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Los puntos clave
- La infidelidad no es solo un acto físico, sino una violación del compromiso emocional.
- Gastar dinero tontamente puede generar resentimiento, estrés y, en última instancia, ruptura matrimonial.
- Los celos pueden sofocar la intimidad y erosionar la conexión emocional entre las parejas.
Un estudio clásico de 1997 publicado en el Journal of Marriage and Family analizó más de una década de datos de miles de parejas casadas para descubrir las principales causas de divorcio. Los investigadores llegaron a seis, que se explican a continuación.
Si bien la investigación se llevó a cabo hace más de 20 años, los resultados son tan relevantes hoy como lo fueron cuando se publicaron por primera vez.
1. Engaño/infidelidad
La infidelidad sigue siendo uno de los principales precursores del divorcio, socavando significativamente la confianza y la seguridad emocional dentro de una relación. Cuando uno de los miembros de la pareja rompe el pacto de fidelidad, provoca un profundo dolor emocional y una sensación de traición. Esta violación puede erosionar los cimientos de la relación, dificultando que la parte lesionada recupere la confianza o que la relación se recupere por completo.
Los estudios psicológicos muestran consistentemente que la infidelidad no es simplemente un acto físico, sino una violación del compromiso emocional y la integridad, que son cruciales para mantener un vínculo matrimonial saludable.
"De acuerdo con la literatura anterior, la infidelidad se asoció con un aumento especialmente grande en las probabilidades de divorcio", escriben los autores, Paul Amato y Stacy Rogers, del estudio de 1997.
2. Gastar dinero tontamente
Los desacuerdos financieros son una de las principales causas de problemas matrimoniales, a menudo exacerbados por los hábitos de gasto irresponsables de una pareja. Cuando un cónyuge toma decisiones financieras de manera consistente sin consultar al otro o ignora los presupuestos acordados, puede generar resentimiento, estrés y, en última instancia, ruptura matrimonial.
Este problema va más allá de la estabilidad financiera: refleja problemas más profundos de respeto, comunicación y objetivos mutuos dentro de la relación.
3. Consumo de alcohol y/o drogas
El abuso de sustancias, incluido el consumo excesivo de alcohol o drogas, puede tensar gravemente un matrimonio y con frecuencia se cita como un precursor del divorcio. Los trastornos por uso de sustancias pueden alterar el comportamiento, afectar el juicio y provocar inestabilidad emocional, creando un entorno inseguro o impredecible dentro de la relación.
Además, el abuso de sustancias a menudo se correlaciona con otros problemas, como la tensión financiera, el descuido de las responsabilidades y la distancia emocional, todo lo cual contribuye a la insatisfacción y el conflicto marital.
4. Celos
Los celos, ya sea enraizados en experiencias pasadas o inseguridades actuales, pueden envenenar una relación al fomentar la desconfianza y controlar los comportamientos. Los celos excesivos a menudo reflejan problemas subyacentes de baja autoestima, miedo al abandono o trauma no resuelto, lo que puede llevar a pensamientos obsesivos, acusaciones e intentos de controlar las acciones de la pareja.
Con el tiempo, los celos pueden sofocar la intimidad y erosionar la conexión emocional entre las parejas, lo que hace que la reconciliación sea un desafío sin abordar sus causas fundamentales.
Curiosamente, los investigadores encontraron que los maridos, más que las esposas, tenían más probabilidades de citar los celos de las esposas como una tensión significativa en la relación. Esto también es consistente con el hallazgo de que los maridos informaron menos problemas matrimoniales en general que las esposas.
La terapia dirigida a desarrollar la autoestima, mejorar las habilidades de comunicación y fomentar la confianza puede ayudar a las parejas a superar los celos de manera constructiva y fortalecer los lazos de relación.
5. Mal humor
El mal humor crónico o la volatilidad emocional pueden tensar las relaciones matrimoniales al crear una atmósfera impredecible y tensa en el hogar. Los cambios de humor, ya sean causados por afecciones subyacentes de salud mental o estrés situacional, pueden provocar conflictos frecuentes, distanciamiento emocional y dificultad para resolver disputas con calma.
Cuando las fluctuaciones del estado de ánimo de una pareja dominan la dinámica de la relación, puede hacer que la otra se sienta emocionalmente descuidada o nerviosa, contribuyendo a sentimientos de insatisfacción y, en última instancia, a la ruptura de la armonía matrimonial.
6. Hábitos irritantes
Con el tiempo, hábitos o comportamientos aparentemente menores que inicialmente parecían entrañables o tolerables pueden convertirse en fuentes significativas de irritación y tensión en un matrimonio.
Ya sea dejando ropa sucia, tardanzas constantes u olvidos persistentes, estos hábitos pueden desgastar la paciencia y la buena voluntad entre las parejas. Lo que puede comenzar como una molestia leve puede convertirse en discusiones frecuentes o distanciamiento emocional si no se aborda.
La terapia de pareja a menudo se enfoca en mejorar las habilidades de comunicación y las estrategias de negociación para abordar estos problemas de manera constructiva, fomentando el entendimiento mutuo y el compromiso. Abordar los hábitos y comportamientos problemáticos a tiempo puede evitar que se conviertan en fuentes arraigadas de conflicto que contribuyan a la insatisfacción matrimonial y, potencialmente, al divorcio.
Para encontrar un psicólogo cerca de ti, visita el Directorio de Psychology Today.
Una versión de esta publicación también aparece en Forbes.com.
A version of this article originally appeared in English.
