Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Abuso Emocional

Formas de abuso verbal y emocional que tal vez estamos pasando por alto

La mayor parte del abuso emocional pasa desapercibido y nunca se reporta.

wavebreakmedia/Shutterstock
Fuente: wavebreakmedia/Shutterstock

Cada año se reportan 3 millones de casos de violencia doméstica. Muchos más suceden sin que se reporten. El abuso emocional usualmente es el antecedente para la violencia, pero rara vez se discute. Tanto hombres como mujeres abusan de los demás, y, desafortunadamente, muchos no lo saben.

¿Por qué es difícil reconocer el abuso emocional?

El abuso emocional puede ser difícil de reconocer porque tiende a ser sutil, y porque los abusadores con frecuencia culpan a sus víctimas. Probablemente actúan como si no tuvieran idea de por qué estamos alterados. Además, es probable que nos trataran así en relaciones pasadas, así que es familiar y difícil de reconocer. Con el tiempo, el abusador va minando nuestra autoestima, haciéndonos sentir culpables, dudosos de nosotros mismos y desconfiados de nuestras propias percepciones.

Los demás aspectos de la relación parecen funcionar bien. El abusador probablemente es afectuoso entre episodios abusivos para que así los neguemos u olvidemos. Tal vez no hemos tenido una relación saludable con la cuál hacer comparaciones, y cuando el abuso ocurre en privado, no hay testigos que puedan validar nuestra experiencia.

La personalidad de un abusador

Los abusadores usualmente quieren controlar y dominar. Usan abusos verbales para lograrlo. Son egocéntricos, impacientes, poco razonables, insensibles, implacables y carecen de empatía, suelen ser celosos, suspicaces y distantes. Para mantener el control, algunos abusadores "toman rehenes" lo que quiere decir que probablemente intenten aislarnos de nuestros amigos y familiares. Sus humores pueden variar de divertidos y románticos a enojados y taciturnos. Algunos castigan con enojo, otros con silencio, y algunos más con ambas. Usualmente las cosas tienen que ser como ellos quieren o no suceden.

¿Están abusando de mí?

El abuso emocional tiene a iniciar inocentemente, pero crece conforme el abusador se siente más seguro de que no dejaremos la relación. Tal vez no empiece hasta que exista un compromiso, matrimonio o embarazo. En retrospectiva es posible recordar señales de control o celos. Eventualmente, estamos caminando de puntitas, intentando no molestar al abusador. Estar sujeto a abuso emocional con el tiempo puede llevar a ansiedad, estrés post traumático, depresión, inhibición del deseo sexual, dolores crónicos y otros síntomas físicos.

La gente que se respeta y honra a sí misma no permitirá que nadie abuse de ellos. Muchas personas permiten que el abuso continúe porque temen a las confrontaciones. Usualmente son mártires, cuidadores o complacientes. Se sienten responsables y se culpan a sí mismas. Algunas no son capaces de acceder a su enojo y poder para defenderse, mientras que otros discuten, culpan y son abusivos por su cuenta de maneras inefectivas, pero siguen siendo incapaces de poner los límites apropiados.

Si permitimos que el abuso continúe, es bastante probable que alguien abusara de nosotros en el pasado, aunque no lo reconozcamos como tal. Puede haber sido un padre estricto o alcohólico, una madre invasiva o un hermano burlón. Sanar involucra entender cómo han abusado de nosotros, perdonarnos y reconstruir nuestra autoestima y confianza.

¿Qué es el abuso emocional?

Si llegamos al punto de preguntarnos si nuestra relación es abusiva, probablemente lo es. El abuso emocional es distinto a la violencia física (que incluye empujones, acorralar, romper y arrojar cosas, etc). El abuso emocional son comportamientos o discursos humillantes, manipuladores o agotadores. Retener el afecto, la comunicación, el apoyo o el dinero son métodos indirectos de controlar y mantener el poder. El comportamiento pasivo-agresivo es hostilidad encubierta. El agresor pasivo es un "lobo en piel de oveja".

Los comportamientos que controlan a dónde vamos, con quién hablamos o lo que consideramos que es abusivo, una cosa es decir "si compras esa vajilla ya no podremos pagar las vacaciones" y otro cortar todas las tarjetas de crédito de la otra persona. Espiar, acosar, e invadir nuestro espacio, persona o pertenencias también es abusivo, porque ignora las barreras personales.

El abuso verbal es la forma más común de abuso emocional, pero suele pasar desapercibido porque tiende a ser sutil y malicioso. Puede que se diga con una voz amorosa y tranquila, o que sea indirecto, o incluso que esté oculto como un chiste. Ya sea que esté disfrazado como juegos o bromas, el sarcasmo o burlas hirientes son abusivas.

El abuso verbal evidente y directo, como amenazas, juicios, críticas, mentiras, culpas, insultos, órdenes e ira, son fáciles de reconocer. A continuación hay otros tipos sutiles de abuso verbal que son tan dañinos como las formas abiertas, particularmente porque son más difíciles de detectar. Cuando se experimentan por un largo periodo de tiempo, tienen un efecto malicioso y perjudicial, porque empezamos a dudar y desconfiar de nosotros mismos.

