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Verificado por Psychology Today

Autoayuda

Hacer ejercicio no es egoísmo, es autocompasión

Me sentía egoísta por hacer ejercicio y culpable por encontrar la paz.

Los puntos clave

  • La autocompasión es ser amable y comprensivo contigo y darle a tu cuerpo lo que necesita para prosperar.
  • La encarnación implica crear una versión de ti que es fuerte, sabia, solidaria y que quiere lo mejor para ti.
  • Convierte el ejercicio y la actividad física en un flujo de compasión para que des tanto como recibas.

Cuando fui madre primeriza, me costaba mucho despegarme para ir a una clase de yoga o una carrera corta. Me sentía egoísta por hacer ejercicio y culpable por encontrar un momento de paz en shavasana. Pero a lo largo de los años, descubrí que el ejercicio no es egoísta; de hecho, es un acto de autocompasión que me permite ser una mejor madre, psicóloga y pareja. Nutrir mi cuerpo mediante el ejercicio es lo más amable que puedo hacer por mí y por mis seres queridos. Existe una clara diferencia entre la autocompasión y el egoísmo.

La autocompasión es ser amable y comprensivo contigo, darle a tu cuerpo lo que necesita para prosperar y ofrecerte aliento y apoyo cuando tienes dificultades. En general, la autocompasión no daña a los demás. De hecho, al cuidar tu cuerpo, es posible que tengas más energía y recursos para estar ahí para los demás. Con autocompasión, reconoces nuestra interdependencia. Cuando tú te cuidas y yo me cuido, podremos cuidarnos mejor unos a otros.

El egoísmo es preocuparse principalmente por el propio bienestar y placer a expensas de los demás. Te impulsas por el beneficio personal sin tener en cuenta a los demás. A diferencia de la autocompasión, el egoísmo daña tus relaciones y te aísla. Cuando eres egoísta no ves los aspectos comunitarios y relacionales de la vida.

Actívate físicamente con compasión

Prueba estos dos ejercicios de la Terapia Centrada en la Compasión para activar tu Yo compasivo y mover más tu cuerpo.

1. Encarna un yo compasivo

La encarnación implica entrar en una versión de ti que es fuerte, sabia, solidaria y que quiere lo mejor para ti. Encarnar un yo compasivo se asocia con una mayor compasión por los demás, sentir seguridad y relajación, seguridad propia y establecer metas compasivas (Matos et al 2017). La próxima vez que salgas a hacer ejercicio, prueba esta visualización de encarnación:

  • Respira profundamente unas cuantas veces y luego imagina que entras en el cuerpo de una versión compasiva de ti. Esta versión tuya quiere lo mejor para ti, se preocupa por tu bienestar y el de los demás.
  • ¿Qué te diría esta versión tuya sobre la actividad física? ¿Por qué es importante para tu bienestar?
  • Imagínate asumir la expresión facial de esta versión más compasiva de ti. Deja que tus ojos sonrían, tu rostro sea amigable y cálido.
  • Adopta la postura de alguien fuerte, valiente y alentador.
  • Mueve tu cuerpo de manera que esta versión sabia y compasiva de ti se mueva. Aporta cualidades de vitalidad, amor y cuidado a tus gestos y pasos.
  • Observa la energía que recibes al ser tu versión más compasiva de ti.

2. Inicia un flujo de compasión

Según Paul Gilbert, fundador de Compassionate Mind Foundation, la compasión puede fluir de tres maneras: dar compasión a los demás, recibir compasión de los demás y autocompasión. Convierte el ejercicio y la actividad física en un flujo de compasión para que des tanto como recibas.

  • Da compasión con movimiento: ¿Cómo puedes integrar actos de bondad en tus actividades físicas? Considera participar en actividades como construcción de senderos, limpieza de playas, ayudar a un amigo con su mudanza, sacar a pasear a tu perro, ayudar a tu hijo a calentar para su partido deportivo o quitar la nieve del camino de entrada de tu vecino. Mientras realizas estas prácticas de movimiento, concéntrate en las emociones positivas que surgen al dar a los demás.
  • Recibe compasión con movimiento: ¿Cómo puedes abrirte a recibir ayuda mientras te mantienes en movimiento? Comparte viajes a tu clase de ejercicio favorita, busca la responsabilidad de un amigo, pídele a tu pareja que te despierte cuando se levante temprano para su activación matutino o solicita obsequios relacionados con el movimiento para ocasiones especiales, como ropa deportiva o vacaciones activas.
  • Autocompasión con el movimiento: ¿Qué actividades nutren tanto tu cuerpo como tu alma? Cuando sientas depresión, estrés o ansiedad, identifica las actividades que mejor mejoren tu estado de ánimo y mejoren tu bienestar general. Cuando aparece la fatiga, ¿qué estímulo y motivación resuenan en ti? Concédete el regalo de nutrir tu cuerpo y tu alma como un acto supremo de autocompasión, reconociendo que no es egoísmo sino más bien un medio para reponer tu energía para participar en diversas formas de actividades compasivas.

Es vital entender que cuidar tu bienestar físico a través del ejercicio no es un acto egoísta; es un acto de autocompasión que, en última instancia, puede mejorar tu capacidad de cuidar de los demás. Al adoptar un enfoque compasivo hacia el movimiento, no sólo te beneficias a ti sino que también contribuye positivamente a tus relaciones y a la comunidad en general. Entonces, la próxima vez que realices actividad física, recuerda encarnar tu yo compasivo, dar y recibir compasión a través del movimiento y nutrir tu cuerpo y alma con bondad. Al hacerlo, descubrirás que el camino hacia una persona más sana y compasiva no sólo es beneficiosa sino también enriquecedora para todos los que te rodean.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Diana Hill, Ph.D.

La Dra. Diana Hill, es psicóloga clínica, co autora de ACT Daily Journal, y conductora del podcast Your Life in Process.

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