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Verificado por Psychology Today

Relaciones

Las necesidades psicológicas que llevan a la gente a aferrarse a teorías conspiratorias

Qué hacer cuando alguien que amas se obsesiona con una teoría conspiratoria.

Mike MacKenzie/flickr
Fuente: Mike MacKenzie/flickr

“Donde va uno, vamos todos.”

—Mantra de QAnon

Desde que empecé a escribir sobre teorías de conspiración, los lectores me han escrito ocasionalmente para pedirme consejos sobre un familiar que ha caído por la madriguera de las creencias. Para ser honesto, más allá de expresiones de simpatía y referencias hacia mis publicaciones sobre las razones por las que las personas creen en teorías de conspiración en primer lugar, suelo sentirme perdido e incapaz de ofrecer algo útil. La dura realidad es que obsesionarse con creencias de teorías conspiratorias tiene un potencial considerable de abrir una separación entre seres queridos que puede dañar irreparablemente las relaciones.

Sin embargo, hace poco me invitaron a hablar en el radio sobre este problema, particularmente en relación con la creencia de QAnon (la teoría conspiratoria que dice que el mundo es gobernado por una red que trafica niños para prostituirlos y que está intentando destruir a Donald Trump, porque es su némesis), lo que incitó a considerar una respuesta mejor pensada que presentaré aquí. Me enfocaré en por qué algunas personas se sienten tan atraídas hacia esta teoría conspiratoria. Entenderlo nos puede dar luz para ayudar a seres queridos que hayan caído en la madriguera de las teorías de conspiración.

Entender las necesidades psicológicas que alimentan la teoría de conspiración

QAnon es un fenómeno moderno curioso que es en parte teoría conspiratoria, en parte culto religioso y en parte juego de rol.

Algunas de las peculiaridades psicológicas que se cree que impulsan la creencia en teorías de la conspiración incluyen la necesidad de ser únicos y necesitarcerteza, cierre y control que son especialmente salientes en tiempos de crisis. Las teorías de conspiración ofrecen respuestas a preguntas sobre eventos cuando las explicaciones son deficientes. Mientras que aquellas respuestas consisten en narrativas oscuras que involucran a malos actores y tramas secretas, las teorías de conspiración captan nuestra atención, ofrecen cierta tranquilidad de que las cosas pasan por una razón y pueden hacer que los creyentes se sientan especiales porque saben secretos que el resto de la gente o “ganado” ignora ciegamente.

Con un líder invisible (en el caso de esta secta, no está claro si “Q” es un individuo único o muchos), sin estructura organizacional ni elementos coercitivos de membresía (las personas son libres de “ir y venir” como les plazca), sería demasiado llamar a QAnon un culto religioso. Pero se ha ido moldeando cada vez más como un nuevo movimiento religioso, especialmente en cuanto a que se suele entrelazar con una versión apocalíptica del cristianismo. Investigaciones previas sobre los cultos han revelado que las personas que se unen a ellos tienen más probabilidades de presentar síntomas de ansiedad y depresión y suelen ser personas solitarias buscando afiliaciones grupales y emocionales. Evidencias anecdóticas sugieren que un perfil psicológico similar podría explicar por qué algunas personas encuentran tan atractivo a QAnon.

Más allá de las teorías conspiratorias y los cultos en línea, QAnon también se ha descrito como “un juego de realidad alternativa sumamente absorbente” donde los jugadores en línea que se refieren a sí mismos como “panaderos” esperan ansiosamente la oportunidad de descifrar pistas crípticas que se les dejan en forma de “migajas de pan” o “gotas-Q”. Estas recompensas son dispensadas con un "programa de refuerzo de proporción variable" irregular que resulta la manera en la que QAnon representa una forma inmersiva de entretenimiento que, al igual que los juegos en línea o las apuestas, brinda una configuración ideal para un tipo de comportamiento compulsivo que se asemeja a la adicción.

La dimensión de juego de rol y resolución de acertijos de QAnon actúa como otro refuerzo intoxicante, brindándole a los creyentes una nueva identidad emocionante como “Patriota Q”. En los ochenta, los padres se preocupaban porque creían que los niños jugando Calabozos y Dragones se meterían tanto en sus personajes mágicos del juego de rol que perderían el contacto con la realidad. Actualmente, QAnon es un tipo de juego de rol en tiempo real en el que la conflación de fantasía y realidad no es tanto un riesgo como una característica intrínseca.

Marc Nozell/flickr
Fuente: Marc Nozell/flickr

Entender los aspectos multifacéticos de QAnon de esta manera nos ayuda a entender su atractivo así como la razón por la que los creyentes podrían negarse a desconectarse y alejarse. Para aquellos sumergidos en el mundo de QAnon, salir de la madriguera podría representar una pérdida considerable, de algo en lo que ocupar el tiempo, sentirse conectados a algo importante o finalmente lograr un sentido de autovalía y control durante ciertos tiempos.

Sin reemplazar a QAnon con algo más que satisfaga estas necesidades psicológicas de maneras similares, es poco probable que alguien pueda escapar. Por supuesto, dejar QAnon le permitiría a los creyentes recuperar tiempo y energía considerables que serían mejor invertidos en relaciones de la vida real más saludables, en el trabajo y pasatiempos recreativos. Pero, para muchos, la misma ausencia de esas fuentes de significado es lo que podría haberlos llevado a buscar QAnon, o alguna otra teoría o secta en primer lugar, de tal manera que hay pocas esperanzas de encontrarlas de nuevo.

Desde esa perspectiva, la vida en la madriguera podría verse bastante bien. Como lo dijo un creyente de QAnon: “Q es lo mejor que me ha pasado”.

¿Cómo se puede convencer a un ser querido que se aleje de eso?

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Joe Pierre M.D.

Joseph M. Pierre, Médico, es profesor clínico en Ciencias de la Salud en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Universidad de California, San Francisco y Jefe de Unidad de la unidad de adultos en el Hospital Psiquiátrico de Langley Porter Psychiatric Hospital Adult Inpatient Unit.

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