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Personas Complacientes
Puedes tener un amigo que empuja a un lado sus necesidades para adaptarse a las necesidades de todos los demás. El complaciente necesita complacer a los demás por razones que pueden incluir miedo al rechazo, inseguridades, la necesidad de ser querido. Piensa que todos lo abandonarán si deja de complacer a los demás; no será querido o amado. O puede temer el fracaso; si deja de complacer a los demás, los decepcionará, lo que cree que llevará a un castigo o consecuencias negativas.
La tendencia a complacer está relacionada con el Trastorno Dependiente de la personalidad. Mientras a pesar de que el complaciente puede no necesitar que otros hagan cosas por ellos, aún tienen una necesidad de los otros. La personalidad complaciente también está relacionada con el tipo de Personalidad Masoquista, que también se corresponde con la Personalidad Dependiente.
Contenido
Puedes reconocer las características de una persona demasiado generosa. Parecen serviles y demasiado ansiosas por echar una mano. Lo hacen porque necesitan que los necesites.
Los complacientes pueden tener rasgos que incluyen:
- Baja autoestima
- Se adapta a las necesidades de todos los demás
- Socava sus propias necesidades
- Va con el flujo que dictan otros
- Es demasiado agradable, en general
- No se afirma a sí misma
- Rara vez dice que no
- Se siente valioso cuando les cumple a los demás
- Valora los elogios de los demás
- Dice lo siento, cuando no se requiere disculpa
- Acepta la culpa, cuando no es su responsabilidad
- Hace excusas por las faltas de los demás
- Tiene poca consciencia de sí mismo
Esta persona teme el rechazo o el fracaso, que puede estar arraigado en las relaciones tempranas. Tal vez, el complaciente tenía un padre cuyo amor era condicional. Este niño puede haber tenido que ganarse el amor y el afecto de sus padres, o su padre no estaba disponible emocionalmente, o la disponibilidad de los padres era inconsistente.
Buscar la aprobación y la validación de los demás es un rasgo distintivo de una persona complaciente. Esta persona quiere la seguridad de que es importante para las personas a su alrededor. No busca la validación desde dentro, la busca en todas partes. Quiere ser reconocido y aceptado por todos. En su mayor parte, si se siente muy querido, puede relajarse y quererse a sí mismo también.
Sí, son en gran medida inseguros. Quieren ser queridos, sentirse necesitados, sentirse apreciados, sentirse útiles. No confían en el pensamiento independiente, y carecen de la confianza para hacerlo. A menudo, ni siquiera reconocen cómo se sienten. Si no les agradan a los demás, se preocupan por ser desaprobados y descartados.
Sí, evitan la ira y las discusiones. Mantener felices a los demás es la meta, y el conflicto significa que quien es complaciente ha fallado en ese objetivo. Esta persona puede incluso llegar a ser el pacificador entre los demás, con la esperanza de que esto arroje una luz positiva sobre sí mismos.
Sí. Puedes cachar mintiendo a tu amigo que da en exceso; él quiere liberarte de la información que puede sentirse hiriente para ti. En lugar de decir toda la verdad, puedes recibir una versión modificada de persona complaciente. Generalmente, no quiere herir tus sentimientos porque no quiere crear algo desagradable para ti. No comparte cómo se siente realmente.
Las personas que genuinamente son generosas con su tiempo y esfuerzos tienen una autoestima saludable, saben lo que valoran, así como lo que les da significado. Sin embargo, una persona complaciente, no tiene una alta autoestima. Necesita atender las necesidades de los demás, pensando que esto satisfará sus propias necesidades emocionales. Además, pasan tiempo preocupándose por lo que otros piensan de ellos; no están agradando a otros por amor o benevolencia, lo están haciendo por miedo.
Hay más mujeres que hombres en esta categoría. Las mujeres son en gran medida las cuidadoras de la humanidad, y se les enseña a ser más pasivas, menos agresivas; además, una mujer que complace a las personas probablemente no será etiquetada como de alto mantenimiento o "difícil". Ella preferiría ceder que parecer quisquillosa.
Sí. La persona que hace todo por todos quita la agencia personal de los demás; la mayoría de nosotros queremos hacer lo que se necesita por nosotros mismos. ¿Y qué pareja o ser querido cercano no se molestaría cuando su persona complaciente infaliblemente ayuda a otros más allá de lo que se considera normal? Su cónyuge está tan ocupada ayudando a todos que no se está cuidando a sí misma—no come una dieta equilibrada, no se mantiene físicamente activa, no duerme lo suficiente.
El mártir es similar al complaciente. El mártir se asegura de que sepas que se está sacrificando por ti, y por todos los demás también, todos menos él mismo. Las personas que entran en esta categoría son ruidosas. El mártir está comprometido a ser infeliz y a ser la víctima. Esta persona no acepta tu ayuda, lo harás mal de todos modos, tendrá que limpiar el desorden, y así sucesivamente. En verdad, no quiere que otros tengan la carga que es suya.
Las personas complacientes no necesariamente tienen una agenda oculta, pero a veces esperan algo a cambio. Sin embargo, el complaciente puede ni siquiera darse cuenta de que tiene una expectativa quid pro quo. Por lo menos, si es bueno con todos, espera que todos sean buenos con él.
A menudo, aquellos que están en la órbita de los complacientes ni siquiera se dan cuenta de que esta persona está haciendo sacrificios. A su vez, las personas pueden tomar ventaja involuntariamente de ellos. Están tan familiarizados con el comportamiento de ceder de la persona que no tienen idea.
Por supuesto, hay quienes buscan a los que complacen a las personas para explotarlos específicamente. Esta persona menos que benevolente a menudo tiene una agenda, y prefiere empujar los límites del complaciente. El narcisista, entre otros con personalidades oscuras, es feliz al capitalizar las inseguridades de las personas complacientes.
Muchas personas complacientes no son conscientes de lo que hacen; a menudo ni siquiera saben lo que quieren o cuáles son sus necesidades. Por eso es difícil ponerse a ellas mismas en primer lugar. Esto proviene de que su autovalor está atado a lo que hacen por otros. De hecho, hacer cosas por otros hace que los complacientes se sientan importantes. Necesitan la adulación y elogios.
Si eres una persona complaciente, necesitarás conocerte. Saber quién eres y lo que valoras abrirá la puerta a un mejor entendimiento de tus creencias, emociones y necesidades. Esto también ayudará a que te valores con una dosis sana de autocompasión.
Todos deberían aprender el valor de los límites. Saber cuándo decir no y cuándo decir sí no es difícil. Sabrás si las necesidades y requerimientos de otros están dentro de los confines de lo que es razonable. Y tenderás a aprender que no eres responsable por sus sentimientos y reacciones. Las personas en tu vida pronto entenderán dónde están tus límites.
• Piensa en tus propias necesidades primero
• Examina tus intenciones, pregúntate por qué quieres ayudar a otros
• Examina si hay algo que detone tu conducta de ayuda
• Espera a que las personas pidan ayuda
• Intenta pedirles ayuda a otros
• Date cuenta de que puedes ser amigable sin convertirte en un tapete
