Atención Plena
¿Qué nos puede enseñar el COVID-19 sobre la consciencia plena?
El poder de la presencia de cara a la incertidumbre.
25 de marzo de 2020 Revisado por Kaja Perina
El año pasado, la organización en la que trabajo obtuvo de regalo el curso "Un año de consciencia plena". Tuvo un significado sumamente profundo para nuestro personal, junta directiva y facultad.
Conforme llegábamos al final del curso, implementamos una práctica en nuestras juntas semanales y ahora las empezamos respondiendo estas dos preguntas:
1. ¿Cómo te sientes emocional y físicamente?
2. ¿Cómo estás implementando la consciencia plena en el trabajo?
Estas preguntas han sido muy poderosas para nuestro equipo. Nos conectamos los unos con los otros y atendemos los retos de los demás con empatía. Esto no solamente construye apoyo entre el equipo, sino que nos permite identificar sentimientos que podrían impedir acciones y pensamiento estratégico para que podamos mantenernos despejados, eficientes, positivos y colaborativos.
Durante la pandemia del COVID-19, esas preguntas pueden satisfacer un propósito muy importante. Ofrecen la oportunidad de llevar nuestra atención hacia nuestros estados físico y mentales y observarlos con consciencia plena para así volvernos más responsivos y menos reactivos ante tiempos tan inciertos y aterradores.
Los invito a tomarse un momento ahora mismo y hacerse las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo te sientes física y emocionalmente en este momento?
2. ¿Cómo estás llevando la consciencia plena hacia tu estado físico y mental todos los días para tomar decisiones sabias, responsables y cuidadosas durante este brote de enfermedad?
Si son como yo, estas preguntas serán útiles para crear equilibrio y ecuanimidad durante un periodo de tiempo en el que probablemente nos sentimos fuera de control.
Si están entre los afortunados que no han sido afectados por el cierre de negocios, cambios en el trabajo o pérdida de ingresos, la vida probablemente está procediendo con normalidad, incluso si las cosas no están del todo normales. Pero es posible que aún así estén experimentando terror por lo que está por venir.
Para los demás, la vida es todo menos normal. Ya sea para los estudiantes de la universidad a quienes les pidieron dejar su campus pero no pueden pagar un boleto a casa. O para los padres cuyos hijos no van a la escuela porque la cerraron pero todavía tienen que ir a trabajar. Para quienes tienen un trabajo que depende de que la gente se reúna y con el distanciamiento social se puso en juego su sustento. O los adultos mayores que dependen de su cuenta de ahorro para el retiro cuyo valor se está perdiendo. O trabajadores de la salud en la línea de fuego. O quienes están tosiendo con fiebre y miedo de tener un caso de COVID-19.
También aquellos que están en una situación relativamente segura pero cuya empatía hacia los demás les está causando mucha preocupación.
El pánico y el terror suelen acompañar a la incertidumbre, y estos son probablemente los tiempos con mayor incertidumbre que ha vivido la gente.
Entonces, ¿cómo pueden ayudarnos esas preguntas?
No van a detener la propagación del COVID-19. No garantizarán que nuestros ingresos permanezcan estables. No harán que los víveres (y sí, el papel de baño) aparezcan de repente en los supermercados. No nos darán ese abrazo que nos hace falta en tiempos del distanciamiento social.
Pero pueden ayudar en formas que también son importantes:
• Notar que nuestro corazón se está acelerando a causa del miedo nos puede proporcionar suficiente distanciamiento de este miedo como para respirar profundamente y encontrar otra salida que relaje, calme e interrumpa la ansiedad. Esta salida podría incluir contactar a un ser querido, escuchar a una canción predilecta, salir a caminar, hacer algo creativo o hacer ejercicio.
• Llevar la atención hacia la fuente de nuestros miedos lo que nos permite dar los pasos que sean necesarios para atenderla. ¿Es un miedo amorfo alimentado por la incertidumbre o es específico? Si es amorfo, podemos intentar una de las sugerencias de arriba. Si es específico, podemos escribir acciones concretas que se pueden tomar. Resolver problemas. Obviamente es más fácil decirlo que hacerlo, pero, pensar como un solucionador es proactivo y lleva a mejores resultados mentales y situacionales.
• Planear con consciencia plena a futuro. Mantener nuestras mentes en el momento presento nos permite tomar buenas decisiones ahora para prepararnos mejor ante incertidumbres futuras. Si nuestras mentes empiezan a tener ideas catastróficas acerca de nuestros futuro inciertos, regresemos al presente, a lo que estamos haciendo en el momento, a nuestra respiración y, sobre todo, hacia una planeación bien reflexionada.
La consciencia plena no es una panacea. No nos protegerá del COVID-19 o de un mundo incierto. Lo que hará será permitirnos navegar estos tiempos inciertos con más gracias, calma, amplitud y generosidad del espíritu. Colectivamente, esto ayudará a allanar el camino hacia elecciones más sabias y comunidades más seguras.
La otra cada de esta pandemia puede ser una sociedad más generosas, amable, socialmente consciente, orientada a la comunidad. Debemos estar plenamente conscientes de esta posibilidad y trabajar porque se desarrolle.
A version of this article originally appeared in English.