Hablar con extraños te hace bien

Fuente: Enrico Martins / Pexels

Esta publicación fue escrita en colaboración con Victoria E. Gillison.

Cuando vivía en la ciudad de Nueva York y me sentía sola, miraba a mi alrededor y veía mesas de amigos y me preguntaba cómo habían hecho para encontrar a su gente. Quería hacer amigos, pero me parecía tabú admitirlo e intimidante intentarlo. Si intentara conversar con alguien, ¿me ignorarían? ¿Pensarían que soy rara? ¿Se molestarían?

Probablemente sospeches esto sobre mí, pero a menudo recurro a la investigación como una forma de calmar mis miedos. Como un amigo tranquilizador, los estudios a menudo me dicen que lo aterrador que creo que podría suceder probablemente no sucederá. E incluso si lo hace, sobreviviré.

Uno de esos estudios se llama “Hablar con extraños: una intervención de una semana reduce las barreras psicológicas a la conexión social”.

Durante una semana, se pidió a los participantes en este experimento social que observaran a un extraño que coincidía con una descripción (por ejemplo, usa zapatos que te gustan) o que entablaran una conversación con ellos. Aquellos a quienes se les pidió repetidamente que hablaran con extraños, en lugar de solo observarlos, al final de la semana se sintieron más positivos, menos incómodos y más seguros de su capacidad para hablar con extraños, y esperaban disfrutar más las conversaciones con extraños. Aún más, todavía se sentían así una semana después.

El estudio también encontró que las personas predijeron que los extraños estarían dispuestos a hablar con ellos el 40% del tiempo. ¿La realidad? Los extraños estaban abiertos a hablar con ellos el 87% del tiempo.
¿Qué significa esto para la amistad? Significa que las oportunidades para hacer nuevos amigos están a nuestro alrededor. El estudio encontró que el 41% de las personas que tenían que hablar con extraños intercambiaron información de contacto para hacer un seguimiento. Iniciar conversaciones con extraños puede ser intimidante, pero si podemos superar ese primer momento, descubriremos que no es tan intimidante como pensamos y más gratificante de lo que imaginamos.

Nuestras predicciones inexactamente pesimistas de las interacciones sociales también son reveladas por la investigación sobre algo llamado brecha de simpatía. Un estudio realizado en la Universidad de Yale mostró que los participantes subestimaron el disfrute de una pareja en su conversación y cuánto le agradaron a esa pareja después de la conversación. Subestimamos cuánto a los demás no solo les interesa hablar con nosotros, sino también cuánto les gustamos.

La brecha de simpatía también se aplica a los observadores de las interacciones. Cuando se les pidió a los participantes que observaran otra conversación e informaran cuánto parecía que la pareja disfrutaba de la conversación y se agradaban mutuamente, los observadores no participantes demostraron la brecha de simpatía. Subestimaron el disfrute y la simpatía percibidos en comparación con los informes reales de los compañeros de conversación.

La investigación sobre la brecha de simpatía y hablar con extraños nos asegura que nuestras palabras sociales son más abiertas de lo que suponemos.

Teniendo esto en cuenta, esto es lo que sugiero si estás buscando amigos. Entablar una conversación con alguien que…

• Comparte un trayecto contigo
• Está en la misma cafetería que tú
• Te está sirviendo comida o bebida
• Está esperando junto a ti en la fila
• Hace ejercicio contigo
• Asiste a tu grupo social (club de lectura, club de corredores, clase de idiomas, etc.)
• La ciencia nos dice que no es tan aterrador como pensamos.