Carl E Pickhardt Ph.D.

Cuando su hijo entra en la adolescencia, entre los 9 y los 13 años, los padres deben seguir comunicándose a medida que se produce más desapego, diferenciación, desacuerdo y descubrimiento mundano.

Parte de la responsabilidad de los padres es mantener un ojo crítico en el crecimiento juvenil, mantenerlo consultivo y educativo, pero nunca ofensivo e hiriente.

El hecho de que los padres puedan perder cierta autoridad de mando con sus hijos adolescentes no significa que no tengan influencia.

Para el adolescente principiante y, por lo tanto, para los padres, las órdenes pueden ser más difíciles de cumplir y más difíciles de mantener.