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Verificado por Psychology Today

Barry Lubetkin Ph.D.
Barry Lubetkin Ph.D.
Enfermedad Coronavirus 2019

La crisis por coronavirus: El Regalo Inesperado para los Narcisistas

Las fuerzas de la pandemia obligan un reseteo de las demandas grandilocuentes por tener el control

Probablemente conozcas al menos alguno, y como psicólogo practicante en la ciudad de Nueva York, he tratado a muchos de ellos. El narcisista es esa persona en su vida que siempre parece anhelar admiración, a menudo actúa como si tuviera todo el derecho y es egoísta, y la mayoría de las veces parece incapaz de experimentar una empatía genuina por el dolor emocional y el sufrimiento de los demás.

El narcisista es a menudo una víctima de sus propias inseguridades profundamente arraigadas y mala crianza, que no le pudo enseñar la importancia de la humildad, la generosidad emocional y la capacidad de ponerse en contacto con los sentimientos de otro.

Las tendencias narcisistas en una persona a menudo conducen a problemas de relación, abuso de drogas y alcohol, dificultades para el manejo de la ira y depresión. Estos problemas a menudo se muestran cuando al narcisista le niegan lo que cree o espera es su “derecho” a tener.

Su irreal "demanda" para mantener el control y la decepción que le sigue, es lo que a menudo los trae a mi oficina. A menudo, las horas y horas de terapia parecen inútiles al intentar cambiar la demanda del narcisista de que el mundo y las personas sean y actúen exactamente de la manera en que "deberían" comportarse. Exigen un control incondicional.

Pero algo bastante fascinante ha ocurrido con muchos de estos pacientes desde que surgió la pandemia del coronavirus. Se han visto obligados a renunciar al precioso control que sentían que debían tener para mantener sus vidas en orden y ser felices. Sus ideas de cómo el mundo "debería" tratarlos se han vuelto patas arriba y los han desafiado a repensar seriamente sus creencias profundamente arraigadas sobre su importancia y superioridad sobre los demás en sus vidas.

Algunos ejemplos de estos cambios potencialmente profundos pueden ser útiles. Un joven en el campo del entretenimiento se ha etiquetado a sí mismo un adicto al sexo. Su apetito sexual era voraz y tenía poca consideración por los sentimientos de sus parejas sexuales. Como consecuencia de haber sido puesto en cuarentena indefinidamente e incapaz de cohabitar con nadie, ahora está considerando la idea de que puede sobrevivir y desarrollar alegría y satisfacción en su vida de otras maneras. Ningún terapeuta en el mundo podría haber igualado el poder del "reinicio" forzado en su pensamiento sobre cómo había utilizado a las personas y no tenía en cuenta sus sentimientos.

Una mujer joven con la que trabajo tenía poca comprensión de por qué, durante años, otras mujeres no seguían siendo amigas de ella y no la buscaban para planificar algo juntas. Se hizo evidente que ella siempre actuaba como si fuera superior a ellas y con frecuencia las interrumpía cuando charlaban. Ella exigía control, pensaba que era más inteligente que cualquiera de sus amigas, y mostró poco interés en sus vidas. Como ahora solo puede interactuar de forma remota, ella y yo podemos practicar la escucha activa y compartir sus propias inseguridades con los demás. No estar cara a cara le ha permitido ser más introspectiva, más vulnerable y más dispuesta a aceptar las opiniones de los demás sin desecharlas inmediatamente.

Otra paciente pasaba innumerables horas y dinero comprando obsesivamente para obtener su look "perfecto", otras horas más aplicando y volviendo a aplicar su maquillaje, y luego se quejándose regularmente con sus amigos sobre cómo codiciaba la atención de cada hombre que conocía. Con los mensajes en televisión e Internet sobre el sufrimiento humano y horribles imágenes del hospital que la bombardeaban, su conciencia de que había un mundo a su alrededor que siempre había descartado como sin importancia creció.

El período de cuarentena la está ayudando a reconsiderar su demanda por la perfección física (en verdad, en este momento a nadie le importa un comino), y ella, por primera vez en su vida, se ofrece como voluntaria para entregar comida a los ancianos en su vecindario.

El horror COVID-19 ofrece a individuos centrados en sí mismos, o que sienten que tienen el derecho a todo y poco empáticos, una oportunidad extraordinaria para hacer una pausa, quitar el pie del pedal autoengrandecimiento y mirarse a sí mismos y pensar en lo que realmente podrían ser sus vidas.

Imagen del teaser: NiE PROYECTO/Shutterstock

A version of this article originally appeared in English.

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