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Verificado por Psychology Today

Sexo

La era de los robots sexuales

Los pros y los contras de esta era sexual emergente.

Los robots sexuales ya están aquí. No son solo un artilugio de la ciencia ficción. ​Claro, los robots sexuales con inteligencia artificial en películas como “Ex Machina” o “AI” no han llegado aún, pero es solo cuestión de tiempo.

La mayoría de los robots sexuales son poco más que muñecos sexuales ligeramente animados. Tal vez el robot sexual más avanzado que conocemos es “Samantha”. Una creación de Synthea Amatus, diseñada para ser capaz de disfrutar del sexo.

Pero Samantha no solo se trata del sexo. También puede hablar de ciencia y filosofía. Incluso puede contar chistes (aunque espero que no mientras estás teniendo sexo con ella). Samantha incluso incluye asuntos como el consentimiento. Si eres demasiado rudo con ella o si no le gustan tus comportamientos, está programada para entrar en “modo dummy” y apagarse por completo. Actualmente, las parejas robóticas pueden costar más de $10,000 dólares.

La cuestión aquí no es si los robots sexuales van a llegar (ya están aquí) o cómo será su evolución. La cuestión es acerca de las ramificaciones psicológicas y sociales que podrían acompañar a este nuevo mundo sexual. Como con cualquier tecnología, hay una larga lista de pros y contras para considerar.

Recientemente le pregunté a varias parejas casadas cómo se sentirían si encontraran a su pareja teniendo sexo con un robot. En cada caso, las reacciones fueron las mismas. Por un lado, sintieron que era poco más que masturbarse, siendo que el robot sexual no es más que un juguete sexual muy avanzado. Por otro lado, les preocupó que su pareja descosificara al robot sexual y formara un lazo emocional con él. Ninguna de las parejas pudo darme una respuesta firme sobre si lo considerarían un acto de infidelidad. Todos hablaron de pros y contras sobre tener sexo con robots.

Source: Illustration by Amy J. Goetz, usado con permiso
Source: Illustration by Amy J. Goetz, usado con permiso

Los factores que contribuyen al sentido de bienestar individual al usar un robot sexual incluyen compañía sexual y tal vez emocional para aquellos incapaces de encontrar parejas humanas. Con una forma suficientemente avanzada de IA, un humano potencialmente podría formar una relación satisfactoria con una pareja robótica.

Aquellos que apoyan el uso de robots sexuales argumentan que las enfermedades de transmisión sexual no se transmiten mediante un robot sexual; podría ayudar a liberar las frustraciones sexuales de aquellos que de otra manera encuentran alivio mediante acoso sexual o ataques sexuales; o que es una buena herramienta para aprender y reunir experiencias sexuales antes de tener relaciones humanas.

Puede ser tan simple como una divertida adición al canon sexual para ambos individuos y parejas. Las parejas que han estado considerando tener un trío incluso sugieren que podría ser una alternativa saludable añadir a un robot sexual y evitar las complicaciones de incluir a un tercer humano. Finalmente, en muchos casos, se percibe como una progresión natural de interacción social para aquellos que defienden la tecnología.

Contras

Por todos los pros que se puedan enlistar, aquellos que estuvieron en contra de la integración de robots sexuales en la sociedad pueden enlistar problemas potenciales que causará esta nueva tecnología. Primero, cuando se trata de parejas, está la cuestión moral de si tener sexo con una forma de IA es un acto de infidelidad.

La moralidad está en juego en muchos argumentos en contra de los robots sexuales. Algunos perciben tener relaciones sexuales con una robot con género femenino como un acto que amplía la idea de las mujeres como objetos en la percepción de los hombres. Adicionalmente, sienten que una persona predispuesta hacia la agresión sexual o el acoso podría sentirse potenciada al usar un robot sexual y luego llevar a cabo acciones negativas en el futuro. Esto podría extenderse hasta aquellos que añoran el sexo no consensual. Esta es la razón por la que muchos se preocupan de que las compañías produzcan robots sexuales en forma de niños.

En general, existe un temor de que las parejas robóticas resulten en la reducción de la empatía humana. Hay una preocupación de que las conexiones emocionales mal colocadas tendrán consecuencias psicológicas negativas para los más vulnerables. Finalmente, hay algunas preocupaciones sobre las dinámicas de interacción de que el uso de los robots sexuales brinden expectativas poco realistas cuando un individuo pase del sexo con un robot al sexo con un ser humano.

Qué dice la ciencia

Actualmente, los estudios sobre las actitudes hacia los robots sexuales están lejos de llegar a un punto de saturación. Los científicos pueden estarse alejando del tema por razones que van desde percibirlo como una discusión demasiado novedosa o vergüenza al perseguirla como tema de investigación. Sin embargo, el tema de los robots sexuales sí tiene relevancia moral, psicológica y social que merece estudios más serios. Como tal, hay brechas amplias y admitidas en los estudios actuales.

En un estudio reciente realizado por Koverola, Drosinou, Palomäki, Halonen, Kunnari, Repo, Lehtonen, y Laakasou (2020), los participantes generalmente consideraron que el sexo con un robot es sexo de verdad, aunque el robot se sigue persiguiendo como un robot. En un ambiente de burdel, los participantes percibieron pagar por sexo con un robot como más aceptable que pagar por sexo con humanos.

Otro estudio realizado por Scheutz y Arnold (2016) produjo información que indicó que las mujeres se sentían menos inclinadas a usar robots sexuales que los hombres y que para los millennials es menos apropiado tener sexo con robots que para generaciones anteriores. En el caso de este estudio, los investigadores concluyeron que las “actitudes hacia usar robots sexuales tienen menos que ver con lo que es un robot sexual o cómo se categoriza al sexo con un robot que con las diferentes percepciones sobre las condiciones y propósitos de las relaciones personales y de los intereses de la sociedad” (2016:352, las itálicas provienen del texto original).

Sin duda, la introducción de robots sexuales cambia el panorama de la interacción e intimidad humana, pero cómo y hasta qué punto son preguntas sin respuesta. Es responsabilidad de los investigadores resolver esta cuestión con premura. ¿Cuáles son las implicaciones sociopsicológicas? ¿Una pareja robótica puede ser un verdadero sustituto para la experiencia humana? ¿Los robots sexuales serán percibidos como poco menos que el último avance en juguetes sexuales? ¿La industria necesita supervisión? Y, de ser así, ¿quién podría brindar esa supervisión de manera imparcial?

En un mundo donde el sexo vende, siempre habrá alguien dispuesto a dar lo que sea por unas monedas. Tenemos que hacer estas preguntas y presentar hipotéticos en preparación para el momento en el que la ciencia ficción se vuelva la realidad de nuestro mundo socio-sexual.

Imagen de Facebook: Trial/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
David W. Wahl Ph.D.

El Dr. David W. Wahl, es psicólogo social e investigador sobre el sexo. Su trabajo se enfoca en temas relacionas al deseo y comportamiento sexuales, la vergüenza y la estigmatización, el sexo y el género, la violencia sexual, el trabajo sexual y el tráfico de personas.

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