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Verificado por Psychology Today

Robert Biswas-Diener
Robert Biswas-Diener
Atención

Los tres tipos de quejas

Los estudios revelan cuándo se quejan las personas y qué pasa después.

Una de mis grandes alegrías en la vida es escuchar a escondidas. Como psicóloga, durante mucho tiempo he estado interesada en las personas, en lo que piensan, sienten y cómo se comportan. Disfruto ver las expresiones faciales de las personas, escuchar la elección de sus palabras y rastrear su tono emocional. Entre mis lugares favoritos para observar a la gente está el aeropuerto. A diferencia de los restaurantes o cines, los aeropuertos son sitios donde se les coloca a las personas en lugares cerrados y donde no tengo nada mejor que hacer que escuchar la vida de los demás.

Desafortunadamente, mucho de lo que escucho son quejas. Escucho a la gente quejarse de vuelos retrasados y asientos incómodos. Escucho a personas de negocios hacer llamadas en las que hablan mal de sus compañeros de trabajo y competidores por igual. Doy testimonio de una letanía de problemas: el mal tiempo, las guerras, el mal desempeño económico, los suegros entrometidos y huesos rotos. Uno pensaría que el mundo se está acabando.

La psicología de quejarse

Si quejarse es tan horrible, ¿por qué es tan frecuente? Resulta que la queja ha capturado la atención de muchos de mis colegas. Hay un creciente cuerpo de investigación que lo abordan: ¿qué es y cuándo y por qué sucede?. Para empezar, quejarse es simplemente expresar insatisfacción. Esto suele ocurrir verbalmente, como en el caso de dos personas en una cita comentando sobre la horrible cena que les han servido. Para los consumidores, puede suceder a través de formularios de comentarios en línea o mostradores de servicio al cliente, pero las quejas de los consumidores son un asunto aparte.

Las quejas generalmente surgen a raíz de una situación negativa. El tráfico fue peor de lo esperado. La película fue decepcionante. El contratista hizo un trabajo de mala calidad. El ayuntamiento nunca debería haber aprobado ese nuevo desarrollo. Por supuesto, no son solo situaciones sino también factores personales los que están involucrados. Notarás, por ejemplo, que algunas personas tienden a quejarse mientras que otras se muerden la lengua. De hecho, hay un "umbral de quejas" que debe alcanzarse antes de que alguien decida quejarse.

Este umbral aún se está explorando, pero probablemente tenga muchas facetas. Uno puede ser el "locus de control", o cuánto control siente que tiene una persona en una situación. Si una aerolínea pierde tu maleta, por ejemplo, es más probable que presentes una queja porque crees que notificar el problema ayudará a resolverlo. También puede haber otros factores personales involucrados, como la tolerancia al conflicto, la edad y el deseo de presentarse positivamente.

Los distintos sabores de las quejas

CC-BY-SA 3.0 Nick Youngson
Fuente: CC-BY-SA 3.0 Nick Youngson

Es útil comprender que quejarse (y, por extensión, los quejosos) vienen en diferentes tipos. Hay quienes nunca parecen estar satisfechos. Estos son conocidos como quejosos crónicos. Tienen una tendencia a rumiar sobre los problemas y a centrarse en los reveses por encima del progreso. Algunas investigaciones sugieren que hacer un hábito de quejarse puede "volver a cablear" el cerebro para que se arraiguen esas orientaciones de pensamiento particulares . Es posible volver a cablear este nuevo cableado para que sea más positivo, por supuesto, pero los quejosos crónicos probablemente no creen que funcione tan bien.

El segundo tipo de queja es la “ventilación” familiar. Ventilar es expresar insatisfacción emocional. Resulta que las personas que se desahogan tienen una agenda. Tienden a centrarse en sí mismas y en su propia experiencia, presumiblemente negativa. Al mostrar su ira, frustración o decepción, están solicitando la atención de sus confidentes. Pueden sentirse validadas al recibir atención y simpatía. Quienes ventilan de esta forma son particularmente propensos a descartar consejos y soluciones propuestas a sus problemas. No están buscando resolver nada; simplemente quieren validación.

Una desventaja desafortunada tanto de la ventilación como de las quejas crónicas es que pueden amortiguar los estados de ánimo de las personas. En una serie de estudios, los investigadores rastrearon los estados de ánimo de las personas antes y después de escuchar una queja. Como se predijo, escuchar quejas hizo que la gente se sintiera peor. Lo que es más, ¡el quejoso también se sintió peor!

Cómo quejarse bien

El último tipo de queja se conoce como la “queja instrumental”. A diferencia de sus primas conceptuales de nariz arrugada, la queja instrumental se trata de resolver problemas. Cuando confrontas a tu pareja romántica sobre el gasto excesivo en la tarjeta de crédito, esa podría ser una queja instrumental. Especialmente si te centras en el impacto del problema, la importancia del cambio y cooperas para crear un plan para el cambio. Un estudio sugiere que estos tipos de quejas constituyen menos del 25 por ciento de todas las quejas.

En un estudio, los investigadores encontraron que las personas felices se quejan menos. También observaron la evidencia de que las personas felices en su estudio eran más conscientes. Tienen la hipótesis de que es probable que las personas más alegres se quejen de forma más consciente, incluso de forma más estratégica si se quiere, y con un objetivo específico en mente. Visto esta manera, surge una guía aproximada para quejarse:

  • Evita amortiguar tu estado de ánimo quejándote solo en raras ocasiones
  • Quéjate solo en los casos en que crees que afectará un cambio real y positivo
  • Considera si una afirmación o alguna otra estrategia funcionará en lugar de quejarte
  • Limita tu exposición a las quejas limitando tu exposición a la gente que se queja constantemente

A version of this article originally appeared in English.

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