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Verificado por Psychology Today

Seguridad en sí mismo

3 Razones por las que escribes mejor de lo que crees

Cómo contrarrestar los sesgos psicológicos que suprimen tu confianza al escribir.

Los puntos clave

  • La mayoría de los escritores son más hábiles de lo que creen.
  • Las dudas de los escritores se desarrollan a partir de sesgos psicológicos.
  • Nuestro cerebro pondera las críticas y el rechazo con mayor peso que los elogios.
  • Con unos sencillos trucos, puedes reprogramar tu cerebro para evitar esas dudas.

“¿Tendré talento para escribir?”

Si recién estás empezando a escribir, es muy probable que esta pregunta te invada la mente a diario, quizás cada hora. Le entregas el texto terminado a tu profesor, envías un cuento a una publicación o pegas la primera frase de tu novela en un foro de críticas y luego esperas, con la respiración contenida, a recibir comentarios que respondan a esta pregunta.

Bueno, estoy aquí para decirte que si te estás haciendo esta pregunta, es muy probable que seas mucho mejor de lo que crees. ¿No me crees? Bueno, hay una buena razón para eso. Cualquiera que se inicia en un nuevo emprendimiento es probable que experimente algunas dudas sobre sus habilidades. En este artículo, exploro los sesgos psicológicos que te hacen dudar de tus habilidades para escribir.

El sesgo de negatividad en el cerebro de los escritores

El cerebro humano está programado con algo llamado “sesgo de negatividad”. Este sesgo se refiere al hecho de que las cosas negativas tienen un mayor impacto en nuestro estado psicológico y emocional que las positivas. Dicho de otra manera, nuestro cerebro da más peso a la información negativa que a la positiva. Como resultado, el dolor de un comentario negativo se siente más fuerte que la alegría de numerosos comentarios positivos. Los cumplidos son como la comida china: los devoramos y una hora después volvemos a tener hambre. Las críticas son como un mal plato de sushi: su sabor amargo permanece en nuestra memoria durante horas, días e incluso años.

Desafortunadamente, la industria de la escritura está estructurada de tal manera que es mucho más probable que recibamos malos comentarios. Los rechazos son la norma; las aceptaciones son la rareza. En su libro On Writing, Stephen King cuenta cómo, cuando era un joven escritor, clavaba en la pared cada carta de rechazo que recibía. “Cuando tenía catorce años, el clavo en mi pared ya no soportaba el peso de las cartas de rechazo clavadas en él”. ¿Cómo lidió con este aluvión de comentarios negativos? “Reemplacé el clavo por una estaca y seguí escribiendo”.

Sigue el ejemplo del tío Stephen, acepta el rechazo como parte del proceso, pero no cometas el error de interpretarlo como una prueba de que nunca lo lograrás. Recuerda que tu cerebro está diseñado para hacer esa misma interpretación, pero lucha contra ella y sigue escribiendo.

El sesgo de negatividad en el cerebro del lector

El sesgo de negatividad no solo afecta al cerebro de los escritores, sino también al de los lectores. Si alguien compra tu libro en Amazon y no le gusta, es muy probable que deje una mala reseña. Pero, ¿y los lectores a los que les encantó tu libro? La mayoría de ellos lo disfrutarán en silencio y nunca volverás a saber de ellos.

El sesgo de negatividad en nuestro cerebro produce un sesgo de negatividad en nuestras reseñas. Ten esto siempre en cuenta cuando revises reseñas de tu propio trabajo y realiza los ajustes psicológicos correspondientes. O haz lo que hacen algunos escritores y simplemente omite leer reseñas de tu trabajo.

Comparaciones sociales poco realistas

Digamos que quieres evaluar tu capacidad para hacer un tiro libre. ¿Compararías tu rendimiento con el de Stephen Curry? ¿O lo compararías con alguien que sea comparable a ti en términos de edad, altura y nivel de experiencia? Para obtener la evaluación más precisa de tu nivel de habilidad actual, sería inteligente que elijas la segunda opción.

Pero supongo que esta no es la estrategia que adoptas cuando evalúas tu capacidad para escribir. Comparas tu escritura con la de tu autor favorito, que probablemente ha estado escribiendo más tiempo que tú. O te comparas con escritores con mucha más formación y tutoría que la que tienes actualmente. Si solo comparas tu nivel de habilidad y tus éxitos con los de los escritores de élite, te irás sintiéndote como un fracaso. Lo mismo sería cierto si juzgaras tus habilidades de tiro libre comparándolas solo con las superestrellas de la NBA.

Deja de compararte con los autores más vendidos y los escritores superestrella. Comienza a compararte con escritores que te igualen en términos de experiencia en su carrera de escritura. O mejor aún, aprende a apreciar que, como artistas diferentes con habilidades diferentes, la comparación puede no ser una tarea fructífera en absoluto. Confía en tus habilidades y mejora tus debilidades. Intenta escribir mejor hoy que ayer: esa es tu comparación.

Conoce tu valor

El rechazo es posiblemente la parte más dolorosa para alguien que se dedica a la escritura, pero no tiene por qué serlo. Para entender por qué es así, pensemos en la parábola budista de la segunda flecha. Según esta enseñanza, cada vez que experimentamos una desgracia, dos flechas vuelan hacia nosotros. La primera flecha es el suceso negativo en sí. La segunda es nuestra reacción a ese suceso. La segunda flecha es la que causa mayor sufrimiento, y es especialmente desafortunada porque la segunda flecha es la que en realidad se puede evitar. Por ejemplo, tu pareja rompe contigo y eso duele. Pero dolerá aún más si interpretas esta ruptura como una prueba de que no mereces recibir amor y tu destino es la soledad.

Ahora apliquemos este principio a la escritura. El rechazo en sí no es realmente tan doloroso (primera flecha), sino que es el significado que inconscientemente le atribuyes al rechazo (segunda flecha) lo que te causa más dolor. Interpretas el rechazo como una señal de que tu historia o poema no es bueno, o peor aún, de que en general no escribes bien. Recuerda, un rechazo significa que ese texto en particular no convenció al 100 % a un editor específico para que publicara tu trabajo en un medio específico. Eso es todo. ¿Ves lo menos dolorosa que resulta esa interpretación?

Cuando Stephen King era un autor en ciernes, literalmente tiró su novela Carrie a la basura antes de que su esposa Tabitha la sacara y lo convenciera de que valía la pena continuar. Todos sabemos cómo terminó esa historia, lo que significa que Tabitha tenía una evaluación más precisa de la novela que Stephen. No caigas presa de esta misma trampa de confianza. Si quieres dedicarte a escribir, comprométete con ello, trabaja duro para mejorar tus habilidades y recuerda que cada proyecto que terminas, cada comentario que recibes, cada rechazo que acumulas, está perfeccionando tus habilidades y te está volviendo mejor, incluso si a veces no lo sientes así.

Al hacer este cambio mental, puedes dar la bienvenida a los rechazos (o al menos soportarlos) en lugar de usar sus puntas punzantes para perforar agujeros en tu confianza.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Melissa Burkley Ph.D.

Dr. Melissa Burkley, es psicóloga y autora tanto de ficción como de no-ficción.

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