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Experiencias Adversas en la Infancia
El término "experiencias adversas en la infancia" se refiere a una gama de situaciones negativas que un niño puede afrontar o atestiguar al crecer. Estas experiencias incluyen abuso emocional, físico o sexual; negligencia emocional o física; separación o divorcio de los padres; o vivir en un hogar con violencia doméstica. Otras situaciones difíciles incluyen vivir en un hogar con un alcohólico o abusador de sustancias, o con miembros de la familia que sufren trastornos mentales, o en un hogar con un miembro de la familia en la cárcel.
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En el estudio original de experiencias infantiles, iniciado en 1995 por los Centros federales para el Control de Enfermedades y Kaiser Permanente, dos tercios de los más de 17,000 sujetos que completaron encuestas confidenciales sobre su infancia informaron haber experimentado al menos una experiencia adversa en la infancia. Investigaciones posteriores se han centrado en cómo estas experiencias han afectado la salud física y mental de las personas y su bienestar a medida que crecen.
Se ha encontrado que las personas que han enfrentado experiencias infantiles más difíciles tienen un mayor riesgo de deterioro en el desarrollo cognitivo y social, así como de abuso de drogas, embarazo no deseado, depresión y trastorno de estrés postraumático.
No todas las personas que han sufrido una infancia áspera crecen para ser inadaptadas o insalubres. Algunos niños son menos susceptibles a los efectos negativos de su entorno y llevan menos estrés con ellos en la edad adulta.
Algunos niños son capaces de manejar los cambios de humor y arrebatos de padres inestables y pueden desarrollar una gran capacidad para detectar las emociones de los demás, además de ser capaces de leer señales no verbales. Existe evidencia de que, dependiendo del temperamento del niño, la exposición a experiencias problemáticas puede hacer que un niño sea más resistente o muy vulnerable a problemas posteriores.
La flexibilidad cognitiva es la capacidad de moverse entre diferentes tareas y aplicar lo que aprendes de una situación para resolver un problema en otra situación. La persona mentalmente flexible busca estrategias inventivas y soluciones novedosas. Esta habilidad se considera parte de la función ejecutiva del cerebro. Los niños que lidian mejor con condiciones adversas bien pueden mostrar la capacidad de ser cognitivamente más flexibles.
Crecer en la pobreza es la experiencia adversa más común. Otras situaciones comunes incluyen el divorcio, un niño separado de un padre u otro tutor, atestiguar de forma regular abuso doméstico, así como vivir con un alcohólico o adicto a otras sustancias.
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Los jóvenes que crecen con experiencias infantiles positivas tienen una menor probabilidad de padecer depresión clínica como adultos y una mayor probabilidad de tener relaciones saludables. Las experiencias positivas de la infancia incluyen que un niño pueda hablar con su familia sobre sus sentimientos; sentir que su familia estuvo a su lado durante los tiempos difíciles; disfrutar de las tradiciones comunitarias; tener un sentido de pertenencia en la escuela secundaria; sentirse apoyado por amigos; tener al menos dos adultos que no sean sus padres que mostraron un interés genuino en ellos; y sentirse a salvo y protegidos por un adulto en casa.
El principal medio para que los profesionales determinen si las experiencias adversas de la infancia podrían estar afectando a un niño es administrar el Cuestionario de 10 preguntas de Experiencia Adversa en la Infancia (ACES, por sus siglas en inglés).
Este cuestionario “ayuda a normalizar la conversación sobre las experiencias adversas en la infancia y su impacto en la vida”, dice Vincent Felitti, quien ha estudiado a niños procedentes de entornos difíciles. "Cuando hacemos que esté bien hablar de lo que sucedió, elimina el poder que el secreto tan a menudo tiene.”
Los individuos con puntajes ACES más altos pueden ser más reactivos emocionalmente que otros y desarrollar una respuesta de lucha o huida desregulada, percibiendo amenazas en situaciones que otros ven correctamente como neutrales. Esto puede obstaculizar la capacidad de formar los tipos de alianzas de las que depende el éxito profesional y social.
Cuando las personas pueden reconocer su pasado y buscar ayuda para sus posibles efectos, varios enfoques para el tratamiento pueden ayudar a aliviar estas preocupaciones, como llevar un diario, la meditación de atención plena, la terapia, el autocuidado y la terapia con neurofeedback.