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Verificado por Psychology Today

Libre albedrío

Cuando los desacuerdos son provocados por hablar por encima del otro

Las discusiones que no sean sobre lo mismo nunca se resolverán.

Los puntos clave

  • No comprender cómo ve el mundo otra persona lleva a hablar por encima de ella.
  • Las discusiones en las que se habla por encima del otro están marcadas por la confusión y nunca se resolverán.
  • Recientes discusiones entre científicos sobre el libre albedrío son buenos ejemplos de cómo hablar por encima.

¿Qué es hablar por encima del otro?

¿Recuerdas ese comercial sobre panqués en donde una pareja en sus años dorados discutían sobre el sabor de panqué (pasas o nuez) que querían comer? La mujer le preguntaba a su esposo de qué sabor de panqué quería comer, él no escuchaba y preguntaba una y otra vez hasta que ella utilizaba un megáfono para preguntar, él reaccionaba con un “te pasas” expresando la exageración con la que ella había resuelto el problema, ella entendía que su esposo quería panqué de pasas y se lo acercaba, él decía que ese era de pasas y él quería de nuez, a lo que ella respondía “¿cómo que no es?”

Cuando las personas piensan que están hablando de lo mismo pero en realidad están hablando de cosas diferentes, es una forma de “hablar por encima del otro” (ver Glaser, 2012). Esto se conoce como la “falacia del tintineo” en la evaluación psicológica (Block, 1996). En esta publicación, examino cómo los biólogos Kevin Mitchell (2023) y Robert Sapolsky (2023) hablan por encima del otro sobre la existencia del libre albedrío.

En sus libros, tanto Mitchell como Sapolsky parecen reacios a comenzar con una definición clara y explícita del libre albedrío. Mitchell (2023, p. 278): “No comencé deliberadamente con una noción preconcebida de qué propiedades debe tener nuestra voluntad para calificar como 'libre', para este propósito o cualquier otro”. Sapolsky (2023, p. 14): “¿Qué es el libre albedrío? Gruñido... Haré todo lo posible para mitigar el arrastre de esto”. [Véase también el análisis de Fischer (2023) sobre la renuencia de Sapolsky a definir el libre albedrío directamente.]

Negarse a definir de qué se está hablando es una receta para por encima del otro. Un examen del debate y sus libros muestra que Mitchell pudo haber excalamdo por la exageración de una reacción, mientras que Sapolosky podría haber asumido que quería panqué de pasas.

La percepción del libre albedrío de Kevin Mitchell

Después de revisar la evolución de la vida desde los organismos unicelulares hasta los seres humanos, Mitchell (2023) finalmente llega a una definición de libre albedrío como “control consciente y racional” (p. 20). En lugar de revisar el largo relato de Mitchell sobre esta historia de casi 4 mil millones de años, describiré el principio y el final de su relato.

Mitchell señala que los primeros organismos unicelulares probablemente tomaron decisiones para moverse hacia ambientes que eran favorables para la supervivencia y alejarse de ambientes que amenazaban la supervivencia, pero estas elecciones no son libres porque no fueron causadas por una deliberación consciente. Los comportamientos de una ameba son reacciones inmediatas y automáticas basadas en el estado físico del entorno externo y el estado químico interno del organismo.

Pero a medida que el sistema nervioso evolucionó, los animales con cerebros suficientemente complejos no tuvieron que reaccionar inmediata y automáticamente ante las situaciones. Los cerebros humanos pueden pensar en la importancia relativa de las metas deseadas y las opciones de comportamiento para lograr esas metas, contemplar qué opciones de comportamiento tienen más probabilidades de lograr esa meta de mayor prioridad en las circunstancias actuales y elegir conscientemente la mejor opción. Para Mitchell, “libre” en el libre albedrío se refiere a nuestra capacidad de tomarnos el tiempo para contemplar y elegir entre una variedad de opciones imaginadas y posibles en lugar de reaccionar automáticamente como una ameba. Según Mitchell, el hecho de que los cerebros exhiban este tipo de control racional y consciente demuestra la existencia del libre albedrío.

