Sexo
Dentro de tus fantasías sexuales
Conoce lo más íntimo de tus necesidades sexuales
18 de agosto de 2020 Revisado por Gary Drevitch
Un antiguo investigador del FBI, miembro originario de la Unidad de Ciencias Conductuales le advirtió a los miembros de la audiencia sobre los asesinos seriales y abusadores sexuales parafraseando a Marco Aurelio: “todas las acciones van precedidas por un pensamiento”. Supuso que esto significaba que debíamos vigilar nuestros pensamientos y, en tratamiento, trabajar para ayudar a todos los transgresores (especialmente los abusadores sexuales) a dejar de pensar en fantasías sexuales que involucren actos criminales.
De hecho, se volvió una práctica común entre consejeros de transgresores sexuales enfocar sus habilidades clínicas en “ayudar” a sus clientes a aprender a reprimir sus pensamientos sexuales: todos ellos. La teoría era que el simple estado de excitación era un preludio al comportamiento sexual, así que, cuando piensas en ello, una fantasía sexual es muy peligrosa. Con este fin, muchos programas todavía enseñan técnicas para “detener los pensamientos”. Algunos incluso comparten ampolletas de sales aromáticas o amoniaco a los clientes, instruyéndolos a aspirar profundamente el aroma castigador cada vez que tengan un pensamiento sexual.
Muchas iglesias enseñan una interpretación similar de la palabras de Jesús “quienquiera que mire a una mujer con lujuria ha cometido adulterio con ella en su corazón”. Entonces parece lógico para muchos que nadie debería estar viendo o incluso pensando cosas sexuales. Malo ¡muy malo!
Pero, ¿esta manera de pensar funciona? No.
Si piensas en ello por un momento, decirle a un hombre heterosexual que no piense en sexo es como una mamá de un hijo homosexual diciéndole que debería intentar interesarse en las mujeres. En otras palabras, somos lo que somos. Como seres sexuales, vamos a tener pensamientos sexuales. A menos de que seas diferente a la mayoría, tú (y cualquier pareja futura que tengas) van a disfrutar tener pensamientos que les den placer. Esto incluye pensamientos de comprar algo que desean mucho y complacerse con un alimento que disfruten mucho, así como tener pensamientos sexualmente satisfactorios.
Esta es la definición exacta de una fantasía sexual. Una fantasía sexual es cualquier pensamiento que brinda placer sexual. Si las fantasías sexuales (y el placer que conllevan) estuvieran prohibidas por las autoridades a nuestro alrededor, el remedio para la mayoría de nosotros sería sencillo: miente. “No, yo no pienso en las personas de esa manera”.
Hay otra razón por la que los intentos clínicos (y los eclesiásticos) por evitar que las personas tengan pensamientos sexualmente placenteros no funciona: tan necesaria como es la represión como herramienta en nuestras vidas, es un remedio temporal. La represión (de cualquier deseo) no es un estilo de vida muy bueno o, siquiera sustentable. Aquello que se reprime será expresado de maneras inapropiadas.
¿Cómo es eso? Al usar solamente la represión para manejar mis pensamientos sexuales, puedo, si soy bueno en la represión, separar mi sexualidad de mi consciencia. Así que, ahora no estoy mintiendo sobre mis fantasías sexuales, literalmente no tengo idea de que estoy teniendo fantasías sexuales porque soy sumamente bueno mintiéndome a mí mismo. La consecuencia de mi impresionante capacidad para autoengañarme es que ahora estoy completamente inconsciente de que tengo pensamientos sexuales que me dan placer. Y, como fichas de dominó que caen una sobre la otra, mi falta de consciencia sobre mis fantasías sexuales significa que ahora no tengo manera de manejar esos pensamientos sexuales o medidas para contrarrestar la posibilidad de actuar impulsivamente de maneras que van en contra de mis metas sexuales.
Si, por ejemplo, amo a mi pareja y quiero quedarme por siempre en una relación feliz y satisfactoria, entonces sería benéfico para mí estar consciente de que me siento atraído por mi vecina. Ya sabes, la que es muy guapa. La que tiene un esposo que no la trata bien. El que está de viaje justo cuando ella necesita ayuda con la tubería de la cocina. Sí, esa mujer. Mi consciencia de mis pensamientos me permite encontrar un camino aceptable que seguir, consistente con mis metas y mi moral. “Lo siento, Blanche, no sé nada de plomería. Te paso el número de mi plomero”.
Aquí estamos observando de nuevo la vitrina de las ideas y ahí está, en el centro, la joya de las ideas sexuales: es decir, la gestión inteligente de la sexualidad. Fui capaz de hacer ambas cosas, tanto disfrutar los pensamientos que me traen placer y usar esos pensamientos como un sistema de alerta temprano. Mis fantasías sexuales me dicen qué tipo de ideas me encienden. Esto me permite considerarlas con placer y con una capacidad incrementada de manejar mi comportamiento conscientemente. Quién sabe, tal vez incluso lleve a mi chaperón personal (es decir, mi esposa) a que me acompañe a ayudar a Blanche.
Las fantasías sexuales son el vestidor de la madre naturaleza en la tienda departamental de la vida. Una vez dentro de la privacidad de mi propia mente, puedo probarme algunas ideas. Puedo considerar qué tan prácticas son (podríamos hacer eso), como escape (hola, señora vampiro) o como algo placentero pero demasiado caras (verá, señor juez, sucedió así). Robarnos a nosotros mismos y a los demás de nuestros pensamientos sexuales privados es a fin de cuentas paralizante.
Finalmente, si realmente amas a alguien entonces querrás conocerle. Si quieres conocer a alguien, entonces naturalmente querrás saber sobre su sexualidad, incluyendo aquello que sueñan con hacerle a la señora vampiro. No es que lo vayas a hacer (a menos de que quieras), ni que tengas una obligación de hacerlo solo porque lo compartieron. Es solo que amas a la otra persona y realmente quieres conocerla, ¿o no? Pero si quieres saber más de la persona que amas recuerda que debes crear un espacio seguro en el que pueda compartir estas cosas.
A version of this article originally appeared in English.