Identidad
Conceptos básicos de la identidad
¿Qué queremos decir con identidad y por qué importa la identidad?
27 de febrero de 2020 Revisado por Lybi Ma
La identidad se ocupa en gran medida de la pregunta: “¿Quiénes somos?” ¿Qué significa ser esa persona? La identidad se relaciona con nuestros valores fundamentales que dictan las decisiones que tomamos (por ejemplo: relaciones, carrera). Estas elecciones reflejan quiénes somos y lo que valoramos. Por ejemplo, podemos suponer que un banquero de inversiones valora el dinero, mientras que un profesor universitario valora la educación y ayudar a los estudiantes. Sin embargo, pocas personas eligen sus identidades. En cambio, simplemente interiorizan los valores de sus padres o de las culturas dominantes (por ejemplo, la búsqueda del materialismo, el poder y una apariencia atractiva). Lamentablemente, estos valores pueden no estar alineados con el yo auténtico y crear una vida frustrante. Por el contrario, las personas satisfechas pueden vivir una vida fiel a sus valores y perseguir metas valiosas. La falta de un sentido coherente de identidad causará incertidumbre sobre lo que uno quiere hacer en la vida.
Una persona puede tener varias identidades, como de maestro, padre o amigo. Cada posición tiene sus propios significados y expectativas que se interiorizan como identidad. Una de las principales tareas del autodesarrollo durante la adolescencia temprana es la diferenciación de los múltiples yos en función del contexto social (por ejemplo, yo con mi padre, mi madre, mis amigos cercanos) con co conciencia de las potenciales contradicciones. Lo noté con mi hija de 16 años. Aunque estaba contenta con sus amigos, parecía estar deprimida a mi alrededor, o cambiaría de estar alegre alrededor de sus amigos a ser desagradable con su madre. Me preguntaba, y creo que ella también: ¿Cuál es su verdadero yo? Sin embargo, a medida que los jóvenes maduran cognitivamente, logran una sensación de coherencia en su identidad.
La identidad puede adquirirse indirectamente de nuestros padres, compañeros y otros modelos a seguir. Los niños empiezan a definirse a sí mismos en términos de cómo creen que sus padres los perciben. Si sus padres los ven como inútiles, llegarán a definirse a sí mismos como inútiles. Las personas que se perciben a sí mismas como agradables pueden recordar más declaraciones positivas que negativas por parte de sus padres.
Los psicólogos asumen que la formación de la identidad es una cuestión de “encontrarse a uno mismo”, haciendo coincidir los talentos y el potencial de cada uno con los roles sociales disponibles. Por lo tanto, definirse dentro de un mundo social es una de las decisiones más difíciles que una persona debe tomar. Ante la lucha por la identidad, muchos terminan adoptando identidades más oscuras, como el abuso de drogas, las compras compulsivas o el juego, como método compensatorio para experimentar vitalidad o evitar la depresión y la falta de sentido.
¿Qué constituye el verdadero yo? El objetivo final de los individuos es desarrollar y nutrir aquellas elecciones que son consistentes con su verdadero yo. Negar el verdadero yo es negar lo mejor en nosotros. Encontrar más felicidad en la vida significa vivir en armonía con el verdadero yo.
Se requieren tres objetivos para completar la tarea de formación de identidad. La primera tarea es descubrir y desarrollar los potenciales personales. Esto hace referencia a aquellas cosas que una persona puede hacer mejor que otras. ¿Cómo puede una persona descubrir cuáles son esos potenciales? La respuesta es un proceso de prueba y error. Esto requiere la exposición a una amplia gama de actividades, algunas de las cuales podremos hacer relativamente bien. Esto se reconoce por los comentarios que recibimos de otros y por nuestros propios sentimientos positivos sobre esas actividades. Estas actividades simplemente “se sienten bien” para nosotros, y estos sentimientos son pistas útiles. Nos sentimos intrínsecamente motivados para realizar estas actividades. Sin embargo, el desarrollo de las habilidades y el talento requiere tiempo, esfuerzo y voluntad para tolerar la frustración cuando hallamos obstáculos.
El segundo paso es elegir nuestro propósito en la vida. Es necesario elegir lo que buscamos lograr en nuestras vidas. Para lograr un éxito sustancial en el cumplimiento de nuestro propósito, los objetivos deben ser compatibles con nuestro talento y habilidades (nuestro yo auténtico). Elegir un propósito incompatible con nuestras capacidades es una receta para la frustración y el fracaso. Finalmente, es necesario encontrar oportunidades para implementar ese potencial y propósito. Las sociedades abiertas permiten la movilidad de roles y la flexibilidad para implementar opciones relacionadas con la identidad. Sin embargo, esto no ocurre en sociedades estrechas y rígidas. Para algunos, esto puede llevar a la emigración.
La identidad nunca es “final” y continúa desarrollándose a lo largo de la vida. Conocer la propia identidad con precisión aumenta el autoestima y reduce la depresión y la ansiedad. Cuando la gente hace lo que cree que debería hacer, es feliz.
Cuando la gente se representa a sí misma o se presenta de una forma no habitual para impresionar a una audiencia, el comportamiento es antinatural y agotador. El comportamiento requiere mayores recursos cognitivos, porque la mente está llena de dudas, vergüenza y pensamientos negativos. Además, cuando las personas recurren a audiencias cercanas para que les ayuden a definir quiénes deben ser, cómo deben verse y qué deben hacer, corren el riesgo de actuar en formas perjudiciales para su salud y caer en trastornos alimentarios, alcoholismo o el abuso de drogas. Por ejemplo, los trastornos alimentarios se deben en parte a las preocupaciones sobre la apariencia corporal. El consumo de alcohol y drogas está relacionado con la presión y aceptación de los compañeros.
A version of this article originally appeared in English.