Los hombres melancólicos de la televisión

Fuente: Apple TV, utilizada con permiso para propósitos editoriales

Algunos críticos vituperaron la tercera temporada de Ted Lasso porque no fue tan divertida como solía ser. Es cierto que no lo fue. Serpenteaba en historias paralelas sobre sus excelentes mujeres, pero eran torpes y estaban fuera de contacto, como si un escritor masculino dijera en algún lugar: “Oye, espera, tenemos que escribir sobre mujeres”, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Cuando la serie se centró en sus personajes masculinos, lo que ví no siempre fue divertido, pero sí real. Ted, interpretado por el creador y escritor de la serie Jason Sudeikis, finalmente enfrenta sus sentimientos sobre la separación de su esposa e hijo: está perdido y solo, a pesar de que está rodeado por una horda de nuevos amigos. Y Nathan (Nick Mohammed), Wonder Kid, tiene el trabajo de sus sueños pero es miserable. Extraña la camaradería de sus antiguos compañeros. El gran trabajo es, en última instancia, vacío. Roy Kent confunde su relación con Keeley porque la idea del amor lo desconcierta por completo.

Son hombres melancólicos.

En Shrinking, el terapeuta Jimmy (Jason Segel) evita lidiar con su dolor por la muerte de su esposa interviniendo personalmente en la vida de sus clientes, un enfoque poco ético, ilógico y, en última instancia, sin éxito. A lo largo de la serie, se acerca cada vez más a reconocer su dolor. La serie es atractiva, a menudo divertida y, a menudo, triste. Escrita por Brett Goldstein, quien interpreta a Roy Kent en Ted Lasso, está protagonizada por hombres melancólicos. Incluso Harrison Ford se quita la capa de arqueología para convertirse en el colega de Jimmy, quien intenta volver a conectarse con su hija alejada.

Y luego está Rob Lowe en Unstable, afligido por la muerte de su esposa; su hijo en la vida real, John Owen Lowe, trata de brindarle estabilidad, aunque también perdió a su madre. Los dos Lowes crearon el programa y aprovechan su propia dinámica familiar excéntrica.

Estos programas vienen después del conmovedor After Life, en el que Tony, interpretado por el creador de la serie Ricky Gervais, pasa seis temporadas mostrando la profundidad del dolor por la pérdida de su esposa. Toma riesgos que le habrían sido extraños antes de la muerte de su esposa, viviendo plenamente una vida que no quiere vivir solo. El final fue un evento de tres pañuelos.

¿Por qué tantas series tratan la pérdida de una esposa?

¿Qué pasa con todos estos hombres melancólicos? ¿Por qué hay tantos hombres de la televisión lidiando con sus emociones en público? Una mejor pregunta podría ser: ¿Por qué es esto inusual? La masculinidad se ha asociado durante mucho tiempo con la fuerza y el poder, por lo que mostrar vulnerabilidad puede ser desalentador. Bien por los hombres que ahora luchan contra este estereotipo. Pero, ¿por qué tantos de estos programas se centran en la pérdida de una esposa? ¿Y por qué hay tantos de ellos?

En parte se debe a que la televisión, en general, es un juego de seguir al líder. Una serie tiene éxito, por lo que otros la imitan. En este caso, After Life de Gervais abrió el camino, con un lanzamiento inicial en 2019. Ted Lasso llegó en 2020, Shrinking y Unstable en 2023. Todos los creadores se enfrentaban a la mediana edad, y la mediana edad es un momento en el que las interrupciones desafían lo mejor de nosotros: divorcio, enfermedad, muerte, pérdida del trabajo y nido vacío.

Un hombre lidiando con la pérdida de una esposa simplemente hace buena televisión. Es una forma segura de ser vulnerable. El hecho de que todos estos programas estén presentados por comediantes es especialmente revelador, ya que aquellos que están en sintonía con la comedia suelen estar en sintonía con su cultura. La comedia siempre ha coexistido con la tragedia, por lo que este momento de televisión melancólica ofrece una idea de dónde estamos como humanos en un mundo políticamente tóxico, pospandémico y que cambia el clima. Estamos de duelo por la pérdida de nuestro sentido de comunidad, de seguridad y comodidad. Estos hombres nos dicen que, si estamos atrapados en este dolor, mirémoslo, veamos en quiénes nos hemos convertido bajo el peso de nuestra pérdida. Nos muestran que puede sentirse bien reírse de ello. Y, también, llorar.