¿Los opuestos se atraen?

Cuando David y Dana comenzaron a salir, inicialmente se sintieron atraídos el uno por el otro debido a sus marcadas diferencias en personalidad, intereses y pasatiempos. Él era tímido; ella era extrovertida. Él era ordenado; ella era desordenada. Él era omnívoro; ella era vegana. A él le gustaba la música clásica, mientras que ella prefería el punk. Al principio, estas diferencias parecían nuevas y emocionantes. Su relación realmente parecía ejemplificar el viejo adagio de que "los opuestos se atraen". Pero a lo largo de los meses que estuvieron juntos, estas diferencias se convirtieron en obstáculos, especialmente cuando se trataba de sus diferentes puntos de vista y valores. Su relación finalmente se esfumó.

El mito

Comúnmente se cree que los opuestos se atraen. Es decir, que las personas se sienten atraídas por quienes son muy diferentes a ellas mismas en cuanto a cualidades, experiencias y rasgos de personalidad. Es difícil precisar los orígenes exactos del dicho, aunque uno de los primeros defensores de la teoría fue el sociólogo Robert Francis Winch, quien estudió a las parejas en la década de 1950. Su artículo, "La teoría de las necesidades complementarias en la selección de pareja", postulaba la idea de que todos estamos buscando características de las que carecemos y que una pareja ideal es aquella en la que sus características se complementan entre sí. Se creía que la complementariedad hacía que una pareja fuera más interesante y creaba una relación equilibrada. Por ejemplo, un introvertido elegiría una pareja más extrovertida, tal vez como una forma de que el introvertido se beneficie de la influencia del extrovertido.

"Los opuestos se atraen" se convirtió en una expresión común y un tropo en la cultura pop. Muchas personas están de acuerdo en que el adagio es cierto e incluso pueden señalar un ejemplo en sus propias vidas. La variedad es la sal de la vida, como dice otro refrán, mientras que a nuestros cerebros les encanta la novedad. Sin embargo, como podemos ver en el caso de David y Dana, la idea de que los opuestos siempre se atraen es solo un mito romántico. La realidad es muy diferente.

La ciencia

Una gran cantidad de investigaciones revela evidencia de atracción por similitudes. Por lo general, nos sentimos atraídos por personas que son similares a nosotros y por aquellos con quienes compartimos intereses y atributos. Un estudio reciente mostró que, en promedio, las parejas comparten casi el 90 por ciento de rasgos como la religiosidad y la ideología política, e incluso factores de estilo de vida, como la dieta y si beben y fuman o no. Los participantes del estudio fueron similares, desde beber la misma cantidad de agua que su pareja y pasar la misma cantidad de tiempo frente a la computadora. En general, eran similares en edad, etnia, educación, nivel de ingresos y, lo que es más importante, compartían creencias y valores fundamentales similares.

Según diversos estudios, no solo nos atraen las personas que son similares a nosotros, sino que la similitud es un indicador del éxito a largo plazo de una relación. Las personas que son similares tienden a estar de acuerdo en más cosas, como política y religión, y a compartir las mismas preferencias de comunicación. De hecho, hay cierta evidencia que sugiere que los opuestos se repelen, particularmente cuando se trata de puntos de vista, valores y temperamentos. Se ha demostrado, por ejemplo, que es menos probable que los introvertidos y los extrovertidos se emparejen, rompiendo la idea errónea de que las personas extrovertidas y las violetas menguantes se sienten atraídas entre sí.

Hoy en día, las redes, sitios y aplicaciones en línea que muchos de nosotros usamos para encontrar amigos, citas y amor, nos empujan en la dirección de personas que parecen pensar de manera similar a nosotros.

Los opuestos se pueden atraer

Entonces, ¿por qué sigue siendo tan generalizada la creencia obsoleta de que los opuestos se atraen? Esto se debe a que los opuestos ciertamente pueden sentirse atraídos el uno por el otro, pero esa atracción a menudo dura poco, especialmente si la pareja no comparte valores similares. Este tipo de relaciones tienden a basarse en un enamoramiento fugaz y química física, pero es posible que no conduzcan al amor. Las diferencias pueden generar una chispa inicial, aunque a largo plazo, las similitudes generan las relaciones románticas más satisfactorias y duraderas.