Estrés
Variaciones ante el estrés entre hombres y mujeres
Los hombres y las mujeres son de hecho diferentes.
5 de abril de 2023 Revisado por Jessica Schrader
Los puntos clave
- Hombres y mujeres difieren debido a roles biológicos y psicosociales impulsados por la evolución.
- La reactividad al estrés puede resultar en una considerable variación de comportamiento en hombres y mujeres.
- La testosterona, el estrógeno y la oxitocina explican mucho.
Un punto que es tremendamente importante, pero que con frecuencia se malinterpreta, es la variación en la reactividad al estrés entre hombres y mujeres. Permítanme comenzar diciendo que esta publicación no trata las complejidades o los conceptos emocionales y políticos cargados de género o sexualidad. Me refiero completamente al concepto basado en la ciencia de factores biológicos impulsados por la evolución que involucran diferencias fisiológicas en hombres y mujeres.
Hombres y mujeres muestran una variación considerable en sus respuestas hormonales al estrés, lo que conduce a comportamientos diferentes (Pooley, et al., 2018; Verma et al., 2011). Durante las reacciones estresantes, los hombres tienen niveles significativamente más altos de testosterona y cortisol y más activación en la amígdala (Goldstein et al., 2010; Olff, 2017; Verma et al., 2011). Por el contrario, las mujeres producen niveles más altos de estrógeno y oxitocina (Goldstein et al., 2010; Olff, 2017; Pooley, 2018; Verma et al., 2011).
La oxitocina es una molécula un tanto incomprendida, a menudo denominada erróneamente como la “hormona del amor”. La oxitocina es relevante para reducir la reactividad al estrés e inducir atmósferas calmantes y de apoyo. La oxitocina es una hormona responsable de muchas actividades durante y después del parto. Psicológicamente, se asocia con el apoyo social, la crianza y la vinculación (Olff, 2017; Pooley, 2018). Se ha informado que la oxitocina mitiga la actividad de la amígdala, reduciendo la estimulación simpática en las mujeres (Sessa, 2017). Además, la oxitocina genera mayores sentimientos de confianza y una mayor capacidad para brindar apoyo social (Goldstein et al., 2010; Olff, 2017; Pooley, 2018; Verma et al., 2011).
Como resultado del aumento de la testosterona y las respuestas de la amígdala, es más probable que los hombres respondan al estrés con agresividad y reacciones emocionales, lo que lleva a la tradicional reacción de lucha. Las mujeres con hormonas más altas de estrógeno y oxitocina se inclinan hacia las reacciones de cuidar, reparar y entablar amistad. Además del condicionamiento sociocultural y de desarrollo, las diferencias hormonales explican por qué los hombres son más propensos a reaccionar con violencia y las mujeres con congelamiento, apaciguamiento o vinculación (Verma et al., 2011). Esto tiene sentido evolutivo, ya que se requería que los hombres brindaran protección: para luchar contra los animales depredadores y los clanes en competencia. Además, los investigadores han descubierto que los hombres tienen una mayor activación del eje HPA en comparación con las mujeres y que esta mayor excitación del eje HPA aumenta el riesgo de trastornos relacionados con el estrés (Holloway et al. 2020; Stephens et al., 2016).dfre
Desde la perspectiva de nuestros ancestros, era necesario que las mujeres (particularmente durante la mitad del ciclo menstrual) tuvieran una mayor capacidad cortical (lo que significa que podían lidiar con niveles más altos de cortisol) y una excitación excesiva más baja, lo que les permitía mantener una capacidad de funcionamiento más lógica (Goldstein , 2010). Por ejemplo, nuestras hembras ancestrales tenían que ser capaces de evaluar a un macho que se acercaba y determinar si ese macho presentaba una oportunidad de apareamiento exitoso o sirvía como una amenaza y tenían que mantener la estructura social del clan (Goldstein, 2010; Olff, 2017) ; Pooley, 2018; Verma et al., 2011).
Para lograr esto, se ha dotado a las mujeres de una capacidad hormonal para regular la respuesta al estrés que difiere de la de los hombres. Las mujeres tienen niveles más altos de proteínas de unión que evitan la hiperexcitación del funcionamiento de HPA, lo que reduce los impactos hormonales de los procesos reactivos al estrés (Holloway et. al., 2023). Como se mencionó, los hombres, por otro lado, son más propensos a tener ejes HPA hiperactivados, lo que lleva a una mayor desregulación de la homeostasis hormonal. Este mecanismo regulador era necesario para las hembras, pero innecesario desde un punto de vista evolutivo para el macho, quien tenía la responsabilidad principal de la protección de su unidad social, lo que requería una respuesta conductual de lucha o huida respaldada por la necesidad de aumentar la testosterona.
Curiosamente, el efecto de la oxitocina en los hombres todavía produce un efecto de unión como en las mujeres, pero dado que la testosterona lleva a los hombres a la agresión, el efecto de unión de la oxitocina lleva a los hombres a vincularse con sus camaradas en la lucha, no la unión para calmar y desarrollar relaciones que ocurre con mujeres debido a los efectos del estrógeno. En otras palabras, los hombres pueden volverse más agresivos cuando se aumenta la oxitocina (Anpilov et. al., 2020).
Adiós a considerar a la oxitocina inquebrantablemente la “hormona del amor”.
A version of this article originally appeared in English.