Desarrollo infantil
Por qué las hijas no amadas sienten como que no pertenecen
Las experiencias de la infancia pueden hacerte sentir eternamente excluida y sin derechos.
25 de septiembre de 2020 Revisado por Matt Huston
Hay una pregunta que surge frecuentemente cuando la discusión se torna hacia cómo tu vida adulta está formada por las experiencias de una infancia en la que no se satisfacieron tus necesidades emocionales. Esta pregunta es engañosamente simple y compleja al mismo tiempo: “¿cómo adquieres una sensación de pertenencia e inclusión cuando nunca perteneciste desde el principio?”
Conozco este sentimiento en particular desde el interior porque hubo un tiempo en mi vida en el que yo también me sentí como si estuviera mirando todo desde el exterior, con mi nariz presionada a la ventana del mundo, mientras que todos los demás estaban congregados dentro, con enormes sonrisas en sus rostros. Ese sentimiento coexistía con amistades, romances y éxito internacional. Cuando estaba recopilando la lista de preguntas para mi libro Hijas desintoxicadas, libro de preguntas y respuestas (de donde adapté esta publicación), muchas lectoras me enviaron esta pregunta.
Las mujeres reportan que este sentimiento persiste absolutamente a pesar de haber construido vidas adultas que incluyen relaciones más significativas y profundas. Tienen amantes o parejas; amigos cercanos, colegas y un círculo de conocidos, trabajo y actividades que las mantienen ocupadas y comprometidas; y con frecuencia, hijos propios. Y aún así, tienen una sensación de exilio, de ser diferentes a otras personas de maneras significativas, alejadas, tal vez incluso a la deriva. La manera en la que se sentían en sus familias de origen: rechazadas, marginalizadas, ignoradas, no escuchadas, inadecuadas o imposibles de amar, las persigue por toda su vida. Es como una lata gigante de mugre que se derrama en su mundo y lo opaca.
Lo que te puede enseñar la sensación de no pertenecer
De nuevo, no soy terapeuta ni psicóloga, pero conozco este terreno y creo que no es nada más que una imagen precisa de dónde estás en tu camino hacia sanar y reclamarte a ti misma. Tu enfoque todavía está en lo que no obtuviste y te hizo falta, tanto en la infancia como en la adultez y todavía sientes activamente el dolor y tristeza de no ser amada, como algo vívido, pulsante y crudo. A pesar de todo lo que ha pasado en tu vida adulta, todavía vuelves al rol primario de hija como tu pilar, a pesar de todos los demás roles que desempeñas. Esto es lo que yo llamo el “conflicto central”; es la batalla entre tu reconocimiento de heridas maternales y una esperanza continua de que hay una varita mágica en algún lado que convertirá a tu madre en la madre que necesitas y mereces.
Incluso si tomas medidas para manejar tu relación con tu madre y tu familia de origen poniendo límites, limitando el contacto de maneras significativas o, tal vez, decidiendo alejarte por completo, tu enfoque permanece en ella.
Resolviendo las preguntas que te pueden ayudar a sanar
Entonces, si todavía sientes como que no perteneces y te encuentras buscando la llave que te sacará de tu infancia , hazte las siguientes preguntas para llegar a donde necesitas estar:
- ¿Por qué sigues enfocada en el tratamiento que te dieron en tu infancia cuando tu vida te ofrece tanta validación?
De nuevo, el conflicto central es un oso con el que hay que luchar y necesitas dejar ir esa esperanza que te mantiene estancada. Esa esperanza es impulsada por negación y autocuestionamientos (“tal vez no es tan mala”, “tal vez no lo hizo a propósito”, “tal vez está en mi cabeza”). Necesitas soltar esa esperanza al igual que la negación y pasar a la aceptación y el duelo. Recuperarás tu poder al admitir que no tienes ningún poder para cambiarla.
- ¿Por qué no puedes soltar ese viejo dolor?
Si aún no vas a terapia, ahora es el momento de hacerlo; trabajar con un buen terapeuta puede cambiar tu vida. Si ya lo intentaste pero no te ayudó, por favor considera que podrías no haber encontrado a la persona correcta o podrías no haber estado lista para lidiar con el problema. Mientras que todas mis evidencias son anecdóticas, todas las entrevistas que hice para mi libro, junto con conversaciones con lectoras, me han dejado claro que la capacidad de reconocer y lidiar con los efectos de la infancia suele llegar demasiado tarde; cuando la mayoría de las hijas tienen más de cuarenta años.
- ¿Te estás manteniendo en un ciclo de preguntas sin respuesta?
Si todavía te estás enfocando en preguntarte por qué tu mamá no te ama, en preguntarte qué podrías hacer para que te ame, o en pensar que todo es tu culpa, te estás manteniendo estancada y alimentando esa sensación de no pertenecer. Debes dejar de preguntar y trabajar en dejar ir.
- ¿No dejar de enfocarte en tu infancia se ha convertido en tu postura permanente?
Esta es una pregunta difícil de responder y no se trata de culpar a la víctima. ¿Sientes que tu infancia explica o excusa algunos de tus comportamientos de adulta? Es realmente importante distinguir entre “explicar” y “excusar” en el camino hacia la sanación. Y como creyente en la libertad de elección, creo que incluso las explicaciones tienen una vida limitada cuando haces consciente un comportamiento. Sí, es difícil de leer, pero es necesario.
En realidad sí perteneces, pero no lo sientes por completo hasta que eres capaz de dejar ir y seguir adelante en el camino hacia la sanación.
Derechos de autor © 2020 por Peg Streep
Esta publicación es una adaptación de mi libro. Derechos de autor © 2019 por Peg Streep.
Imagen de Facebook: Marjan Apostolovic/Shutterstock
A version of this article originally appeared in English.