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Verificado por Psychology Today

Cognición

Maneras en las que la inflamación cambia nuestros pensamientos

Investigaciones recientes muestran las maneras en las que la inflamación altera nuestra perspectiva del mundo.

Kyle Broad/Unsplash
Fuente: Kyle Broad/Unsplash

En las últimas décadas, hemos ido aumentando nuestro entendimiento sobre el papel negativo que la inflamación crónica tiene en nuestra salud, contribuyendo al riesgo de desarrollar enfermedades, hipertensión y demencia.

Recientemente, las investigaciones han revelado que los efectos de inflamación llegan a niveles más profundos de nuestra fisiología. Cada vez más datos demuestran que la inflamación cambia la manera en la que pensamos, alterando nuestro humor e incluso nuestra toma de decisiones. Esta poderosa información tiene implicaciones significativas tanto para los individuos como para la salud pública.

La idea de que la inflamación afecta nuestros cerebros y pensamientos no es tan novedosa. Los altos niveles de inflamación son un síntoma común de las enfermedades y se sabe bien que las enfermedades están asociadas con las dificultades para pensar. Por ejemplo, hasta el 80% de los pacientes críticamente enfermos que necesitan cuidados intensivos en un hospital desarrollan desvaríos, una condición descrita como una etapa posterior de la confusión u otro estado mental alterado. Y aunque muchos factores contribuyen a los desvaríos, ahora se sabe que la respuesta inflamatoria relacionada a enfermedades en el cerebros provoca algunos de esos cambios cognitivos.

Por supuesto, una cosa es que los pacientes hospitalizados muestren cambios en su proceso de pensamiento; están muy enfermos y también están en un ambiente estresante y foráneo. Pero pensemos en la última vez que tuvimos un resfriado. Probablemente no sentíamos que nuestro cerebro estuviera en las mejores condiciones, de hecho, las investigaciones han demostrado que en verdad no lo estaba.

En un estudio del 2012, los investigadores analizaron la toma de decisiones de personas enfermas y saludables en un simulador de manejo y encontraron que los participantes enfermos demostraron un tiempo de reacción considerablemente más lento. Esto va de acuerdo con investigaciones anteriores que muestran que el simple hecho de sentirse enfermo está relacionado con memoria más lenta y peor humor.

Así que nuestra memoria, tiempo de reacción y salud mental parecen empeorar cuando estamos enfermos y tenemos niveles de inflamación más altos. De hecho, cuando se trata del humor, la conexión científica entre la inflamación y la depresión se ha vuelto bastante fuerte.

Para empezar, múltiples estudios han demostrado que la gente con depresión muestra niveles considerablemente elevados de inflamación en su sangre. Además, los voluntarios a los que se les inyectó químicos que inducían la inflamación mostraron síntomas elevados de depresión solo unas horas después, indicando que la inflamación incluso podría causar síntomas depresivos. A pesar de estos datos preocupantes, las últimas investigaciones sobre la inflamación incrementan la tensión porque implican al proceso de toma de decisiones en sí.

Está claro que la capacidad de tomar buenas decisiones orientadas a largo plazo es imperativo para nuestro bienestar. Es lo que evita que gastemos todo nuestro dinero por capricho, que le gritemos a nuestro jefe y que comamosomida chatarra todo el tiempo. Por otro lado, cuando nos ocupamos en soluciones rápidas e impulsivas, los resultados pueden ser catastróficos. Por eso es tan esclarecedor como aterrador ver que altos niveles de inflamación en la sangre predicen decisiones caracterizadas por la impulsividad y una incapacidad para retrasar la gratificación. En otro estudio, cuando los investigadores indujeron inflamación a los voluntarios, encontraron que estos niveles tan elevados de inflamación también predijeron más pensamientos impulsivos.

Entonces, la inflamación nos podría llevar a responder ante el mundo de una manera más reactiva e impaciente. Esto podría ayudar a explicar por qué la depresión (de nuevo, una enfermedad fuertemente conectada con altos niveles de inflamación) se asocia con un incremento en los pensamientos impulsivos. Otra condición inflamatoria, la obesidad, se ha relacionado con pensamientos menos orientados al futuro, pero evidencias recientes sugieren que niveles más altos de inflamación en la sangre también podrían ser responsables por este hallazgo.

Considerando la carga global de la depresión y los costos personales y sociales asociados con los pensamientos impulsivos, debemos priorizar las intervenciones para reducir la inflamación en nuestros cuerpos y cerebros. Para este fin, podemos considerar la necesidad de dietas bajas en carbohidratos refinados y azúcares añadidos, técnicas de manejo de estrés y ejercicio regular como componentes clave de un estilo de vida diseñado para mejorar nuestro humor y nuestra toma de decisiones.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Austin Perlmutter M.D.

Austin Perlmutter, Médico., está acreditado como especialista en medicina interna y co autor de Brain Wash.

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