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Verificado por Psychology Today

Relaciones

Por qué nos están agotando las videollamadas

La tecnología nos está salvando en esta cuarentena, pero también está causando estragos. Estas son las razones.

En los primeros días de la pandemia, conforme se fueron normalizando las órdenes de refugiarse en casa y la gente se apresuró a encontrar maneras de permanecer conectada, se volvió evidente que la tecnología nos salvaría. No tendríamos que estar solos mientras nos quedábamos en casa y estas eran buenas noticias.

Mientras que seguimos agradecidos por la increíble manera en la que nuestras pantallas nos han ofrecido maneras de seguir en contacto entre nosotros, después de unas semanas, muchos de nosotros nos encontramos agotados por las interminables videollamadas y experiencias virtuales. No es que no queramos la opción de conectarnos en espacios digitales, es que nos están pareciendo costosas en el aspecto emocional y energético. No podemos decir exactamente por qué, pero parecen requerir más energía que los encuentros cara a cara a los que estamos acostumbrados. Y, extrañamente, en muchos casos nos dejan sintiéndonos más solitarios.

Dada la novedad de nuestra realidad actual, no hay investigaciones que observen específicamente por qué este es el caso actualmente, a pesar de que sabemos que hay un precedente para esta conectividad en persona versus en línea. Sin embargo, hay algunas ideas básicas a considerar para ayudarnos a evaluar la mejor manera de cuidar de nosotros y de nuestras relaciones en estos tiempos de conexión principalmente digital.

Mientras que los humanos son neurodivergentes en términos de sociabilidad y preferencias interpersonales, todos somos seres sensuales. Cuando nos encontramos con otros, percibimos información a través de diferentes sentidos. Ciertas personas y sus casas tienen olores específicos. Con frecuencia, los encuentros involucran contacto físico de una u otra forma. En esencia, la simple presencia física de otra persona tiene el poder de mover sentimientos y despertar todos nuestros sentidos.

Cuando nos conectamos mediante pantallas, perdemos mucho de esto. Limitados a solo información auditiva y sensorial, se produce una sensación de estar "solos juntos." Este término, creado por Sherry Turkle, hábilmente describe esa rara sensación de antipresencia de la que estamos hablando ahora, ya sea relacionada al limitado contexto en el que cada parte ve a la otra, o la simple falta de información sensorial completa, no podemos saberlo.

Otra dinámica que plaga a las conexiones basadas en video es la constante presencia de la imagen propia conforme interactuamos con los demás. La comunicación espontánea y auténtica se beneficia de la capacidad de estar completamente en el momento sin el tipo de aguda conciencia de uno mismo que viene de observarnos durante una conversación. Para cualquiera con un crítico interior, aunque sea en su versión más amable, esto puede tener un impacto masivo en si estamos o no presentes en el momento de una conversación de manera auténtica y disponible. Hay cierta cantidad de disonancia cognitiva en esto. Estamos en la llamada para conectar con alguien más, pero nuestra consciencia ambiental de nosotros mismos redirige nuestra atención.

Finalmente, la extraña nueva manera en la que se mueve el tiempo probablemente también contribuye a nuestros sentimientos de agotamiento y agobio en cuanto a las interacciones interpersonales. Cuando nos estamos moviendo por el mundo, cada solicitud de reunirnos se hace con la consciencia de que los calendarios de la gente están llenos. Es muy probable que sintiéramos que teníamos más influencia y opciones al responder lo que nos pedía la gente.

Ahora que todas nuestras conexiones se hacen desde casa, he encontrado que la gente responde de una o dos maneras principales a ofertas interpersonales. Una respuesta es el miedo, culpa o agotamiento o resentimiento que proviene de sentir que no hay "excusa" para decir que no a un evento o reunión porque todo el mundo sabe que todos estamos en casa y "disponibles". EL segundo es un "sí" automático a tantas ofertas como sea posible para distraerse de las realidades de nuestra situación actual.

Es crucial para nosotros que llevemos las cosas con calma en esta temporada de distanciamiento físico. Para permanecer saludables en nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás, debemos considerar que está funcionando y que no en esta nueva economía. Las siguientes sugerencias ofrecen maneras de mejorar nuestras conexiones digitales y fortalecer el significado que le damos a cómo relacionarnos con nosotros mismos y con los demás en este tiempo de aislamiento físico.

