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Verificado por Psychology Today

Relaciones

5 Señales de una relación emocionalmente inmadura

¿Tu relación está infectada de inmadurez emocional?

Los puntos clave

  • Los conflictos son normales en las relaciones, aprender a comunicarse directamente marca la diferencia.
  • Los romances emocionalmente inmaduros se estancan porque nadie mejora sus habilidades de comunicación.
  • Identificar los signos de inmadurez emocional genera conciencia sobre nuevas formas de interactuar.

Puede que te frustres contigo y con tu pareja si te das cuenta de que estás en una relación romántica emocionalmente inmadura.

Aunque tienen muchas cosas en común, disfrutan de momentos maravillosos juntos y tienen una química estupenda, se sienten frustrados y estancados una y otra vez. A menudo caen en las mismas discusiones una y otra vez, se sienten resentidos e incomprendidos y albergan una lista de quejas que nunca se resuelven. Esto se debe a que cuando su unión está infectada de inmadurez emocional, es difícil abordar los problemas de manera directa y respetuosa, por lo que se repiten una y otra vez. Cuando dos personas funcionan en este nivel, nadie aporta nuevas herramientas para afrontar la situación o desafiar al otro a superar los patrones disfuncionales.

Identificar las señales de inmadurez emocional puede iniciar un nuevo patrón. Hablar sobre estos indicadores con tu pareja es un comienzo para aprender formas más maduras de afrontar los conflictos y las emociones negativas. Aquí hay cinco señales de que tu relación puede estar funcionando en un nivel emocionalmente inmaduro:

  1. Sarcasmo: Es bastante común que las personas tengan problemas con los conflictos porque van en contra de su deseo de ser agradables y amables. Demasiadas personas nunca aprenden habilidades de comunicación y resolución de conflictos. Por lo tanto, en lugar de gestionar eficazmente los conflictos, “expresan” su resentimiento a través de comentarios irónicos, bromas y sarcasmo. Esto es complicado porque el sarcasmo puede ser divertido en el momento. Sin embargo, a largo plazo, puede resultar hiriente y eso puede alimentar la hostilidad. La próxima vez que tu pareja o tú se involucren en el sarcasmo, mira si puedes bajar el ritmo del momento y profundizar la conversación: “Vaya, ese comentario salió de la nada. Me pregunto cómo te sientes realmente”. O bien, asume el sarcasmo: “Después de hacer ese comentario, me di cuenta de que tengo algunos sentimientos de los que no era consciente ni te había comunicado”.
  2. Comportamiento pasivo-agresivo: Esto es cuando tu pareja y tú pueden tener verdaderos resentimientos, pero en lugar de hablar de ellos directamente, se manifiestan de manera disfuncional. La agresión pasiva puede ser verbal o no verbal. Algunos ejemplos incluyen la evasión, el tratamiento silencioso, el rechazo de la pareja, expresar su malestar por algo que no es el problema real (¡otra vez se olvidó de la mantequilla!) y posponer cosas que tu pareja y tú acordaron. Otro ejemplo es sentir energía hostil que emana de tu pareja, pero no entender por qué. El sello distintivo del comportamiento pasivo-agresivo es que cuando se le señala a las personas, niegan que algo esté mal. Entonces, cuando recibes el tratamiento silencioso, puedes decirle a tu pareja: “¿qué pasa?” y tu pareja sigue actuando como si todo estuviera bien. Para superar esta dinámica, tanto tú como tu pareja deben responsabilizarse mutuamente cuando se produce este tipo de comportamiento. Si sientes que algo está mal, probablemente así sea, y debe confiar en esos instintos y comunicárselo a tu pareja.
  3. Verdaderos sentimientos enmascarados como bromas: Es imposible tener buenos y felices sentimientos hacia tu pareja en todo momento. Aceptar la normalidad de esta realidad da lugar a hablar directamente de los resentimientos y disgustos. Negar esta realidad significa que lo negativo sale a la luz de maneras que son confusas y dolorosas. Un modo común es a través de “bromas” que en realidad parecen excavaciones en tu psique: “¡Ja, la reina de llegar tarde por fin llegó!”. La mejor manera de salir de esta dinámica es, cuando seas el destinatario de una de estas bromas, preguntarle sinceramente a tu pareja si tiene algunos sentimientos ocultos: “Me estoy dando cuenta de que llego bastante tarde y me pregunto cómo te sientes tú…”
  4. Dinámica padre/madre-hijo/hija: En estas uniones, es común que una persona asuma el rol de controlador o padre/madre y la otra actúe como hijo o hija. ¿Cómo se manifiesta esto? Una persona siempre se siente presionada, abrumada por las responsabilidades de la vida. La otra se sale con la suya sin aportar su parte justa a la relación. Independientemente del bando en el que te encuentres, esto es problemático. Si eres quien controla, piensa por qué sigues permitiendo que tu pareja se aproveche de ti. ¿A qué le temes si dejas de actuar en este rol? Si estás permitiendo que tu pareja haga todo el trabajo pesado, pregúntate cómo esta dinámica puede estar manteniéndote estancada/o en un mundo adolescente en el que nunca puedes sentirte completa, confiada y profundamente segura de ti.
  1. Gaslighting: Esta expresión se usa demasiado, pero es una forma adecuada de describir un tipo de abuso emocional que puede instalarse con el tiempo en una relación emocionalmente inmadura. Todas las dinámicas anteriores comienzan a pasar factura y, cuando un miembro lo señala, el otro miembro “hace gaslighting” negando, desestimando, cuestionando y dudando de su experiencia. Como resultado, esto hace que cuestiones tu realidad. Puedes invalidarte a ti como alguien demasiado sensible, crítico o regañón. El gaslighting es una señal de que la dinámica emocionalmente inmadura está escalando hacia un lugar tóxico. Una vez que comienzas a dudar de ti y de tus experiencias, es fácil perder el rumbo en una relación. Si te sientes así, considera la posibilidad de tomarte un descanso de tu pareja para poder obtener claridad sobre tus verdaderos sentimientos y establecer autenticidad en tu relación.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Jill P. Weber Ph.D.

La Dra. Jill P. Weber, es autora de Having Sex, Wanting Intimacy—Why Women Settle for One-Sided relationships.

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