Sé amable contigo mismo, te estás escuchando

Publicación invitada de Rachel Carpenter, candidata a doctorado en psicología clínica y coautora de esta investigación

La autolesión, definida como dañar intencionalmente el propio cuerpo, es relativamente frecuente, con un estimado de 4% de los adultos en los Estados Unidos que se han autolesionado. Al participar en la autolesión, la persona puede estar tratando de obtener alivio de un sentimiento negativo o estado mental, y la mayoría reporta que la autolesión regula los altos niveles de angustia emocional y emociones negativas típicamente causadas por ansiedad o depresión. Varios factores conocidos relacionados con la autolesión incluyen experiencias adversas en la infancia (EAI; por ejemplo, abuso/trauma infantil), uso de sustancias y antecedentes familiares de enfermedad mental, pero los investigadores también han explorado otros factores relevantes para la cognición que pueden influir en los comportamientos autolesionantes.

Nuestro estudio reciente exploraró factores adicionales como la rumia, la autocrítica y el papel de la memoria de trabajo (por ejemplo, un sistema cognitivo que retiene información temporalmente) en su relación con la autolesión. En una población no clínica en edad universitaria, el estudio mostró un mayor número de comportamientos autolesivos entre aquellos con síntomas depresivos más altos y tasas más altas de rumia. La memoria de trabajo no influyó en los comportamientos autolesivos, pero el predictor más fuerte del comportamiento autolesivo fue la autocrítica y la creencia de que el amor debe ganarse continuamente de los demás.

Una aplicación de estos hallazgos es mejorar las intervenciones de autolesión, al reducir los niveles de autocrítica y mejorar la capacidad de expresar autocompasión. Los tratamientos tradicionales suelen ser educativos, basados en recursos y, por lo general, no son muy eficaces. La autocompasión, específicamente la bondad propia, enfatiza ser amable y comprensivo con uno mismo en casos de dolor o fracaso en lugar de ser autocrítico. Al permitirse fracasar sin creer que es indicativo de indignidad ser amado, una persona puede no sentir la necesidad de usar la autolesión para regular su estado emocional. Si bien no existen terapias conocidas que utilicen la autocompasión para atacar la autolesión, intervenciones específicas pueden utilizar el entrenamiento de autocompasión para tratar los comportamientos de autolesión. Los tratamientos que incorporan autocompasión con Entrenamiento Mental Compasivo o Terapia Conductual Dialéctica (DBT, por sus siglas en inglés) pueden abordar los mecanismos subyacentes que pueden desencadenar el comportamiento de autolesión. De hecho, uno de los principales componentes de estos tratamientos es la obtención de habilidades de regulación emocional que desafían el pensamiento autocrítico y cultivan un patrón de respuesta emocional más equilibrado. Para aquellos con altas tasas de autocrítica, apuntar a estos efectos emocionales de la autocrítica mediante el aprendizaje de habilidades de regulación emocional puede reducir el comportamiento autolesivo.

Independientemente de si la autolesión está presente, las "distorsiones cognitivas (es decir, creencias defectuosas o inexactas)" o los pensamientos autocríticos son relativamente comunes. Si te encuentras pensando negativamente sobre ti mismo, puede ser útil hacerte preguntas como "¿quién te dijo eso?" o "¿le dirías lo mismo a un ser querido o a un amigo?” Si no, entonces tal vez no deberías decírtelo a ti mismo.