Orgasmo
Por qué los hombres tienen más orgasmos que las mujeres
Explorando la brecha del placer sexual entre géneros.
15 de febrero de 2022 Revisado por Gary Drevitch
Los puntos clave
- Comúnmente se piensa que los hombres tienen un orgasmo más fácil que las mujeres debido a la biología, pero la investigación no respalda esto.
- Los hombres están culturizados con un sentido de derecho, y esto también puede ocurrir en el dormitorio.
- La investigación muestra que tanto los hombres como las mujeres creen que los hombres tienen más derecho a los orgasmos.
Es de conocimiento común que los hombres son más propensos que las mujeres al orgasmo durante un encuentro sexual. Esto es cierto tanto en relaciones casuales como en relaciones a largo plazo. Pero no está claro por qué es así.
Debido a que el orgasmo está vinculado con la eyaculación en los hombres, los investigadores durante mucho tiempo pensaron que la pregunta relevante era por qué las mujeres tienen orgasmos en absoluto. Sin embargo, ahora entendemos la anatomía reproductiva femenina lo suficientemente bien como para responder a esa pregunta.
La razón es que el pene masculino y el clítoris femenino son estructuras análogas. Ambos tienen una alta concentración de terminaciones nerviosas, que, cuando se estimulan lo suficiente, conducen al orgasmo. En otras palabras, las mujeres tienen orgasmos por la misma razón que los hombres tienen pezones: se debe al plan básico del cuerpo humano.
Sin embargo, podría ser el caso de que los hombres todavía tengan más probabilidades de alcanzar el orgasmo que las mujeres debido a las diferencias anatómicas. Después de todo, los hombres tienen pezones, pero generalmente no lactan. Así que tal vez las mujeres pueden alcanzar el orgasmo si las condiciones son las adecuadas, y aquellas que llegan al clímax con frecuencia deben considerarse afortunadas.
No se trata de biología
Como señalan Verena Klein y Terri Conley, psicólogas de la Universidad de Michigan en un artículo publicado recientemente en la revista Social Psychological and Personality Science, este argumento no es válido. En primer lugar, no hay nada en el clítoris que sugiera que es menos probable que produzca orgasmos que el pene, ya que ambos tienen la misma concentración de terminaciones nerviosas.
Además, las mujeres son capaces de tener orgasmos múltiples en una secesión corta. En contraste, los hombres están limitados en el número de orgasmos que pueden tener dentro de un período de tiempo determinado. Por razones que todavía son desconocidas pero muy debatidas, los hombres experimentan un período refractario después de cada eyaculación, por lo que los orgasmos múltiples están fuera de discusión. Dados estos hechos, parece que las mujeres deberían tener más orgasmos que los hombres, no al revés.
Como descartaron razones biológicas, Klein y Conley consideraron si la brecha de placer sexual por género podría explicarse por las actitudes sociales sobre el sexo. Señalan que en la sociedad occidental, se enseña a los hombres a sentirse más con derecho, mientras que a las mujeres se les enseña a actuar con más deferencia.
Como ejemplo, Klein y Conley consideran la brecha salarial por género. Está bien documentado que a los hombres se les suele pagar más por el mismo trabajo que a las mujeres, pero esto no se debe solo a la opresión patriarcal. Cuando las investigadoras preguntan a hombres y mujeres cuánto creen que se les debe pagar por varios tipos de trabajo, los hombres esperan que se les pague más que a las mujeres. En otras palabras, las mujeres han interiorizado la idea de que no valen tanto como los hombres en la esfera profesional.
Normas sociales para el comportamiento sexual
Klein y Conley especulan que una dinámica similar subyace a la brecha del orgasmo. Dado que es de conocimiento común que los hombres tienen más orgasmos, las mujeres pueden simplemente aceptar esto como un hecho que no se puede cambiar. Como resultado, ponen poco esfuerzo en lograr el clímax por su cuenta. Incluso pueden pensar que un orgasmo es algo que su amante les da, no algo que hacen por sí mismas.
Del mismo modo, los hombres, con su sentido de derecho, esperan experimentar el orgasmo durante el sexo. De hecho, a menudo se angustian bastante cuando no logran alcanzar el clímax, viendo el evento como un fracaso.
Para probar la hipótesis de que la brecha de placer sexual de género se deriva de las normas sociales, Klein y Conley llevaron a cabo una serie de estudios que exploraron las actitudes de las personas sobre el orgasmo masculino y femenino. Por ejemplo, en un estudio, pidieron a los participantes que imaginaran un encuentro sexual entre una mujer y un hombre en el que solo uno de ellos podría llegar al clímax. Dependía de cada participante decidir cuál conseguiría el orgasmo. Aunque los participantes se dividieron en números aproximadamente iguales de hombres y mujeres, casi dos tercios le dieron el orgasmo al hombre. Esto demuestra que incluso las mujeres creen que los hombres tienen más derecho al orgasmo que ellas.
En otro estudio, los participantes leyeron un escenario en el que "Jazmín" o "Miguel" sufrían de depresión y ansiedad severas. Su médico le había recetado un nuevo y poderoso antidepresivo, pero el efecto secundario era la pérdida de la capacidad para alcanzar el orgasmo. Los participantes eran más propensos a aconsejarle a Jazmín que tomara el medicamento que a Miguel. Este resultado muestra una vez más que la gente piensa que los hombres tienen más derecho al orgasmo que las mujeres.
Las mujeres piensan que los hombres tienen más derecho al orgasmo
En un estudio de seguimiento, Klein y Conley preguntaron a la gente por qué pensaban que los hombres tenían más derecho a los orgasmos que las mujeres. Muchos creían que este era el caso por razones sociales, como que los hombres tienen el control durante el sexo o que el acto sexual en sí se define como el lapso entre la iniciación masculina y la eyaculación masculina. Otros atribuyeron la brecha del orgasmo a la biología, afirmando que los hombres solo alcanzan el orgasmo más fácilmente que las mujeres debido a sus respectivas anatomías.
Mientras que el primer conjunto de explicaciones refleja una aceptación de las normas sociales y el status quo, el segundo conjunto indica una falta general de conocimiento sobre la sexualidad humana. Como ya hemos visto, no hay razón para creer que la biología de las mujeres limite su capacidad para alcanzar el clímax. Por el contrario, la anatomía femenina sugiere que la brecha del orgasmo debe correr en la dirección opuesta, con las mujeres teniendo más orgasmos que los hombres.
Klein y Conley proporcionan pruebas sólidas de que la brecha del orgasmo se debe, en gran parte, a las actitudes sociales de los derechos masculinos. Sin embargo, no es solo que los hombres sean egoístas y se preocupen solo por su propia satisfacción sexual, negándose brutalmente a atender las necesidades sexuales de su amante. Más bien, las mujeres también han interiorizado la noción de que los hombres tienen derecho a orgasmos, pero ellas mismas no.
Dada la importancia de una vida sexual satisfactoria para mantener la salud física y mental a lo largo de la edad adulta, es una pena que tantas personas todavía se aferren a creencias falsas sobre la sexualidad. La "Revolución Sexual" de la década de 1960 desafió a las personas a repensar sus actitudes sobre el sexo, pero estudios como este nos muestran que todavía tenemos un largo camino por recorrer antes de lograr realmente una sociedad positiva para el sexo.
A version of this article originally appeared in English.