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Verificado por Psychology Today

Atención

¿Por qué algunas personas no reconocen su belleza?

Investigaciones recientes revelan secretos sobre cómo nos percibimos.

Escrito por el autor invitado Hunter Glenn

Tres amigas de hace mucho tiempo están en su desayuno semanal cuando una de ellas declara "Yo no creo ser muy guapa."

A todos nos ha pasado en algún momento. Antes de seguir con la historia, intentemos adivinar lo que pasará después. ¿Qué tipo de futuro podemos predecir?

Como alguien que ha presenciado escenas así con frecuencia. Mi experiencia me llevaría a predecir:

"¡Claro que eres hermosa!" Le dirán sus amigas. Claro, la gente a veces solo dice eso por amabilidad pero en este caso hablaremos de esas ocasiones en las que se dice sinceramente.

¿Cómo pueden las otras dos ver a su amiga como hermosa mientras que ella misma no lo hace? ¿Tal vez ella sabe cosas sobre la belleza que las otras dos ignoran?

¡Para nada! Consideremos lo que típicamente pasaría después de esa escena.

"Lo que yo daría por ser tan guapa como tú." Dice una de sus amigas.

Lo que sigue en la escena usualmente nos revela que al menos una de las amigas, probablemente las dos, también se sienten bastante inseguras de su propia belleza. Todas las personas tenemos esta tendencia natural de juzgar nuestra apariencia con más severidad que la de los demás.

¿Qué está pasando?

A quienes vivieron esa escena les preguntaría que nos hace juzgarnos de esta manera. De hecho, sí se lo he preguntado a la gente de vez en cuando y encontré que la mayoría de la gente culpa a la misma cosa. Pensémoslo, ¿qué es lo que culpa todo el mundo cuando se sienten inseguros de su belleza?

Culpamos a...

¡Los medios! Esos malvados medios y los limitadísimos estándares de belleza que imponen. Hay dos efectos; los medios son responsables solamente por uno, y no por el que estamos comentando aquí.

Las investigaciones que se han hecho sugieren que los medios afectan negativamente la manera en la que juzgamos tanto a nosotros mismos como a los demás. Tendemos a enfocarnos más en cómo afecta nuestra percepción de nosotros mismos, pero los medios también afectan la manera en la que juzgamos a otros. Aún más importante, ese no es el efecto que está afectando aquí. Estamos hablando de un efecto aparte, en el que la gente tiende a juzgarse de una manera y a los demás de otra. ¿Será justo culpar a los medios por esto también?

Imaginemos qué pasaría si los medios fueran los culpables. Primero, todo el mundo asimila el estándar de belleza que presentan los medios y juzgan la belleza bajo ese estándar. Esa es la teoría. Hasta aquí vamos bien. ¿Qué causa esto? Que la gente se vea al espejo y se de cuenta que no encaja en el estándar. Eventualmente suspiran y se rinden. "No soy atractivo", piensan.

Muy bien, la teoría encaja. Pero, ¿qué pasa cuando miran a otras personas?

Una de las amigas se le queda mirando a la otra, ella (como prácticamente todos) no encaja en el estándar de belleza. Así que ¿concluirá que su amiga no es hermosa? ¡Eso no es lo que pasa! Para ella su amiga se ve perfectamente bien y viceversa. El efecto de los medios no parece influir aquí. Podremos obtener nuestro estándar de belleza de los medios, pero la pregunta sigue siendo ¿por qué nos comparamos con ese estándar a nosotros mismos mucho más que a los demás?

Necesitamos algo que explique de manera más comprehensiva por qué una persona se juzga a sí misma de una manera y a los demás de otra, algo que trace el territorio de la realidad.

La explicación

Una combinación de dos cosas.

1. La belleza de la persona que comenta al respecto es muy importante para ella.

2. Sabe que se ve mejor que los demás.

La belleza de esa persona afecta su vida directamente. La belleza de otras personas no le afecta tanto.

Consideremos como percibe esa persona a los demás. Se fija en sus rostros y cuerpos, las partes buenas y malas que sobresalen, una evaluación balanceada de su belleza. No tiene ninguna razón en especial para ponerle atención extra a sus partes buenas o malas, ninguna razón en especial para juzgarlas de alguna manera particular. Al final del día, no le importa mucho a ella como se ven las demás personas.

Ahora, pongamos eso en contraste con cuánto le importa su propia apariencia. Cómo nos vemos afecta la manera en la que los demás nos perciben, cómo nos percibimos a nosotros mismos, cómo nos sentimos caminando por la calle. De hecho, varias investigaciones han encontrado que a más hermosos somos, más nos pagan y más se nos percibe como honestos e inteligentes.

Como para la mayoría de la gente, la belleza de esa persona que hizo la declaración sobre su belleza es muy importante. Entonces ¿A qué le pone atención? ¿A los beneficios potenciales de resaltar sus propios puntos positivos, o a las pérdidas potenciales de subrayar sus puntos negativos? La ciencia sugiere que se enfocará en las pérdidas. Esto se llama aversión a la pérdida.

Razón 1: Aversión a la pérdida

Odiamos perder más de lo que amamos ganar. La aversión a la pérdida es cuando valoramos algo más o menos basándonos en si vamos a ganarlo o si nos estamos arriesgando a perderlo.

Alguien nos da $1000. Nos dicen que podríamos perder $400 ahora o intentar quedarnos con todo con una posibilidad del 50-50 de perderlo o de quedárnoslo. ¿Que hacemos? Según estudios, alrededor del 61% de la gente en esa situación prefiere apostar para quedarse con todo que tener una pérdida segura. Entonces, supongamos que nos ofrecen un segundo trato. Podemos quedarnos con $600 de los $1000 ahora, o arriesgarnos a perderlo todo de nuevo, 50-50. ¿Qué hacemos? La gente tiende a preferir quedarse con los $600 más en este trato, solo el 43% de la gente tiende a apostar.