La definición de Robert Sapolsky del libre albedrío

Tanto en su libro como en el vídeo del debate, Sapolsky señala que la mayoría de la gente habla del libre albedrío en términos de intención consciente. La gente dice que una persona exhibe libre albedrío si (1) es consciente de su intención de comportamiento, (2) es consciente del resultado probable del comportamiento, (3) es consciente de que había otras opciones y alternativas de comportamiento disponibles para ellos, y (4) no están siendo coaccionados por otras personas. Esta descripción es casi idéntica a la descripción que hace Mitchell de la elección consciente y racional.

Pero Sapolsky tiene un argumento para explicar por qué la elección consciente y racional no es libre.

Sapolsky señala que, para cualquier intención, siempre habrá una multitud de eventos previos sobre los cuales la persona no tiene conciencia ni control y que estos eventos previos determinan colectivamente cada intención consciente. Estos eventos incluyen niveles recientes de hormonas y azúcar en sangre, hábitos inconscientes inculcados por los padres durante la infancia, drogas, alcohol y hormonas del estrés en el cuerpo de la madre de la persona durante su embarazo, influencias genéticas heredadas y características ecológicas que moldearon la evolución humana. Sapolsky concluye que la voluntad nunca es libre porque nunca estamos completamente libres del pasado que moldeó quiénes somos y qué pretendemos hacer.

La respuesta de Mitchell a Sapolsky

Cuando Sapolsky señaló que los acontecimientos pasados siempre influyen en las decisiones actuales, Mitchell afirmó que esto era irrelevante para la libertad. Respondió que, de hecho, sería imposible ejercer el libre albedrío si los acontecimientos pasados no tuvieran ninguna influencia en nuestras elecciones, porque entonces no tendríamos nada en qué basar nuestras elecciones: ni metas previamente establecidas, ni una comprensión adquirida de cómo funciona el mundo, ni lecciones de experiencias pasadas. Para Mitchell, la inevitabilidad de las influencias pasadas no resta libertad a la voluntad. Para Sapolsky, la inevitabilidad de las influencias pasadas es exactamente lo que hace que la voluntad no sea libre.

Consecuencias de hablar por encima del otro sobre el libre albedrío

En debates en los que las personas utilizan diferentes definiciones y hablan sin entenderse, los participantes pueden confundirse y frustrarse y afirmar que la otra persona se contradice. Por ejemplo, el escritor científico John Horgan (2023) define el libre albedrío exactamente como lo hace Mitchell: “El libre albedrío es la capacidad de discernir diferentes caminos posibles; sopesar sus pros y sus contras; y elegir un camino debido a sus deliberaciones”. Horgan luego afirma que las deliberaciones de Sapolsky contradicen sus argumentos contra el libre albedrío: “Sapolsky ha sopesado los argumentos a favor y en contra del libre albedrío y ha concluido que no existe. El libro contra el libre albedrío de Sapolsky es, por lo tanto, una espectacular demostración y producto de libre albedrío de Sapolsky”.

Pero Sapolsky no define el libre albedrío como sacar conclusiones después de una deliberación. Lo define como la ausencia total de influencias pasadas en la toma de decisiones. Entonces, no hay contradicción; sólo confusión frustrada por parte de John Horgan.

En otro ejemplo, Mitchell coincidió con Sapolsky en que las personas con enfermedades mentales, tumores cerebrales, parásitos y adicciones no son tan competentes para tomar buenas decisiones como las personas “normales”. Por lo tanto, admite que las personas defectuosas tienen un libre albedrío disminuido, pero luego afirma que Sapolsky se contradice al no aceptar que las personas normales tengan libre albedrío. Sapolsky respondió preguntando cuál es la diferencia entre un cerebro que funciona mal con una única causa obvia (como una enfermedad mental) y un cerebro que funciona mal y que está moldeado por una serie de influencias pasadas (paternidad deficiente, pobreza, escolarización inadecuada). Mitchell parecía capaz de imaginar sólo influencias pasadas obvias y profundas que reducen la competencia (y por tanto la libertad). Pero Sapolsky afirmaba que las causas pasadas, tanto sutiles como obvias, determinan cada comportamiento humano, tanto competente como incompetente. Hablaron por encima del otro.

Entonces, la próxima vez que no estés de acuerdo con alguien, asegúrate de estar hablando de lo mismo.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
John A. Johnson Ph.D.

El Dr. John A. Johnson, es profesor de psicología en la Universidad Estatal de Pensilvania.

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