Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Elizabeth  Earnshaw,  MA, LMFT, CGT
Elizabeth Earnshaw, MA, LMFT, CGT
Estrés

El desorden, el cortisol y la carga mental

Cómo el desorden crea estrés y qué se puede hacer al respecto.

Los puntos clave

  • Los estudios muestran que el desorden en el hogar produce picos de cortisol más altos para las mujeres.
  • El desorden impacta más a las mujeres porque asumen una cantidad desproporcionada de trabajo mental.
  • Las mujeres tienen más probabilidades de sentir que llevan la carga de “arreglar” el desorden.

En 2010, se realizó un estudio sobre parejas casadas con dos ingresos y al menos un niño viviendo en el hogar. El estudio mostró que cuando la esposa veía una casa desordenada, sus niveles de cortisol aumentaban a lo largo del día, mientras que aquellas que no experimentaban un problema de desorden notaban que sus niveles de cortisol bajaban a lo largo del día.

Fuente: Andrea Piacquadio/Pexels
Fuente: Andrea Piacquadio/Pexels

En este estudio (y otros), las mujeres tienden a verse más afectadas por el estrés del desorden que los hombres. Mi hipótesis para esto es que las mujeres se sienten abrumadas por el desorden porque saben que tienen que soportar la carga cognitiva de resolverlo todo.

En la mayoría de los hogares, las mujeres soportan la mayor parte de lo que se llama carga mental. La carga mental es cualquier trabajo que requiere nuestro cerebro: notar, recordar, delegar, investigar, etc.

Cuando una mujer ve desorden (sí, esto es una generalización y puede que no se aplique a todas), no solo nota el desorden, sino que comienza a procesar activamente lo que tendrá que hacer a continuación y cómo lo hará.

Sobrecarga cognitiva

Pensar en el acto de navegar entre el desorden puede generar una sobrecarga cognitiva, lo que genera un estado de estrés que puede causar agitación, agobio y bloqueo. Cuando esto sucede, las personas tienen dificultades para involucrarse con su vida de la manera que les gustaría, posiblemente sintiéndose tan sobrecargadas por el lugar donde debería ir todo que o bien se ponen a toda marcha y lo guardan todo o se bloquean por completo, incapaces de tomar medidas.

Un acto de balance

La mayoría de las familias con niños pequeños no pueden tener hogares perfectos. Esto es especialmente así en los hogares con dos ingresos. Simplemente no les alcanza el tiempo durante el día. Y aún así pueden aspirar a un cierto equilibrio (aunque comprendan que nada está totalmente equilibrado).

¿Cómo lo logramos?

1. Eliminar: Muchas personas tienen demasiadas cosas y no saben qué hacer con ellas. Es importante aprender a minimizar la cantidad de objetos que hay en el hogar. Esto puede implicar un trabajo emocional que te ayude a desprenderte, pero es importante. Mereces espacio mental; deshazte de las cosas que hay en tu espacio físico para tenerlo.

2. Prevenir: Buscar soluciones al desorden de forma proactiva puede resultar de ayuda. Una técnica habitual de organización del hogar es la de tener “lugares” para las cosas. Al establecer estos lugares, tendrás que “pensar menos”cuando surja el desorden porque sabrás exactamente dónde va.

Para crear estos lugares, comienza a hacer una lista de los tipos de desorden que encuentres en la casa. Luego, crea un lugar para ellos. Por ejemplo, si encuentras pilas de recibos tirados por todas partes, significa que tus recibos necesitan un lugar para que la gente sepa dónde colocarlos.

3. Adaptar: Si llevas una vida ajetreada, es probable que tu casa no sea perfecta, por lo que algunas cosas podrían quedar un poco desordenadas o desaliñadas. En este punto es donde queremos trabajar para adaptarnos a cómo es tu vida en este momento: tus hijos no serán pequeños para siempre y, con suerte, tú no siempre estarás tan ocupada. Esta es una temporada. Aprender a regular y corregular con tu pareja durante este período de tiempo te ayudará a mantener bajos los niveles de cortisol.

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Más de Elizabeth Earnshaw, MA, LMFT, CGT
Más de Psychology Today
Más de Elizabeth Earnshaw, MA, LMFT, CGT
Más de Psychology Today