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Autocontrol
El autocontrol, o la capacidad de manejar los impulsos, las emociones y nuestros comportamientos para lograr objetivos a largo plazo, es lo que separa a los humanos del resto del reino animal. El autocontrol tiene sus raíces principalmente en la corteza prefrontal, el centro de planificación, resolución de problemas y toma de decisiones del cerebro, que es significativamente más grande en los humanos que en otros mamíferos.
La riqueza de las conexiones nerviosas en la corteza prefrontal permite a las personas planificar, evaluar acciones alternativas e, idealmente, evitar hacer cosas que luego lamentarán, en lugar de responder de inmediato a cada impulso a medida que surja.
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La capacidad de regular nuestras emociones y comportamientos es un aspecto clave de la función ejecutiva, es el conjunto de habilidades que permite a un individuo planificar, monitorear y alcanzar sus objetivos. Existe un debate en torno al grado en que el autocontrol es una diferencia individual innata, frente a una habilidad aprendida. La mayoría de los expertos creen que las personas que tienen una disposición a niveles más bajos de autocontrol aún pueden cultivar hábitos saludables y tomar medidas de prevención para controlar su comportamiento.
La idea del autocontrol como un rasgo estable no siempre es acertada. El nivel de autocontrol de una persona tiende a aumentar y disminuir en el transcurso de un día, lo que sugiere que el autocontrol es menos una capacidad mental como la inteligencia y más un recurso fluctuante en la misma línea de la energía física.
Evita siempre situaciones en las que sepas que enfrentarás la tentación. Por ejemplo, si tienes la tentación de comer comida chatarra, manténte alejado de los restaurantes de comida rápida y no te dirijas a los pasillos de bocadillos o horneados del supermercado. Evitar los desencadenantes es clave.
El autocontrol no se trata de autoprivación y ciertamente no se trata de castigarse. Pero a menudo se trata de redefinir lo que es placentero para tí para mantener los comportamientos destructivos bajo control. Se trata de tomar el poder sobre tus propias acciones y aprender a ignorar los impulsos inmediatos, sin importar cuán poderosos sean.
La capacidad de ejercer autocontrol a menudo se conoce como fuerza de voluntad. Permite a las personas dirigir su atención a pesar de la presencia de estímulos competidores, y es la cualidad subyacente para todo tipo de logros, desde la escuela hasta el lugar de trabajo. También beneficia las relaciones.
Existe un debate significativo en la ciencia sobre si la fuerza de voluntad es un recurso finito. Algunos estudios indican que el ejercicio de la fuerza de voluntad exige energía mental. Este concepto, llamado agotamiento del ego, es una posible explicación de por qué las personas son más propensas a buscar una galleta con chispas de chocolate cuando se sienten con exceso de trabajo.
Sin embargo, recientemente,, los científicos no han podido replicar algunos de los estudios subyacentes al concepto de agotamiento del ego. Es fundamental lograr una mejor comprensión de por qué las personas ceden a algunos impulsos, pero son capaces de resistir con éxito a ot
A principios de la década de 1970, el psicólogo Walter Mischel realizó lo que ahora se conoce como la prueba de malvavisco; descubrió que los niños a los que se les dejaba solos en una habitación con un plato que contenía un malvavisco y fueron capaces de resistirse a comerlo para ser recompensados con dos en el futuro, más tarde mostraron numerosos resultados positivos en la vida. Notablemente, estos niños tuvieron menos problemas de comportamiento y mejores calificaciones que aquellos que no pudieron retrasar la gratificación en la prueba.
La famosa prueba puede no reflejar realmente el autocontrol, que es un desafío para la noción a larga data de que la prueba hace precisamente eso. Existe la tentación de generalizar demasiado y sacar conclusiones sobre cómo dar a los niños una ventaja competitiva. En lugar de esto, algunos investigadores prefieren mirar más de cerca una variedad de influencias en el desarrollo.
Una persona que piensa que el autocontrol es un recurso limitado tendrá más probabilidades de ceder a las tentaciones. Además, cuando percibimos una tarea como esfuerzo, mostramos un peor autocontrol. Esto puede significar que puedes tener más control simplemente cambiando tu perspectiva.
Ya sea que te sientas tentado por las drogas, la comida o navegar por Twitter en lugar de trabajar, todos tenemos dominios de la vida en los que deseamos poder ejercer un poco más de fuerza de voluntad. ¿Cómo puede un individuo construir esta habilidad crítica? Investigaciones recientes apuntan al uso de recompensas, rutinas y prácticas de atención plena como posibles formas de establecer mejores hábitos y regular el comportamiento a largo plazo.
Otro enfoque es desarrollar una conciencia de los desencadenantes que descarrilan el autocontrol. Las vistas y los olores que emanan de una panadería de barrio mientras se camina por ahí pueden debilitar la determinación de mantener una dieta saludable, pero tomar una ruta diferente que evite la panadería puede fortalecerla. Fortalecer la fuerza de voluntad puede no ser siempre fácil, pero hacerlo puede mejorar significativamente la salud, el rendimiento en el trabajo y la calidad de vida.
Practicar buenos hábitos es más impactante que tener una fuerza de voluntad fuerte. Las personas que tienen un mejor autocontrol dependen más de los buenos hábitos que de la fuerza de voluntad, lo que conduce a un mejor progreso en nuestros objetivos generales.
Las personas que piensan en "por qué" hacen algo son capaces de ejercer un mayor autocontrol y persisten más tiempo en una tarea que aquellos que piensan en "cómo" hacer algo. Cuando sabemos el objetivo que buscamos, en lugar de los medios para llegar allí, tenemos más probabilidades de dejar la rebanada de pastel y hacernos más fuertes.
Los investigadores han descubierto que bajo ciertas circunstancias, el orgullo aumenta el autocontrol. Pero en otras circunstancias, el orgullo le da a la gente licencia para disfrutar. La diferencia depende de la fuente del orgullo. El autocontrol recibe un impulso cuando el orgullo se deriva de sentirse bien acerca de uno mismo.
