Fantasías
Por qué fantaseamos con otras parejas
Algunos pensamientos sobre otras personas no llevan a infidelidades de la vida real, pero otros sí.
2 de junio de 2020 Revisado por Matt Huston
En una relación cercana a largo plazo, ¿es inevitable que una o ambas personas en una pareja se sientan tentadas por otras personas? Tal vez te descubras de repente fantaseado inexplicablemente con tener una aventura con el mesero de tu cafetería local. Sabes que nunca llevarías a cabo esa fantasía, entonces, ¿dónde está el daño?
Pero, tal vez este escenario te hace sentir incómodo. Amas profundamente a tu pareja y sientes que la confianza sólida que han construido se fracturaría con solo la indulgencia mental de una fantasía de infidelidad. Y pensar que la otra persona esté teniendo las mismas ideas también provoca mucha ansiedad.
La mente racional sabe que tener una fantasía y actuar sobre ella, no son lo mismo. Eres un adulto y, a diferencia de tu versión adolescente, ya aprendiste a controlar tus tendencias impulsivas (o eso espero). Está bien imaginarte teniendo sexo con un extraño porque sabes que nunca llevarás a cabo la acción ilícita. En contraste, la parte irracional de la mente teme que estés abriéndote a la inundación de un deseo que no serás capaz de controlar.
Para que exista el concepto de infidelidad en una pareja, ambas partes deben definir la relación como monógama. En un matrimonio abierto, o entre las personas que practican el poliamor, en teoría, no podría haber infidelidad. Sin embargo, en relaciones comprometidas de dos personas, la idea de la infidelidad es altamente irrelevante.
Las fantasías de infidelidad pueden adquirir muchas formas. Además de los sueños sobre los que no tenemos control, están los engaños en Facebook, en donde tal vez acosas a una ex o permites que tu imaginación corra libre por escenarios con romances de preparatoria. También podrías sorprenderte soñando despierto con una compañera de clase o de trabajo durante una reunión o clase aburrida, o lanzándole una segunda mirada a un extraño en la calle que te llama la atención. Y luego están las celebridades de Hollywood, el objeto de deseo de miles si no es que millones fantasías, sexuales o de otro tipo. ¿Estos comportamientos constituyen una infidelidad o simplemente representan escapadas mentales inocentes?
También es posible participar en una forma de fantasía de infidelidad más directa con alguien que sí podría presentar una amenaza real a tu lealtad con tu pareja. Las personas que tienen una "esposa de oficina" pueden llegar a batallar para eliminar de su mente imágenes en donde lo que ha sido platónico se vuelve romántico.
Las fantasías de infidelidad podrían llegar en un momento inconveniente. Tal vez estás compartiendo un momento realmente romántico con tu pareja y de repente aparece la pareja de fantasía en tu mente. Luchar contra eso solo empeora las cosas y podría arruinar el momento.
Entre la gente que sí llega a engañar a sus parejas, las causas van desde curiosidad hasta el deseo de venganza. Pero las fantasías de infidelidad son menos comprendidas. Podríamos imaginarlo como una extensión de la cualidad de apertura a experiencias, la voluntad de participar en una variedad de formas de juegos mentales.
Un estudio del 2003 realizado por las psicólogas españolas Maria Lameiras Fernández y Yolanda Lameiras Fernández demostró que, por lo menos entre universitarios, aquellos con niveles más altos de apertura en su personalidad y niveles más bajos de escrupulosidad también tenían actitudes más favorables hacia la sexualidad en general. Al observar el lado más oscuro de las fantasías sexuales, la psicóloga Jenny Bivona y sus colegas en la Universidad del Norte de Texas reportaron que las universitarias que tenían "fantasías de violación" también tenían una apertura más alta a experiencias sexuales en general.
Entonces, es posible que la gente que tiene más probabilidades de fantasear con alguien que no sea su pareja simplemente tiene más probabilidades de fantasear sobre el sexo en general. También podrían tener menos inhibiciones y sentirse menos restringidos por los lazos de compromiso de una relación a largo plazo. Incluso si nunca llevan a cabo sus fantasías, no se castigan a sí mismo por tenerlas.
Ya sea que forme parte de tu personalidad o no, cuando tienes fantasías, ¿significa que tu relación está maldita? Como muchos verdaderos infieles suelen hacer, ¿estás buscando complementar una relación que ya no satisface tus necesidades? Aquí, de nuevo, hay muy poco con lo que guiarnos a partir de la literatura sobre parejas, que mayoritariamente se enfoca en infidelidades reales.
Lo que sí sabemos es que las relaciones evolucionan a largo plazo y que lo que una vez era un amor apasionado puede moderarse y convertirse en una forma cálida y mutuamente satisfactoria de intimidad y compañerismo. En realidad, en lugar de buscar a una nueva pareja, usas las fantasías de infidelidad para añadirle algo de emoción a la mezcla. Incluso es posible que tú o tu pareja encuentren excitante intercambiar fantasías, incluso aquellas que involucran a otras personas. En cualquiera de estos casos, las fantasías de infidelidad no son una señal de que hay algo profundamente mal en la relación.
Pero sí existe el riesgo de que las fantasías de infidelidad se vuelvan un portal hacia infidelidades reales. Esto es particularmente cierto si estás tan ocupado con estas imágenes que no puedes disfrutar de la intimidad con tu pareja al menos de que tu mente sea libre de divagar hacia allá. En este caso, en lugar de solamente intentar luchar contra estos pensamientos, podría valer la pena intentar examinar qué los está provocando.
¿Hay algo en el aspecto, gestos o comportamiento en la recámara (o algún otro lado) que esté alejándote mentalmente? Si fantaseas constantemente sobre la misma persona, ¿qué cualidades tiene ese otro individuo que sientes que a tu pareja le hacen falta? Al permitirte explorar tus fantasías en lugar de luchar en su contra, podrías obtener algunas percepciones para compartirlas con tu pareja. No necesitas mencionar las fantasías, pero pueden hablar de lo que probablemente representen.
Finalmente, también podría haber una cara opuesta gigante en esta moneda: la gente con un bajo deseo sexual, ya sea con sus parejas o con cualquier persona, podrían beneficiarse si se les alienta a tener fantasías sexuales.
Un equipo italiano de investigadores sexuales liderados por Vieri Boncinelli (2013) clasificaron las fantasías de 308 casos clínicos de mujeres diagnosticadas con trastorno hipoactivo del deseo sexual. Estas fantasías no se clasificaron de acuerdo con la identidad de la pareja, sino con el contenido de la fantasía en sí. Los investigadores luego exploraron el uso de estas fantasías como parte del tratamiento, alentando a los participantes a fantasear sobre sus parejas. En general, solo 9 de los 48 casos que probaron el tratamiento de "fantasía" no regresaron a un funcionamiento sexual normal.
Si etiquetamos las fantasías sexuales por su contenido y no por la persona que involucran, podría ser posible percibirlas bajo una luz más positiva y posiblemente terapéutica. No tienes que sucumbir al impulso de llevar a cabo la fantasía con su protagonista original. Llevar tu imaginación a la cama contigo podría llevar eventualmente a que esas fantasías de infidelidad sean reemplazadas por otras que mejoren la manera en la que tú y tu pareja amorosa experimentan momentos compartidos de intimidad.
A version of this article originally appeared in English.