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Verificado por Psychology Today

Gratitud

El rasgo de la personalidad que predice la felicidad

Un rasgo cultiva la felicidad a largo plazo más que cualquier otro.

Los puntos clave

  • Las actitudes negativas son tóxicas para la felicidad.
  • La felicidad sostenible requiere un cambio fundamental en la perspectiva.
  • La gratitud alimenta la felicidad. Rompe muros de negatividad y soledad.
  • Cultiva la graditud, y uno también puede cultivar la felicidad duradera.
Photo by Howie R on Unsplash
Source: Photo by Howie R on Unsplash

"Ser feliz" es un gran negocio. Siempre lo ha sido. Vallas publicitarias, comerciales de televisión y anuncios publicitarios nos bombardean con la promesa de felicidad, todos tratando de vendernos lo mismo: serás más feliz si…

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Anuncios como estos pueden transformarnos rápidamente en "adictos a la felicidad", gastando dinero en efectivo por la promesa de atardeceres perfectos y una vida sin estrés. Pero las soluciones rápidas rara vez producen felicidad sostenible.

¿Qué pasaría si pudieras nutrir y cultivar "ser feliz" por tu cuenta? ¿Qué pasaría si la felicidad duradera pudiera reducirse a nutrir un solo rasgo de personalidad?

Ser feliz sin la etiqueta de precio

No he realizado cientos de estudios sobre la felicidad. No he recibido críticas favorables por mi curso de felicidad. Y no estoy tratando de venderte nada. Pero puedo decirte esto: después de brindar psicoterapia grupal semanal durante más de 25 años a cientos de personas que buscan la felicidad, es esencial reconocer que existen necesidades básicas que respaldan la felicidad, como viviendas asequibles, finanzas estables, relaciones satisfactorias y buena salud. Estas cosas proporcionan una base diaria estable para la seguridad, pero no garantizan la felicidad.

Busca en Google felicidad y descubrirás interminables listas de acciones y comportamientos que te guiarán en la dirección correcta, como una dieta saludable, ejercicios cardiovasculares, relaciones amorosas y trabajo gratificante. Pero incluso si satisfaces todas esas recomendaciones, la felicidad aún no está garantizada.

Eso es molesto.

Desesperado por la felicidad, incluso puedes hacer un trabajo de ventas tú mismo. Te dices a ti mismo, seré feliz cuando:

  • baje de peso
  • consiga un aumento
  • encuentre una pareja
  • tenga hijos
  • cambie de casa
  • cambie de carrera
  • me retire
  • consiga un auto nuevo
  • me corte el flequillo

La lista continúa. Pero incluso cuando logras estos objetivos, lo adivinaste: No hay ninguna promesa de que la felicidad se mantendrá.

¿Qué tienen en común las personas felices?

Si el objetivo es la felicidad duradera y sostenible, requerirá un cambio fundamental de actitud. En otras palabras, la forma en que ves el mundo, a ti mismo y a todos es la causa número uno de tu infelicidad. Las perspectivas y actitudes negativas son tóxicas para la felicidad. No importa cuántas metas alcances, la negatividad te hace volver a sentirte insatisfecho. No importa cuánto tengas, te despiertas cada mañana inconscientemente pensando:

  • ¿De qué puedo estar descontento hoy?
  • ¿A quién puedo culpar por mi infelicidad?
  • ¿Qué imbécil va a arruinar mi día?

Conoce al miserable Miguel. Hace años, se unió a uno de mis grupos de terapia semanales. Semana tras semana, llegaba con una nueva lista de quejas. Los años y una pequeña fortuna en terapia individual no habían cambiado su perspectiva negativa ni lo habían inspirado a desarrollar relaciones más satisfactorias.

Cuando la terapia individual no logra provocar un cambio, la terapia grupal con frecuencia tiene éxito al desafiar a las personas a adoptar una nueva forma de ser y brindarles un lugar para practicar.

A pesar de su perspectiva negativa, el miserable Miguel tenía un don extraordinario: Respondía con empatía y amabilidad si alguien en el grupo estaba sufriendo. Su sensibilidad era impresionante en esos momentos.

  • "Samantha, lamento mucho que tu madre esté enferma. Sé lo estresante que es".
  • "Alan, desearía que tu jefe te respetara más. Tiene suerte de tenerte".
  • "Tomás, me duele que estés solo. Eres una buena persona. Mereces ser amado".

Miserable Miguel tenía talento para defender a cualquiera que enfrentara dificultades. Sin embargo, casi inmediatamente después, volvió a quejarse y volvió a esconderse detrás de su muro de negatividad. Su perspectiva negativa era una prisión que no permitía visitas.

Con el tiempo, el grupo se cansó de las quejas de Miguel, un mal hábito que socavaba cualquier esperanza de felicidad. Una integrante del grupo, Samantha, se acercó a él agradecida por su apoyo durante la enfermedad de su madre: "Miguel, tu amabilidad me sostuvo. Mantuve tu voz en mi cabeza durante la crisis de salud de mi madre. No se que hubiera hecho sin ti.

Sin perder el ritmo, Miguel se desató en una rabia familiar por la injusticia del sistema de salud. Esta vez, Samantha lo detuvo: "No me importa el sistema de salud. Me preocupo por ti".

Miguel se quedó sin palabras. Ella continuó: "Cualquiera puede ver lo infeliz y solitario que eres, Miguel. Te identificas con las luchas de todos porque sientes lo mismo. Mereces apoyo, Miguel. Mereces ser amado". De hecho, cuando no te quejas, te encuentro muy adorable".

El grupo se puso del lado de Samantha y expresó su aprecio y afecto por Miguel. Pronto, quedó claro que anhelaba tal validación.

La voz de Miguel se suavizó y sus ojos se llenaron de lágrimas; luego dijo dos palabras que nunca antes había dicho en el grupo: "Gracias".

El poder de la gratitud para alimentar la felicidad

La gratitud alimenta la felicidad más que cualquier otra actitud. Es un superpoder que rompe muros de negatividad y soledad, construye puentes de conexión y calidez, y convierte a extraños en amigos. La gratitud no discrimina: ricos o pobres, jóvenes o viejos, en pareja o solteros, derrite la actitud defensiva e intercambia frialdad por calidez.

Para Miguel, todo comenzó con un simple momento de decir gracias. Como escribe el defensor budista de la paz Daisaku Ikeda:

"Gracias" es una expresión milagrosa. Nos da energía cuando se lo decimos a los demás y nos alienta cuando nos lo escuchamos decir...Cuando hablamos o escuchamos las palabras de agradecimiento, la armadura cae de nuestros corazones y nos comunicamos profundamente.

Una vez que Miguel comenzó a recibir y expresar aprecio, vivió una vida más plena. Desarrolló relaciones más profundas con los miembros del grupo y, con el tiempo, las quejas se volvieron menos satisfactorias para él. Pronto, estas habilidades se tradujeron en relaciones más positivas e íntimas fuera del grupo. Esto no sucedió de la noche a la mañana: Miguel volvió a su antiguo hábito de perspectiva de vez en cuando. Pero cada vez que lo hacía, el grupo lo confrontaba y lo redirigía. No le permitían quedarse atascado en sus viejas costumbres, y pronto, él tampoco.

Resumen: Cultiva la gratitud y cultivarás una felicidad duradera.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Sean Grover L.C.S.W.

Sean Grover, Trabajador Social Clínico con licencia, es autor y psicoterapeuta que liderea uno de los grupos de terapia más grandes en los Estados Unidos.

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