Diálogo interno
Estudios muestran que la autocompasión es el motivador que te falta
Nunca vas a ser feliz si constantemente te criticas.
1 de mayo de 2024 Revisado por Michelle Quirk
Los puntos clave
- La autocrítica dura, confundida con motivación, fracasa.
- La autocompasión reduce el estrés y aumenta la resiliencia.
- El diálogo interno positivo mejora el rendimiento.
"Hay muchas maneras de ser perfecto, y ninguna de ellas se logra a través del castigo".- autora de ciencia ficción Ursula K. Le Guin
Esforzarnos y ser responsables es la forma en que logramos el éxito. Desafortunadamente, muchos de nosotros confundimos la dura autocrítica y el autocastigo con "presionarnos a nosotros mismos". Y eso tiene el efecto opuesto al deseado.
Nunca vas a tener éxito o ser feliz si constantemente te menosprecias. Llenarnos de diálogo interno negativo no nos empuja al éxito; nos ahoga en nuestros fracasos.
La forma en que nos hablamos a nosotros mismos es de vital importancia, especialmente ante el fracaso percibido.
En lugar de decirnos a nosotros mismos que fracasamos porque somos deficientes, deberíamos ofrecer autocompasión hablándonos a nosotros mismos con amabilidad cuando experimentamos contratiempos.
¿Por qué? La autocompasión hace que las personas sean más resistentes a las decepciones al romper el círculo vicioso del estrés que a menudo acompaña al fracaso.
Las investigaciones muestran que el diálogo interno positivo mejora el rendimiento de los atletas, por ejemplo. Los atletas que fueron entrenados en diálogo interno positivo experimentaron menos ansiedad y mayor confianza y rendimiento en un estudio.
Varios estudios han encontrado que las personas que son más compasivas con sí mismas experimentan una mayor sensación de bienestar. Una revisión de 2015 de 79 estudios que analizaron las respuestas de más de 16,000 voluntarios descubrió que las personas que tienen una actitud positiva y afectuosa hacia sí mismas "ante los fracasos y las deficiencias individuales" tienden a ser más felices, un testimonio del poder de la introspección.
Otro estudio encontró que la tendencia de las personas a culparse a sí mismas, junto con cuánto reflexionan sobre un problema, condujo a los factores más comunes asociados con la depresión y la ansiedad. El nivel de autocompasión de un individuo tuvo un mayor efecto sobre si desarrollaría ansiedad y depresión que los factores habituales comúnmente citados, como eventos traumáticos de la vida, antecedentes familiares de enfermedades mentales, bajo estatus social o falta de apoyo social.
La buena noticia es que podemos cambiar la forma en que nos hablamos a nosotros mismos aprovechando el poder de la autocompasión.
Nunca dejaremos de fallar o de equivocarnos. Lo importante es asumir la responsabilidad de nuestras acciones sin acumular la culpa tóxica que nos hace sentir peor, lo que solo nos distrae de perseguir lo que queremos.
Cómo hablarte de forma amable
Si te encuentras escuchando la vocecita en tu cabeza que a veces te intimida, es importante saber cómo responder. No aceptes lo que dice la voz ni discutas con ella; en cambio, recuérdate a ti mismo que los obstáculos son parte del proceso de crecimiento. No mejoramos sin práctica.
Aquí te mostramos cómo ser un poco más amable contigo mismo.
Háblate a ti mismo como lo haría un amigo. Cuando cometemos un error, pequeño o grande, muchos de nosotros nos apresuramos a decirnos a nosotros mismos: "¡No puedo creer que haya hecho eso!", "¡Soy tan estúpido!" o "¡Idiota!”
Pero si un amigo cometiera el mismo error, nuestra reacción probablemente sería: "¡Fue solo un error! Todos los cometemos".
Lo mismo ocurre cuando experimentamos el síndrome del impostor o nos sentimos inadecuados en nuestra vida profesional. Somos rápidos para menospreciarnos a nosotros mismos, pero los amigos nos recuerdan todo lo que hemos logrado y nos dicen cuán inteligentes y capaces somos.