Oponerse: El abusador argumentará en contra de cualquier cosa que digamos, retando nuestras percepciones, opiniones y pensamientos. El abusador no escucha o proporciona pensamientos o sentimientos, sino que nos trata como adversarios, effectivamente diciendo que "no" a todo, imposibilitando una conversación constructiva.

Bloquear: Esta es otra táctica que se utiliza para abortar conversaciones. Los abusadores tienden a cambiar de tema, acusarnos o usar palabras que en efecto nos están diciendo, "cállate".

Descontar y Minimizar: Este es el abuso verbal que minimiza o trivializa nuestros sentimientos, pensamientos o experiencias. Es una manera de decir que nuestros sentimientos no importan o están mal.

Socavar y Interrumpir: El objetivo de estas palabras es socavar nuestro autoestima y confianza, como "no sabes de lo que estás hablando", completar nuestras oraciones o hablar por nosotros sin nuestro permiso.

Negar: Un abusador también tiende a negar acuerdos o promesas que se hicieron, o que una conversación u otros eventos sucedieron, incluyendo abusos anteriores. En su lugar, el abusador tiende a expresar afecto o hacer declaraciones de amor y afecto. Este comportamiento manipulador con el objetivo a hacer como que la otra persona está loca, nos lleva a dudar gradualmente de nuestra propia memoria, percepciones y experiencias. En el extremo, un patrón persistente termina por convertirse en gaslighting, llamado así por la clásica película de Ingrid Bergman, Gaslight, en la que un esposo usa la negación en su plan para hacer que su esposa crea que está perdiendo el contacto con la realidad.

Confrontar el abuso

Para poder confrontar el abuso, es importante entender que el objetivo del abusador es controlarnos y evitar conversaciones significativas. El abuso se utiliza como una táctica para manipular y tener poder sobre nosotros. Si nos enfocamos en el contenido, caeremos en la trampa de intentar responder racionalmente, negando acusaciones y tratando de explicarnos, y perderemos nuestro poder. En ese punto habrá ganado el abusador que se habrá deslindado de la responsabilidad por el abuso verbal.

A veces, es posible desviar el abuso verbal con humor. Nos pone en una posición de iguales y le quita al abusador el poder que buscan al hacernos menos. Repetirle de vuelta lo que nos dice también tiene impacto, si nos rodeamos por una barrera de tranquilidad. Por ejemplo, "¿dijiste que crees que no sé lo que estoy haciendo?" Probablemente nos respondan con una repetición desafiante del insulto. Entonces, podemos responder con un, "no estoy de acuerdo", o un "no lo veo de esa manera."

En algunos casos, es mejor atender el abuso verbal con declaraciones fuertes como, "ya basta", "no me hables así", "eso es peyorativo", "no me insultes", "no me levantes la voz", "no uses ese tono conmigo", "no me des órdenes", etc. De esta manera pondremos límites a la manera en la que queremos que se nos trate y recuperemos nuestro poder. El abusador tal vez responda con cosas como , "¿o qué?" A eso podemos responder, "no seguiré con esta conversación."

Usualmente, un abusador verbal se volverá todavía más abusivo, en cuyo caso podemos seguir enfrentándonos al abuso de la misma manera. Podemos decir, "si sigues así, dejaré la habitación" y hacerlo si el abuso continúa. Si seguimos poniendo límites, el abusador entenderá el mensaje de que la manipulación y el abuso no serán efectivos. Es posible que la relación mejore, pero también puede que no, o que problemas más profundos salgan a la luz. De cualquier manera, estaremos reconstruyendo nuestra confianza y autoestima, y estaremos aprendiendo habilidades importantes para poner límites.

El abuso puede ir minando nuestro autoestima poco a poco. Usualmente, tanto el abusador como la víctima de la relación fueron avergonzados durante la infancia y ya tienen un autoestima lastimado. Enfrentar a un abusador, especialmente en una relación a largo plazo puede ser desafiante. Con frecuencia hace falta el apoyo y validación de un grupo, terapeuta o consejero para poder enfrentarnos consistentemente al abuso. Sin ello, es probable que cuestionemos nuestra realidad, nos sintamos culpables y nos asuste perder la relación o recibir represalias. Si se vuelve demasiado intimidante, se puede intentar un enfoque distinto, más educativo. (En el directorio de Psychology Today hay terapeutas cercanos que pueden ayudar con esto)

Una vez que retomamos el poder y recuperamos nuestro autoestima, no permitiremos que alguien abuse de nosotros. Si el abuso se detiene, puede que mejore la relación, pero para lograr un cambio positivo, ambos deben estar dispuestos a arriesgarse a cambiar.

©Darlene Lancer 2010, 2017

A version of this article originally appeared in English.

publicidad
Acerca de
Darlene Lancer, JD, LMFT

Darlene Lancer, Doctora en Jurisprudencia, Terapeuta matrimonial y familiar, es una terapeuta matrimonial y familiar acreditada y experta autora en relaciones y codependencia.

Más de Darlene Lancer, JD, LMFT
Más de Psychology Today
Más de Darlene Lancer, JD, LMFT
Más de Psychology Today