Cognición
10 Errores de pensamiento que aplastan tu fuerza mental
... y cómo superarlos.
8 de septiembre de 2020 Revisado por Matt Huston
La fuerza mental requiere un enfoque de tres puntas: manejar nuestros pensamientos, regular nuestras emociones y comportarnos productivamente a pesar de nuestras circunstancias.
Si bien las tres áreas pueden ser una lucha, a menudo son nuestros pensamientos los que hacen que sea más difícil ser mentalmente fuertes.
A medida que avanzamos en nuestras rutinas diarias, nuestro monólogo interno narra nuestra experiencia. Nuestro monólogo interno guía nuestro comportamiento e influye en la forma en que interactuamos con los demás. También juega un papel importante en cómo te sientes acerca de ti mismo, otras personas y el mundo en general.
Muy a menudo, sin embargo, nuestros pensamientos conscientes no son realistas; son irracionales e inexactos. Creerles a nuestros pensamientos irracionales puede acarrearnos problemas, incluidos problemas de comunicación, problemas de relación y decisiones poco saludables.
Ya sea que te esfuerces por alcanzar metas personales o profesionales, la clave del éxito a menudo comienza con reconocer y reemplazar pensamientos inexactos. Los errores de pensamiento más comunes se pueden dividir en estas 10 categorías, adaptadas del libro de David Burns, Feeling Good: The New Mood Therapy.
1. Pensamiento de todo o nada
A veces vemos las cosas como blanco o negro: tal vez tienes dos categorías de compañeros de trabajo en tu mente, los buenos y los malos. O tal vez nos fijamos en cada proyecto como un éxito o un fracaso. Reconoces los tonos de gris, en lugar de poner las cosas en términos de todo es bueno o todo es malo.
2. Sobregeneralización
Es fácil tomar un evento en particular y generalizarlo al resto de nuestra vida. Si no pudiste cerrar un acuerdo, puedes decidir: "soy malo al cerrar acuerdos". O si un miembro de la familia te trata mal, podrías pensar: "todos en mi familia son groseros". Toma nota de las ocasiones en que un incidente puede aplicarse a una sola situación específica, en lugar de todas las demás áreas de la vida.
3. Filtrar lo Positivo
Si suceden nueve cosas buenas, y una cosa mala, a veces filtramos lo bueno y nos enfocamos en lo malo. Tal vez declaramos que tuvimos un mal día, a pesar de los eventos positivos que ocurrieron. O tal vez miramos hacia atrás en nuestro rendimiento y declaramos que fue terrible porque cometimos un solo error. Filtrar lo positivo puede impedirte establecer una perspectiva realista sobre una situación. Desarrolla una perspectiva equilibrada notando tanto lo positivo como lo negativo.
Nunca podemos estar seguros de lo que alguien más está pensando. Sin embargo, todos ocasionalmente asumimos que sabemos lo que está sucediendo en la mente de otra persona. Pensando cosas como "debe haber pensado que fui estúpido en la reunión" hacer inferencias que no necesariamente se basan en la realidad. Recuérdate a ti mismo que puede que no estés haciendo conjeturas precisas sobre las percepciones de otras personas.
A veces pensamos que las cosas son mucho peores de lo que realmente son. Si no logras alcanzar tus metas financieras un mes, puedes pensar: "voy a terminar en quiebra" o "nunca tendré suficiente dinero para jubilarme", aunque no hay evidencia de que la situación sea ni de cerca tan grave. Puede ser fácil dejarse llevar a catastrofizar una situación una vez que tus pensamientos se vuelven negativos. Cuando comiences a predecir la fatalidad y la tristeza, recuerda que hay muchos otros resultados potenciales.
6. Razonamiento emocional
Nuestras emociones no siempre se basan en la realidad, pero a menudo asumimos que esos sentimientos son racionales. Si te preocupa hacer un cambio de carrera, puedes suponer: "si estoy tan asustado, simplemente no debería cambiar de trabajo". O bien, puedes sentirte tentado a suponer: "si me siento como un perdedor, debo ser un perdedor." Es esencial reconocer que las emociones, al igual que nuestros pensamientos, no siempre se basan en los hechos.
7. Etiquetar
Etiquetar implica poner un nombre a algo. En lugar de pensar: "Cometió un error", puedes etiquetar a tu vecino como "un idiota". Etiquetar a las personas y experiencias los coloca en categorías que a menudo se basan en incidentes aislados. Observa cuando intentas clasificar las cosas y trabaja para evitar colocar etiquetas mentales en todo.
8. Adivinación
Aunque ninguno de nosotros sabe lo que sucederá en el futuro, a veces nos gusta probar nuestra habilidad en la adivinación. Pensamos cosas como: "voy a ser una vergüenza mañana" o "si me pongo a dieta, probablemente solo aumentaré de peso". Este tipo de pensamientos pueden convertirse en profecías autocumplidas si no tienes cuidado. Cuando estés prediciendo fatalidad y tristeza, recuérdate a ti mismo todos los demás resultados posibles.
9. Personalización
Por mucho que nos gustaría decir que no creemos que el mundo gire a nuestro alrededor, es fácil personalizar todo. Si una amiga no devuelve la llamada, puedes asumir: "debe estar enojada conmigo", o si un compañero de trabajo está malhumorado, puedes concluir: "no le caigo bien". Cuando te descubras tomando de forma personal las situaciones, tómate un tiempo para señalar otros factores posibles que pueden estar influyendo en las circunstancias.
10. Ideal irreal
Hacer comparaciones injustas sobre nosotros mismos y otras personas puede arruinar nuestra motivación. Mirar a alguien que ha logrado mucho éxito y pensar: "debería haber sido capaz de hacer eso", no es útil, especialmente si esa persona tuvo algo de suerte o ventajas competitivas en el camino. En lugar de medir tu vida contra la de otra persona, comprométete a centrarte en tu propio camino hacia el éxito.
Reparación de errores de pensamiento
Una vez que reconoces tus errores de pensamiento, puedes empezar a tratar de desafiar esos pensamientos. Busca excepciones a la regla y recopila evidencia de que tus pensamientos no son 100% verdaderos. Entonces, puedes comenzar a reemplazarlos con pensamientos más realistas.
El objetivo no tiene por qué ser reemplazar los pensamientos negativos con otros demasiado idealistas o positivos. En su lugar, reemplázalos con pensamientos realistas. Cambiar la forma en que piensas requiere mucho esfuerzo inicialmente, pero con la práctica, notarás grandes cambios, no solo en la forma en que piensas, sino también en la forma en que te sientes y te comportas. Puedes hacer las paces con el pasado, mirar el presente de manera diferente y pensar en el futuro de una manera que respalde tus posibilidades de alcanzar tus objetivos.
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A version of this article originally appeared in English.