La próxima vez que vayas a regañarte, detente. Respira hondo y piensa en lo que un amigo te diría en ese momento.
Ármate con un diálogo interno positivo. A veces es un desafío callar a tu crítico interno. Siempre parece susurrar en tus momentos más vulnerables.
Ahí es cuando es útil tener frases positivas listas para usar para alejar los pensamientos negativos.
Los atletas llaman a esta técnica cognitiva "diálogo interno" y dependen en gran medida de ella para mejorar su mentalidad y rendimiento.
Específicamente, el diálogo interno son "declaraciones, frases o palabras clave dirigidas a uno mismo que pueden decirse automática o estratégicamente, ya sea en voz alta o en silencio, expresadas positiva o negativamente, [y] con un propósito instructivo o motivacional..." Un ejemplo es "¡Puedo hacerlo!" (Aquí hay un video de Instagram de un atleta practicando un diálogo interno positivo.)
La persona promedio también puede usar este método.
Como la mayoría de los autores, a menudo encuentro una variedad de desencadenantes internos, o sentimientos negativos, durante el proceso de escritura. Sentarse a escribir es un trabajo duro y presiona los botones de nuestras inseguridades. Cada vez que siento dudas, lástima, estrés, ansiedad o incertidumbre, me repito a mí mismo: "Esto es lo que se siente al mejorar". Ese dicho cambia mi perspectiva, haciéndome ver mi lucha como una parte inherente de un proceso de crecimiento en lugar de un defecto en mi carácter. Una frase similar para repetir es "estás en camino".
Es normal sentir incomodidad cuando nos desafiamos a nosotros mismos o probamos algo nuevo. Pero no podemos permitirnos convertirnos en víctimas de nuestro crítico interno hasta el punto de que nos distraiga de lo que queremos lograr.
Repite las autoafirmaciones. La ciencia demuestra que las autoafirmaciones tienen el poder de alterar nuestro comportamiento y mentalidad, lo que las convierte en una herramienta poderosa para combatir el diálogo interno negativo.
Repetir las autoafirmaciones nos ayuda a enfocarnos en nuestros valores fundamentales. Nos centra y nos da una perspectiva de lo que nos importa, que podemos usar para dominar esa voz burlona en nuestras cabezas.
Si empiezas a caer en la trampa de compararte con esa persona en Instagram que siempre parece estar ganando en la vida, por ejemplo, prueba esta autoafirmación: "Estoy en paz con mi vida tal como es ahora". Dale un toque extra diciéndolo frente al espejo mientras te miras a los ojos.
Practica la consideración positiva incondicional. La consideración positiva incondicional significa ofrecer empatía, apoyo y aceptación a las personas, incluso si han hecho algo mal. Tener este mismo respeto por ti mismo alivia los sentimientos negativos de los que se alimenta tu crítico interno.
Digamos que cometiste un error: estabas distraído y te perdiste por completo una reunión virtual que habías programado con un cliente. Acabas de recibir un correo electrónico del cliente preguntando qué sucedió.
Sería fácil pensar: "¿Qué me pasa? Eso fue muy poco profesional y vergonzoso", y luego pensar en tu error el resto del día.
Pero, extendiéndote una consideración positiva incondicional, podrías pensar: "Me siento terrible. Tengo demasiado en mi plato hoy, y simplemente lo olvidé. Solo soy humano". Es probable que esta respuesta te calme, mientras que la primera te haría sentir frenético. Sentirse tranquilo es un estado emocional mucho mejor cuando respondes a tu cliente para disculparte y reprogramar.
Psicólogos humanistas como Carl Rogers dicen que la consideración positiva incondicional nos ayuda a explorar nuestros comportamientos con compasión y aceptación. Eso, a su vez, nos da confianza y aumenta nuestra motivación intrínseca.
Recuerda, la forma en que nos hablamos a nosotros mismos da forma a nuestra realidad. No dejes que tu crítico interno deteriore tu realidad. En cambio, elige la autocompasión; elige la resiliencia.
Una versión de esta publicación también aparece en NirAndFar.com.
A version of this article originally appeared in English.