Efecto Espectador
El efecto espectador ocurre cuando la presencia de otros desalienta a un individuo de intervenir en una situación de emergencia, contra un bully, o durante un asalto u otro delito. Cuanto mayor sea el número de espectadores, menos probable es que cualquiera de ellos brinde ayuda a una persona en apuros. Las personas son más propensas a tomar medidas en una crisis cuando hay pocos o ningún otro testigo presente.
Los psicólogos sociales Bibb Latané y John Darley popularizaron el concepto del efecto espectador tras el infame asesinato de Kitty Genovese en la ciudad de Nueva York en 1964. La mujer de 28 años fue apuñalada fuera de su departamento; en ese momento, se informó que decenas de vecinos no intervinieron para ayudar o llamar a la policía.
Latané y Darley atribuyeron el efecto espectador a dos factores: la difusión de la responsabilidad y la influencia social. La difusión percibida de la responsabilidad significa que cuantos más espectadores haya, menos responsabilidad personal sentirán los individuos de actuar. La influencia social significa que los individuos monitorean el comportamiento de quienes los rodean para determinar cómo actuar.
Es natural que las personas se congelen o entren en estado de shock al ver a alguien que tiene una emergencia o es atacado. Esto suele ser una respuesta al miedo: el temor de ser demasiado débil para ayudar, de estar malinterpretando el contexto y ver una amenaza donde no hay ninguna, o incluso de que intervenir pondrá la propia vida en peligro.
Puede ser difícil desentrañar las muchas razones por las que las personas no toman acción, pero cuando se trata de agresión sexual contra las mujeres, la investigación ha demostrado que los testigos que son hombres y tienen actitudes sexistas o están bajo la influencia de drogas o alcohol tienen menos probabilidades de ayudar activamente a una mujer que parece demasiado incapacitada para dar su consentimiento a la actividad sexual.
Los mismos factores que conducen al efecto espectador se pueden usar para aumentar los comportamientos de ayuda. Es más probable que las personas se comporten bien cuando se sienten observadas por "la multitud" y cuando sus acciones se alinean con sus identidades sociales. Por ejemplo, alguien que se identifica como en pro del medio ambiente hará más esfuerzo por reciclar cuando cree que está siendo observado.
Las personas buenas pueden ser cómplices de mal comportamiento (de ahí la excusa común de "solo estaba siguiendo órdenes"). Alguien que habla en contra de la intimidación se conoce como “defensor" (upstander en inglés). Los defensores tienen confianza en su juicio y valores y creen que sus acciones marcarán la diferencia. Es más probable que hagan lo correcto, porque se toman el tiempo para detenerse y pensar antes de actuar.
La intervención de los espectadores es a menudo la única razón por la cual cesan el acoso y otros delitos. La parálisis social y conductual descrita por el efecto espectador se puede reducir con la conciencia y, en algunos casos, con el entrenamiento explícito. Las escuelas secundarias y los campus universitarios alientan a los estudiantes a hablar cuando son testigos de un acto de intimidación o un asalto potencial.
Una técnica es comportarse como si uno fuera la primera o única persona presenciando un problema. A menudo, cuando una persona actúa, aunque solo sea para gritar: "oye, ¿qué está pasando?" o "llamé a la policía", otros pueden sentirse envalentonados para actuar también. Dicho esto, un espectador activo es más efectivo cuando asume que es la única persona que se hace cargo; por lo tanto, puede ser de importancia crítica dar dirección a otros espectadores para ayudar.
No esperes que otros sean los primeros en actuar en una crisis: solo decir "basta" o "la ayuda está en camino" puede evitar más daños. Habla usando un tono tranquilo y firme. Da instrucciones a los demás para que se involucren en ayudar también. Haz todo lo posible para garantizar la seguridad de la víctima y no tengas miedo de buscar ayuda cuando la necesites.
Si un espectador puede ayudar a alguien sin arriesgar su propia vida y decide no hacerlo, generalmente se los considera moralmente culpables. Pero la persona promedio normalmente no tiene ninguna obligación legal de ayudar en caso de emergencia. Sin embargo, algunos lugares han adoptado leyes de deber de rescate, por lo que es un crimen no ayudar a una persona necesitada.
Sí, algunas personas pueden ser legalmente responsables de los resultados negativos si se involucran. El miedo a las consecuencias legales puede ser un importante contribuyente al efecto espectador. Algunas jurisdicciones han aprobado leyes del buen samaritano como estímulo para que los espectadores actúen, ofreciendo protección legal a quienes intentan ayudar a las víctimas. Sin embargo, estas leyes a menudo son limitadas.
Entrenarte para ser un espectador activo, ayuda a cultivar cualidades como la empatía. Trata de ver la situación desde la perspectiva de la víctima. Preocúpate menos por las consecuencias de ayudar y más sobre el ejemplo que estás dando para las generaciones futuras. Si eres la víctima, elige a una persona en la multitud y haz contacto visual. Las tendencias naturales de las personas hacia el altruismo pueden moverlas a ayudar si se les da la oportunidad.