Autoayuda
3 Maneras de gestionar tu energía para aumentar tu productividad
Decidir qué es importante y qué puedes esperar puede ayudarte en el trabajo y en casa.
13 de agosto de 2024 Revisado por Davia Sills
Los puntos clave
- Cuando las personas planifican su día, tienen más posibilidades de tener un buen día.
- Mantener la vista puesta en el premio les ayuda a alcanzar sus metas.
- Contar las bendiciones que tienen enriquece su mente.
En un mundo en el que se realizan múltiples tareas a la vez y la economía avanza a un ritmo acelerado, es fundamental que dediques tu tiempo y energía a lo que importa. Esto es especialmente cierto si trabajas a tiempo completo, asistes a la universidad, mantienes una casa y también intentas encontrar tiempo para integrar una vida social.
Todas estas facetas son esenciales para vivir una vida con propósito; sin embargo, descubrir cómo hacer malabarismos con ellas con éxito puede ser un desafío. Es por eso que encontrar una manera de medir cómo gastas tu tiempo es tan necesario como encontrar una manera de invertir parte de tu energía en actividades que puedan mejorar tu salud mental.
Un área de interés es cómo administras tu energía, ya que la energía puede ser limitada a diario. Por ejemplo, si gastas tu energía quejándote del tráfico y el clima, es posible que no te quede suficiente energía para terminar tus tareas laborales y volver a casa para dedicar tiempo a tus seres queridos.
¿Cómo puedes asistir al trabajo y a la escuela y, al mismo tiempo, regresar a casa con suficiente energía para disfrutar del tiempo en familia? Estos tres consejos pueden ayudarte.
1. Decide en la mañana el tipo de día que quieres.
El hecho de despertarte por la mañana es en sí mismo un motivo de celebración por muchas razones, incluida la oportunidad de decidir qué tipo de día queremos. Tener un buen día significa despertar con el corazón lleno de gratitud, crear un espacio (al lado de la cama) por la mañana para sentarte y meditar o reflexionar sobre lo bendecidos que somos a pesar de todo lo demás.
Algunas personas comienzan el día con una oración, tomándose un tiempo simplemente para agradecer a Dios por tener aliento en sus pulmones y tener la capacidad de escuchar, ver, tocar, oler o recordar dónde están en ese momento. Otras reflexionan mientras preparan una taza de café, se preparan para el día con una afirmación positiva o escuchan música para preparar su mente y su cuerpo para el día.
La idea es tener una rutina diaria estratégica. Comienza por decidir qué tipo de día quieres del menú del universo. Nunca salgas de casa sin hacer un pedido para el tipo de día que quieres; de lo contrario, dejarás tu día en manos de la casualidad. La parte de tu día sobre la que tienes más control es la forma en que respondes a otras personas y a lo que sucede a tu alrededor. Por ejemplo, si decides ser amable con la gente pase lo que pase, entonces cualquier oportunidad que se te presente para practicar la cortesía encajará perfectamente en tu plan.
2. Haz caso a las cosas que importan.
Un acto intencional tan simple como recordarte que debes conducir a la defensiva es significativo. Te ayudará a prestar atención a los conductores imprudentes y nunca permitir que ningún tipo de conducción te altere porque lo que importa todos los días es volver a casa con tus seres queridos. Mientras estás en el trabajo o en un espacio público, tomas la decisión consciente de ser cordial sin importar lo que pase. Ya sea en una sala de juntas, sirviendo en un restaurante, cuidando niños, haciendo entregas o trabajando en una línea de montaje, puedes mantener la misma conducta sin permitir que nadie ni ninguna situación te distraiga de lo que es importante para ti.
La mayoría de los desacuerdos diarios surgen cuando dejas de concentrarte en lo que es importante para ti (seguridad, profesionalismo, amabilidad, respeto, etc.). Una vez que eres consciente de lo que es importante para ti, se vuelve más difícil perder la calma por cualquier cosa. Este simple ejercicio mantiene tus emociones reguladas todo el día sin ningún estrés nocivo.
Incluso si hay presiones y situaciones estresantes en el lugar de trabajo, aún puedes recordarte que debes concentrarte en lo que importa. Al final del día, te mantendrás fiel a ti y a las decisiones que tomaste por la mañana antes de comenzar tu día.
3. Agradece por la manera en la que tu día termina.
A medida que superes el día sin perder la cabeza ni hacer cosas de las que luego te arrepientas, lograrás tu objetivo de volver con tus seres queridos de buen humor. Recuerda que no eres responsable de lo que la gente piense de ti, sino de cómo reaccionas ante lo que te sucedió.
La batalla más importante que debes librar a diario es la batalla de la mente. La forma en que te comportas en situaciones estresantes determina el tipo de persona que eres. Y para empezar mejor, tienes que tener un plan por la mañana para saber cómo manejarte.
Después de llegar a casa, puedes reflexionar sobre tu día, tal vez mientras te duchas o cenas, y agradecer haber llegado a casa a salvo. Saludar a tus seres queridos de buen humor te da esa maravillosa sensación de logro. Cuando te vayas a dormir por la noche, puedes calmar tu mente contando tus bendiciones e incluso nombrando algunas de ellas antes de sucumbir al sueño con la mente en paz.
La vida en sí ya es bastante agitada; no la hagas más difícil no planificando tu día desde el principio. Para tener una buena oportunidad de tener un buen día, tienes que decidir qué tipo de día quieres, decidiendo intencionalmente cómo quieres que se desarrolle tu día, concentrándote en lo que te importa a lo largo del día y volviendo a casa con un corazón lleno de gratitud.
Si practicas estas pocas cosas, tendrás la oportunidad de tener un día maravilloso, incluso en medio de un mundo incierto. Solo recuerda, lo que hace que tu día sea bueno es cómo planificas con anticipación y te apegas a tu plan o lo ajustas según sea necesario, pero las respuestas intangibles son las que hacen que la vida sea más interesante.
A version of this article originally appeared in English.