1. Atenderse a uno mismo.

Así como es importante ponernos nuestras máscaras de oxígeno antes de ayudarle a los demás con las suyas, es importante preguntarnos, "¿mi vaso emocional y energético se llenará o vaciará más si tengo conversaciones en video hoy?" Para permanecer saludables, debemos tomarnos la "temperatura" de nuestro bienestar interior antes de solo decir que "sí" a cada oportunidad de conectarnos. También debemos darnos cuenta de que nuestras necesidades y deseos de conectarnos en espacios digitales pueden variar de un día a otro, o incluso de una hora a otra.

Si nos sentimos abrumados, emocionalmente desregulados o exhaustos, tal vez lo mejor sea declinar una o dos conexiones en línea para darle preferencia a una conexión interna con nosotros mismos. Solamente podemos compartir con los demás de un vaso lleno y llenar nuestras reservas emocionales requiere de esfuerzo intencional.

2. Considerar cubrir nuestra imagen en la pantalla.

Hay cierto nivel de consciencia súper elevada de uno mismo que ocurre cuando observamos las imágenes físicas de nosotros mismos. Cuando experimentamos esto en tiempo real durante covnersaciones, nos salimos del momento y parte de nuestro cerebro se activa para evaluar cómo nos estamos presentando a nosotros mismos. Esto tiene un costo para la conversación.

Mi hijo me sugirió que cubriera el cuadrado de mi imagen con un post-it cuando le mencioné esta dinámica. Esta acción en sí me ha salvado. Aliento a los demás a que lo intenten en las plataformas en las que no se puede ocultar la propia imagen. En las que sí es posible, intentemos eso en su lugar.

3. Hacer elecciones conscientes sobre qué plataformas usamos para comunicarnos y con quién las utilizamos.

Como sabemos, el incremento en suscripciones a servicios como Zoom y aplicaciones como Marco Polo han sido impresionantes últimamente. Es increíble tener estas herramientas para mantenernos conectados. También es importante pensar a consciencia sobre las plataformas que son menos agobiantes para cada tipo de conversación que esperamos tener.

Seamos sensibles a las dinámicas como el desfase entre voz e imagen o las imágenes pixeleadas ya que esto puede hacer que las conversaciones sean más agotadoras. Preguntemos a los demás cuáles plataformas prefieren y respetemos sus deseos si es posible. Si estamos coordinando a gente con menos conocimientos tecnológicos, hay que apartar tiempo para ayudarles a orientarse dentro de la aplicación.

4. Considerar el teléfono algunas veces.

En estos tiempos de tantas conexiones en video, el enfoque limitado de una llamada por teléfono puede incrementar la sensación de autenticidad y conexión. Preparar el escenario para la llamada puede mejorarlo aún más. Preparar una taza de té muy aromática y encontrar una ventana que sea el lugar perfecto. Resistamos la necesidad de hacer otra cosa mientras estamos al teléfono para estar completamente presentes en la llamada. Notemos cómo cambia la sensación en relación a llamadas y conexiones.

5. Ponerse creativo para aumentar la autenticidad y espontaneidad de los encuentros digitales.

Es buena idea darle prioridad a experiencias en las que compartimos un espacio con otros, especialmente aquellas en las que no solo estamos sentados estáticos mirándonos los unos a los otros. Yo participo en una experiencia semanal de movimiento con otras 50 personas. Todos nos movemos en nuestros propios espacios físicos, como queramos, con la misma música de fondo. Mientras que podemos ver los recuadros de los demás, nadie se enfoca en eso. Es sorprendentemente cercano y poderoso. Existen espacios similares para hacer arte y meditar, y sin duda millares de actividades más. Si no existen en nuestra comunidad, podemos crearlas.

Sigamos conectándonos como nos sea posible, prestando atención a las maneras en las que lo hacemos. Estamos juntos en esto y saldremos juntos de esto. Hagámoslo con cuidado.

Grusho Anna/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Doreen Dodgen-Magee, Psy.D.

Doreen Dodgen-Magee, Doctorado en Psicología, es psicóloga, autora y conferencista enfocada en cómo la tecnología modela a las personas. Es autora de Restart: Designing a Healthy Post Pandemic Life.

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