Ahí está el truco. Perder $400 de $1000 ¡es exactamente lo mismo que quedarse con $600 de $1000! ¿Entonces or qué la gente prefiere la opción de "quedarse" con algo por encima de la opción de "perder" algo? Simplemente tendemos a evitar pérdidas, aunque no tenga sentido. ¿Como se aplica en este caso? Si se nos presenta la opción de poner atención a lo que nos hará ver bien o a lo que nos hará ver mal.

La persona preocupada por su apariencia checa todas sus fallas cada que se ve al espejo. La belleza balanceada que amablemente acepta en los demás se pierde cuando se mira a sí misma. Se ve como menos hermosa de lo que los demás la ven.

Además, lo que sea que capture nuestra atención siempre nos parece más importante que todo aquello a lo que no le estamos prestando atención. Se llama sesgo de atención. Es un hecho natural que pasamos más tiempo examinando cuidadosamente nuestros defectos, y solo muy poco tiempo apreciando nuestros puntos positivos. Los defectos tienden a tener un mayor peso en nuestras mentes.

Ahora, la segunda razón por la que una persona juzga a su propia belleza de una manera más severa.

Razón 2: Familiaridad

Una persona así no solamente tiene razones para fijarse en sus defectos, también tiene más habilidad para hacerlo. ¿Quién nos conoce como nosotros mismos? Si le pagáramos a alguien por examinar cada defecto en nosotros ¡ni sabrían dónde buscar! Encontrarían una y luego al salir de cacería por otra, les estorbarían todas nuestras partes hermosas. Estorbaría esa evaluación balanceada que aplicamos cuando juzgamos la belleza de los demás; estorbaría también el límite de que tan críticos podemos ser aunque nos estemos esforzando.

Efectivamente, toma años, una vida incluso, construirnos esos puntos ciegos a la belleza y la lista de defectos que memorizamos sobre nosotros mismos. Una persona puede brincar de un defecto propio a otro con una eficiencia y velocidad tan impresionantes que resultarían excelentes si no fuera porque los estamos enfocando a destruirnos a nosotros mismos.

Ese íntimo conocimiento que tenemos sobre nuestra belleza, también podría fácilmente permitirnos percibir todas nuestras partes buenas en lugar de nuestros defectos, pero gracias a la aversión de pérdida, nuestra atención está programada para hacer juicios sin piedad.

Resumen

Y así es, la aversión a la pérdida de las personas hacen que enfoquen su atención en sus defectos. Este sesgo de atención. combinado con su ego emocional les hace juzgar erróneamente su belleza. Y luego, ese conocimiento privilegiado que tienen de su propia apariencia permite que sus juicios crueles golpeen con más fuerza y más profundamente de lo que podría dañarlas su peor enemigo. En realidad, en este caso, ellas son su peor enemigo.

Ya que los demás no tienen la habilidad de criticarnos como nosotros podemos, y no tienen ninguna razón para prestarle atención particular a nuestros defectos, su atención hacia nosotros es más balanceada. Ven de una manera mucho más clara las cosas buenas y malas.

La solución

¿Cómo podemos lograr una visión más natural y balanceada de nuestra belleza? Es una pregunta que me ha asediado más de una vez ya que incluso las personas más hermosas que conozco con frecuencia están tristes a causa de su apariencia. ¿Cómo puede ser? Me he encontrado muchas veces en esa escena, ofreciendo mi opinión positiva y conozco bien cómo se siente cuando mis palabras son rechazadas y mi visión de la belleza de alguien más es descartada y reemplazada por una imagen mucho más pesimista. Esa sensación de desesperanza apática crece conforme busco una manera de mostrarles lo que veo. ¿Cómo podría decirlo mejor de lo que ya lo hice? ¿Cómo puedo hacerles ver?

Si logramos evitar el sesgo de atención hacia los defectos, entonces podremos compensar nuestra aversión a la pérdida. Siempre nos veremos a nosotros mismos con mayor profundidad que a los demás, pero podemos enfocarnos en lo bueno y en lo malo. Por cada defecto sutil que soportamos, podemos mirar también un sutil encanto.

Así, la siguiente vez que una persona preocupada por su apariencia se mira al espejo, cambia su atención intencionalmente para apreciar lo que le gusta de sí misma. Pasa tanto tiempo en sus puntos buenos como en los malos. Empieza a verse con el balance con el que los demás la ven naturalmente. Todos podemos hacerlo así. La atención balanceada contrarrestará nuestra aversión natural a la pérdida y nos permitirá percibirnos como los demás ya lo hacen.

Al practicar vernos con nuevos ojos, dejemos que la perspectiva de los demás nos recuerde lo que estamos buscando. Permitámonos aceptar su perspectiva de nosotros como tan válida y tal vez más balanceada que la nuestra. Lograr la meta de tener una perspectiva balanceada tomará algo de tiempo, pero podemos animarnos con cada pequeño logro en el camino.

Preguntas a considerar

  • ¿Qué pasaría si solamente influyeran los efectos de los medios sin los efectos de la aversión a la pérdida? ¿O viceversa?
  • ¿Cómo podemos recordar balancear nuestra atención al vernos al espejo?
  • ¿Qué otros errores podríamos cometer a causa de nuestra aversión a la pérdida?
  • ¿De qué otra manera podríamos lograr una perspectiva más balanceada de nosotros mismos?
  • ¿Hay alguien más que podría beneficiarse de estas ideas?

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Gleb Tsipursky Ph.D.

El Dr. Gleb Tsipursky, está en el consejo editorial de la publicación Behavior and Social Issues. Tiene práctica privada.

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