Técnicamente, un cornudo es el esposo de una pareja adúltera que no sabe que está criando hijos que no son genéticamente suyos. En este sentido, ser un cornudo no es algo que alguien quiera ser, y los hombres que califican típicamente son considerados como débiles, poco efectivos y merecedores de su destino. El pensamiento básico es que no solamente no son “lo suficientemente hombres” para evitar que sus esposas los engañen; son tontos que ni siquiera saben que los están humillando.

Pero esa no es una descripción precisa de los cornudos en su sentido de fetiche del siglo XXI. En su lugar, estamos hablando de hombres que experimentan placer sexual al ver a su pareja tener sexo con otro hombres. Eso, es lo que aparentemente le gusta a Falwell. Ese es el comportamiento que llevaron a cabo su esposa y el muchacho que limpiaba la alberca. [NOTA: no considero la versión fetichista de los cornudos como adulterio cuando el comportamiento es consensual para todas las partes y no un secreto dentro de la relación].

En la versión fetichista de los cornudos, el hombre cornudo está completamente involucrado en el evento. Lo sabe, lo disfruta y, típicamente, se masturba mientras ocurre o inmediatamente después. Con frecuencia, el hombre cornudo es “obligado” a mirar mientras su pareja está siendo infiel. En estos casos, el fetiche es un subconjunto del sadomasoquismo. La “víctima” masculina se excita de manera sadomasoquista con la “humillación” del comportamiento de su esposa.

De manera interesante, la mayoría de los fetichistas cornudos con los que he trabajado a través de los años son hombres que, en otras áreas de sus vidas, son bastante exitosos, con frecuencia con poder o dominio por encima de otros. Veo características similares en los hombres que disfrutan estar con una dominatrix. Y no hay nada inherentemente malo con cualquiera de estos dos comportamientos. Ser cornudo o dominado de otras maneras es, para algunos, una parte natural y saludable del espectro sexual. Si los comportamientos son mutuamente consensuados, legales y no crean problemas para los participantes, ¿quién soy yo para juzgar?

La mayoría de los cornudos con los que he trabajado, ya sea que lo lleven a cabo o simplemente lo miren en línea (porno) mientras fantasean con mirarlo en persona, dicen que es una liberación del estrés de sus vidas. Entregarse de esta manera es liberador. En todas las demás facetas de la vida, sienten que deben estar en control sin importar lo que pase. Para estos individuos, soltar y permitir que otra persona se haga cargo sexualmente tiene el mismo efecto en términos de liberación del estrés y ansiedad del día a día como una buena sesión de terapia. Y, honestamente, me parece fácil entender por qué.

Generalmente, los hombres que disfrutan ser cornudos no tienen dudas de que sus esposas los aman. No se preocupan de que se enamore de la tercera persona y decida dejarlos. Saben que para ellos y su pareja, el engaño es un juego, un fetiche que los hace disfrutar más su vida sexual. Ni más, ni menos.

Lo que me parece raro sobre los cornudos no es que las personas participen de manera consensuada en este comportamiento, es que tantas otras lo encuentren desconcertante. En este respecto, se ha vuelto uno de los últimos tabúes sexuales de la sociedad, aunque pierde fuerza cada día gracias al Internet. Incluso estamos empezando a desarrollar términos para ello. Por ejemplo, los cockbulls son hombres que llevan a cabo la acción de poner el cuerno. Las cuckqueens son mujeres que disfrutan de ser cornudas. Hotwifing ocurre cuando una esposa busca activamente a otros hombres, coqueteando, usando ropa reveladora, etc, delante de su esposo.

Como terapeuta, considero estos cuernos consensuados de la misma manera en la que considero cualquier otro fetiche. Si alguien tiene un fetiche y está bien con la manera en la que se manifiesta (o no lo hace) en su vida, entonces que así sea. Sin embargo, si alguien está batallando con un fetiche, mi trabajo es ayudarle a resolver su incomodidad.

Nunca juzgo ni intento cambiar o eliminar el deseo (porque ninguna cantidad de terapia u otra táctica puede eliminar ese detonante de excitación una vez que se revela). En su lugar, trabajo para ayudar a esa persona a aceptar el fetiche como una parte natural y saludable de su panorama de excitación. Así puedo ayudar a decidir si actuar sobre el fetiche o hacerlo de lado para enfocarse en una sexualidad que encaje mejor con sus valores, relaciones y metas de vida.

Imagen de Facebook: Motortion Films/Shutterstock.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Robert Weiss

El Dr. Robert Weiss, Maestría en Trabajo Social, es autor de Out of the Doghouse: A Step-by-Step Relationship-Saving Guide for Men Caught Cheating.

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