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Verificado por Psychology Today

Cognición

Sigues siendo un animal

La razón y la autoconciencia son limitadas y nuestra voluntad es engañosa.

Los puntos clave

  • Sobreestimamos el contenido de la conciencia.
  • No somos tan diferentes de los demás animales.
  • Nuestra capacidad de adquirir conocimientos tiene límites.

Desde un punto de vista evolutivo, la autoconciencia es un producto muy tardío y no se puede esperar que nos haga comprendernos a nosotros mismos. La conciencia es como los nenúfares en un estanque: vemos las flores, pero no cómo se nutren de los largos tallos de la oscura duna.

El filósofo Friedrich Nietzsche escribe: “Esta ridícula sobreestimación y error de juicio de la conciencia tiene la gran ventaja de impedir que se desarrolle demasiado rápidamente. Como el hombre ya se ha creído en posesión de la conciencia, no se ha tomado muchas molestias para adquirirla, y esto sigue siendo así hoy en día”. Nietzsche se apresuró a señalar las limitaciones de la razón, y la ciencia experimental ha llegado a reafirmar sus ideas sobre la limitada capacidad de los humanos para verse a sí mismos.

Tal vez la selección natural haya añadido espejos ilusorios a nuestra capacidad de reflejarnos en nosotros mismos para que no nos decepcionemos demasiado por las lagunas en nuestra autoconciencia. Tu imagen de ti mismo es como el campo de visión con el punto ciego: no te das cuenta de que no está completo. La ilusión nos da cierta seguridad y sensación de autocontrol. Sin ella, probablemente no seríamos capaces de soportarnos a nosotros mismos; difícilmente existiría un “yo”.

Con la limitada razón que tenemos, no podemos entender el mundo, ni tampoco a los humanos. Una de las razones es que el cerebro no está hecho para entenderse a sí mismo; como en el caso de otros animales, está hecho para actuar en el mundo.

Debemos darnos cuenta de que nuestra razón y nuestra autoconciencia son limitadas y que nuestra voluntad es engañosa. Debemos aceptar que seguimos siendo animales. No es más que orgullo y autoengaño creer que somos mucho más. El premio Nobel Konrad Lorenz dijo: “Creo que he encontrado el eslabón perdido entre los animales y los humanos: somos nosotros”. Los humanos somos los animales que creen que ya no son animales.

Se podría objetar que, después de todo, somos los únicos animales que tenemos lenguaje, religión, arte y ciencia. ¿Qué consecuencias tiene, entonces, para nuestra concepción del conocimiento el darnos cuenta de que el yo es limitado y de que la razón es engañosa?

En lo que respecta a la religión, por un lado, hay personas religiosas cuya fe se basa en sus experiencias de lo divino. Su concepción de sus experiencias es una variante de la concepción cartesiana del conocimiento: experimento lo divino, luego existe. Sin embargo, la neurociencia moderna muestra que muchas de estas experiencias pueden explicarse fisiológicamente; por ejemplo, que en circunstancias extremas, uno puede tener la experiencia de viajar a través de un túnel que tiene luz al final. Uno puede inducir experimentalmente experiencias de un dios estimulando el cerebro de manera adecuada. También es posible crear experiencias extracorporales.

Por otro lado, hay científicos, como Richard Dawkins, que creen que la ciencia puede explicarlo todo y que la religión conduce al mal camino. Sin embargo, esta concepción del conocimiento se basa en el dogma de que los humanos pueden utilizar métodos científicos para acceder a todo lo que se puede conocer. Por supuesto, un dogma de este tipo no puede probarse científicamente. Una actitud humilde ante los resultados de las limitadas capacidades de pensamiento del hombre hace que el dogma sea cuestionable. En resumen, deberíamos adoptar la visión socrática de que lo único que sabemos es que no sabemos.

La siguiente es una cita del libro de Ambrose Bierce, El diccionario del diablo:

Humano - Animal tan absorto en la contemplación embelesada de lo que cree ser que pasa por alto lo que indudablemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especie, que, sin embargo, se multiplica con una rapidez tan insistente que infesta toda la tierra habitable y Canadá.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Peter Gärdenfors Ph.D.

El Dr. Peter Gärdenfors, es profesor de ciencia cognitiva en la Universidad de Lund, en Suecia.

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