Desarrollo infantil
9 señales de negligencia emocional durante la infancia
La ausencia de apoyo emocional durante la infancia puede causar daños muy duraderos.
3 de abril de 2020 Revisado por Kaja Perina
El abuso físico tiende a dejar cicatrices físicas, mientras que el abuso emocional deja cicatrices en la psique. Pero, ¿qué hay de la negligencia emocional? La ausencia de apoyo emocional durante la infancia puede ser tan dañino y duradero como otros traumas. Pero, como no podemos señalar exactamente cuando y donde ocurrió la herida, tiende a ser difícil identificarla y sanarla. La negligencia emocional no es lo mismo que abuso infantil porque no suele ser a propósito. Mientras que algunos padres pueden ignorar intencionalmente las emociones de sus hijos, otros pueden fallar en notar o responder a las necesidades emocionales de sus hijos. Nuestros padres pueden haber hecho su mejor esfuerzo y habernos amado mucho, pero de igual forma pueden haber descuidado nuestras necesidades emocionales.
Nuestros padres pueden haber sido descuidados emocionalmente por sus propios padres, y como no tuvieron buenos ejemplos de cómo tratar con las emociones de un niño, no supieron cómo lidiar con las nuestras. Incluso si intentaron no cometer los errores que cometieron sus padres, puede que no lo lograran por completo. Enfermedades, muertes, divorcios o perder un trabajo pueden llevar a negligencia porque los padres podrían no tener la capacidad de responder a las necesidades emocionales de sus hijos.
Cuando los padres tratan las emociones de sus hijos como irrelevantes, inválidas, excesivas o de menor importancia que otros problemas, descuidan emocionalmente al niño. Algunas frases que podrían sonar familiares para las víctimas de negligencia emocional incluyen:
- “No te sientes así realmente."
- “No fue tan malo.”
- “No vale la pena molestarse al respecto.”
- “Deja de hacer tanto drama.”
Cuando nuestros padres no notan, valoran o responden a nuestras emociones, o cuestionan nuestras emociones cuando las expresamos, sin querer nos envían un mensaje de que nuestros sentimientos no son importantes o de que algo está mal en la manera en la que nos sentimos. Para lidiar con ello, aprendemos a enterrar nuestros sentimientos o a transformar una emoción "inaceptable" como el enojo en una "aceptable" como la ansiedad.
¿Suena familiar? Estas son 9 señales de que alguien podría haber sufrido de negligencia emocional en la niñez:
- Teme apoyarse en otros y rechaza ofertas de ayuda, apoyo o cuidado.
- Le cuesta identificar sus fortalezas y debilidades, gustos y aversiones, y metas en la vida.
- Son más exigentes consigo mismos de lo que serían con los demás, incluso un extraño, y carecen de auto compasión y auto entendimiento.
- Se culpan a sí mismos casi exclusivamente, dirigen su ira al interior o sienten culpa o vergüenza por sus necesidades y sentimientos.
- Se sienten adormecidos, vacíos o desconectados de sus emociones, o se sienten incapaces de manejarlas o expresarlas.
- Se abruman fácilmente o se rinden muy rápido.
- Tienen baja autoestima.
- Son extra sensibles al rechazo.
- Creen que son intensamente defectuosos y que hay algo malo en ellos incluso si no pueden definir específicamente qué es.
Si estas señales suenan familiares y hay posibilidades de haber sido víctimas de negligencia emocional, hay cosas que se pueden hacer para sanar.
1. Aprender a reconocer las emociones. Si nuestros padres trataron nuestras emociones como si no fueran válidas o esenciales, puede que sea difícil como adultos identificar lo que sentimos o saber cómo comportarnos cuando surgen emociones difíciles. Sin sentimientos, la toma de decisiones es casi imposible. La manera en la que nos sentimos impulsa nuestras decisiones. Lo que hacemos, a dónde vamos, con quién pasamos tiempo ye incluso lo que comemos son decisiones que tomamos mediante nuestras emociones. Ellas nos dicen cómo nos sentimos acerca del mundo, otros y nosotros mismos.
2. Identificar las necesidades propias y pedirle a otros que las satisfagan. Merecemos que se cumplan nuestras necesidades tanto como los demás. No hay que empezar con cosas grandes, podemos pedir cosas que serían fáciles de hacer. Por ejemplo, pedirle un abrazo a nuestro mejor amigo o pareja cuando estamos tristes o por algunos momentos de tranquilidad al llegar a casa después de un día difícil.
3. Ir a terapia. Un terapeuta no puede deshacer nuestra niñez o borrar los errores que cometieron nuestros padres, pero sí pueden darnos esa caja de herramientas emocionales que nuestros padres no pudieron darnos. Un buen terapeuta puede ayudarnos a identificar nuestras emociones, pedir lo que necesitamos, aprender a confiar en los demás, construir auto estima, manejar el rechazo, construir amor propio y más. (Psychology Today tiene un directorio de terapeutas para encontrar uno cerca: España, México, Chile).
Tal vez la negligencia emocional durante la infancia no deja cicatrices, pero hace un daño muy real a los niños y a los adultos en los que se convierten. Para sanar, hay que hacer que lo invisible se vuelva visible. Nombrarlo, explorarlo, aprender de ello y recuperarse.
Imagen de Facebook/LinkedIn: fizkes/Shutterstock
A version of this article originally appeared in English.